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Blanquerna se renueva como "un gran lugar de diálogo"

Maragall y Gallardón inauguran el Centro Cultural en Madrid

Jesús Ruiz Mantilla

Un nuevo puente de diálogo y de cultura entre Madrid y Cataluña fue inaugurado ayer en la capital por el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, y el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall. Se trata del Centro Cultural Blanquerna, que llega como "un gran lugar de diálogo", según apuntaron ambos dirigentes, para el encuentro de todas las culturas en un local cercano (Alcalá, 44) al Círculo de Bellas Artes. También ayer, la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza recibió de manos del presidente catalán el Premio Blanquerna.

La exposición Luis Carandell, periodista, es la primera gran cita del centro que abrió ayer sus puertas en Madrid. Tanto Ruiz-Gallardón como Maragall se felicitaron mutuamente por un nuevo espacio que apuesta de manera abierta por ser, según el presidente catalán, "un foro para la ciudad que sirva como nueva sede para una renovada ambición de diálogo". Maragall espera del futuro un periodo de grandes retos, "en el que este centro debe convertirse en la referencia de Cataluña en Madrid, un escenario para explicar las propuestas de Cataluña y para escuchar otras diferentes".

Artistas, escritores, científicos, estudiantes, deben ser los principales protagonistas de la nueva sede de Blanquerna, que ha cambiado su ubicación de la calle de Serrano a un espacioso local situado enfrente del Círculo de Bellas Artes, en el que existe un piso que va a ser utilizado como librería y otro como sala de exposiciones y lugar de encuentro y debates.

Blanquerna toma su nombre de una novela de Ramon Llull. "El espíritu de esa novela y de ese personaje es el espíritu del diálogo en Cataluña. Después del homenaje a Carandell vendrán otros a figuras como Adolfo Marsillach y Manuel Vázquez Montalbán, tres exponentes de la cultura catalana y del diálogo", aseguró Maragall.

Alberto Ruiz-Gallardón esgrimió la relación que cree que debe existir entre los dos lugares que son referencia de tantas cosas en España. Para ello evocó la figura siempre abierta y curiosa de Carandell. "Para Carandell, Madrid prohija a los forasteros dejándoles que sigan siendo lo que eran cuando llegaron. Esa facilidad para practicar su apacible catalanismo la encontró Carandell en Madrid".

La exposición muestra ejemplares de los más de 40 libros -algunos de ellos descatalogados-, fotografías, manuscritos, objetos e imágenes fijas y televisivas de quien fue un periodista abierto al mundo, "que entre otras cosas renovó las crónicas parlamentarias", según Ignasi Riera, comisario de la muestra inaugurada ayer, con la presencia de su viuda, Eloísa.

Ruiz-Gallardón, que conoció a fondo a Carandell, resaltó su faceta de inventor de tertulias. "Era un hombre al que gustaba poner las ideas al sol. Fue un liberal de una pieza, en sí mismo plural, y obedecía a una realidad siempre múltiple en la que cabía la Cataluña de su niñez, además de Madrid, una ciudad que amó y a la que aplicó un sentido del humor y un seny catalán, que le proporcionaba una mirada divertida, excéntrica y amable".

El alcalde de Madrid dijo haber encontrado un rastro de Carandell en los cajones de su propia casa. "Tenía una gran relación con mi padre y he encontrado referencias a él entre los papeles y la correspondencia que guardo de mi padre y que a veces reviso. En esos papeles hay rasgos de ese mundo que Carandell supo describir tan bien y que abarcaba un mundo extenso que iba de Madrid y Cataluña a Japón u Oriente Próximo".

Para todos, este escritor y cronista, amante, como decía él, de saberes inútiles, es una figura que define perfectamente el puente de unión que debe existir entre Cataluña y Madrid. Ignasi Riera lo definió como un hombre viajero, veía España con ojos distantes y, "con una voz enormemente actual", afirmó sobre este hombre nacido en Barcelona en 1929 y, según sus propias palabras, "renacido en Madrid a finales de los años cuarenta".

Santiago de Torres, delegado de la Generalitat en Madrid, se felicitó sobre la apertura del nuevo centro. "Aquí, a la sombra del Círculo de Bellas Artes, deseamos abrirnos a la ciudad y que la ciudad entre en Blanquerna". De Torres prometió una programación ambiciosa para los próximos años: "Dejaremos que pasen por aquí personajes, conferenciantes ilustres, representantes de la Cataluña moderna, innovadora y abierta".

La baronesa Thyssen, ayer tras recibir el Premio Blanquerna que le entregó Pasqual Maragall.
La baronesa Thyssen, ayer tras recibir el Premio Blanquerna que le entregó Pasqual Maragall.CRISTÓBAL MANUEL
Pasqual Maragall, en el centro, bromea con Ruiz-Gallardón y Santiago de Torres, ayer en Blanquerna.
Pasqual Maragall, en el centro, bromea con Ruiz-Gallardón y Santiago de Torres, ayer en Blanquerna.EFE

Premio a Carmen Thyssen

Pasqual Maragall tuvo una agitada agenda cultural ayer en Madrid. Después de inaugurar la nueva sede del Centro Cultural Blanquerna, el presidente catalán se acercó al paseo del Prado para dar el premio del mismo nombre que da título a la novela de Ramon Llull a la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza. "Éste es un premio más que merecido. No olvidamos que la baronesa trajo 150 cuadros a Barcelona, que han sido una gran aportación a la ciudad", aseguró Pasqual Maragall antes de entregar a Carmen Thyssen el galardón, que consiste en una escultura de Rosa Serra, en el Museo Thyssen.

Pero además, según señaló Santiago de Torres, la baronesa ha hecho más méritos para recibir este premio: "Ha adquirido obras de artistas catalanes de finales del XIX y principios del XX y los ha expuesto por todo el mundo".

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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