El 'no' al tratado gana fuerza en la UE
Los sondeos muestran un creciente rechazo a la Constitución en Dinamarca y Luxemburgo
El no a la Constitución europea recibió ayer nuevos refuerzos después de que sondeos realizados en Dinamarca pusieran por primera vez a los detractores del tratado por delante de quienes lo aceptan. Dinamarca tiene previsto votar el 27 de septiembre, pero antes lo deben hacer los luxemburgueses. Los sondeos del Gran Ducado, país europeísta por antonomasia, revelan una vigorización del no, y ayer el primer ministro luxemburgués, el popular Jean-Claude Juncker, se puso como escudo del sí al recordar su promesa de que dimitirá en caso de triunfo negativo. También los checos se inclinan por el no. A la sensación de desconcierto que vive la UE contribuyó ayer Italia con la sorprendente propuesta de celebrar un referéndum sobre el retorno de la lira.
"El euro es para siempre", respondió la Comisión Europea, antes de manifestar: "Es muy importante que todo el mundo se tranquilice".
Cuatro sondeos publicados ayer en Dinamarca colocan por primera vez al no por delante del sí por márgenes de entre tres y nueve puntos. La encuesta recogida por el diario económico Boersen revela que, en un mes, el apoyo al no ha subido más de un 50% al pasar del 26% al 39,5%. El sí se queda ahora en el 30,8% en este sondeo. Otro estudio realizado para la televisión pública TV2 da aún más fuerza al no, con el 42%.
Lo que sí tienen claro los daneses es que quieren pronunciarse sobre el texto constitucional: prácticamente dos de cada tres lo reclaman, según la consulta del diario. Gobierno y oposición daneses acordaron ayer mantener la convocatoria del 27 de septiembre en un país con una vena euroescéptica que en su día le llevó a rechazar el Tratado de Maastricht, antes de aceptarlo con retoques hechos a medida.
En el otro extremo de sentimiento europeísta ha estado históricamente Luxemburgo, donde al sí se le daba un triunfo arrollador. La pasión afirmativa se ha enfriado abruptamente y del holgado 59% de aprobación que suscitaba la idea constitucional hace un mes se ha pasado a un 46% de apoyo, y 32% de repudio, en mayo, con opiniones pulsadas antes de que los franceses dijeran que no.
Fuentes luxemburguesas trataron ayer de quitar hierro a esta evolución negativa y aventuraron que, aún con la inclusión de potenciales indecisos proclives al no, el rechazo constitucional no pasará del 41% en el Gran Ducado en la consulta prevista para el 10 de julio. Las cifras y el ambiente son lo suficientemente desestabilizadores como para que el primer ministro Juncker tuviera que desempolvar su vieja promesa de diciembre de abandonar el cargo si triunfa el no, por considerar que en ese caso no podría representar los intereses nacionales en Europa.
En la República Checa, país de la ampliación cuyo presidente es el único líder europeo que defiende el no y donde no se ha decidido aún si ratificar la Constitución por referéndum o por vía parlamentaria, el no se impone al sí por 33,7% frente a 31,5%. El ministro portugués de Asuntos Exteriores, Diogo Freitas do Amaral, anunció ayer por primera vez la disposición de su Gobierno de renunciar al previsto referéndum de octubre si los líderes europeos deciden suspender el proceso de ratificación.
Juncker cree que se ha roto el sueño europeo y ayer recetó como tratamiento de choque un acuerdo inmediato sobre las perspectivas financieras (presupuestos de la Unión) para el periodo 2007-2013. "Un fracaso sobre las perspectivas financieras convertirá las grandes dificultades europeas en una gran crisis europea", señaló. También reconoció que los referendos en Francia y Holanda han debilitado al euro. Para tranquilizar sobre posibles depreciaciones de la moneda única ante el billete verde dijo: "Yo creo que el euro está sobrevalorado con respecto al dólar".
Contra el euro arremetió el ministro italiano de Asuntos Sociales, Roberto Maroni. "El euro ha demostrado que no está capacitado para hacer frente al enfriamiento de la economía, a la pérdida de competitividad y a la crisis del empleo", declaró al diario La Repubblica. "¿No sería mejor volver, temporalmente, a un sistema de doble moneda?", se preguntaba Maroni sobre una hipotética resurrección de la lira, que volvería a la vida de la mano de "un referéndum consultivo".
Maroni fue desautorizado por Silvio Berlusconi, pero para entonces sus palabras ya habían pasmado en Bruselas. "No sería inteligente", le respondió Amelia Torres, portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión, quien dijo no querer hacer más comentarios para no sumarse a la cacofonía. "El euro es para siempre". Antes se había despachado a gusto: "A veces me pregunto si no sería bueno cerrar temporalmente la sala de prensa... Eso nos evitaría comentar tales elucubraciones". Fue un revelador síntoma de nerviosismo con el aluvión de noticias desagradables para el Ejecutivo comunitario y de opiniones vertidas a diestro y siniestro, que crean sensación de desorientación y caos. Filtraciones al Financial Times de un debate interno en la Comisión indicaban que mientras algún comisario proponía frenar el proceso (Peter Mandelson, británico) otros abogaban por la preparación de un plan alternativo (Joaquín Almunia)
"Es muy importante que todo el mundo se tranquilice", subrayó Françoise Le Bail, portavoz del presidente Barroso, en relación con las sugerencias llegadas de Italia, que vinculó con el proceso de discusión en marcha sobre qué hacer en la UE tras los rechazos de Francia y Holanda. "Barroso ha propuesto que tras el análisis y la reflexión, que llevarán tiempo, se tome una decisión colectiva. Tiempo, reflexión y colectiva son las palabras clave".
Cena en Berlín
El canciller alemán, Gerhard Schröder, cenará esta noche con Jacques Chirac en Berlín en una cumbre que querría haber celebrado con los líderes de los seis países fundadores de la Unión tras el no francés. Sólo al holandés Jan Peter Balkenende le pareció inoportuna la cita, a la vista del no de su país, y el "proyecto a seis" fue cancelado. Fuentes alemanas adelantaron que Schröder secundará la idea expresada por Chirac, en carta dirigida a los restantes líderes europeos, de que "convendrá tomarse el tiempo necesario para analizar bien las consecuencias para la Unión" del voto francés, y del holandés. Ese análisis deberá comenzar formalmente en el Consejo Europeo de los próximos días 16 y 17, donde se discutirá si seguir o no con el proceso de ratificación, cuestionado en diversas capitales, entre ellas Londres. "Es importante que el proceso de ratificación siga", declaró ayer Bela Anda, portavoz de Schröder, para quien es necesario recuperar la ilusión en el proyecto de construcción europea.
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