Francia se compromete a permanecer en el corazón de la construcción europea
Sarkozy acude a Perpiñán y dice que se propone "limpiar Francia de gamberros y delincuentes"
Philippe Douste-Blazy, el flamante ministro de Asuntos Exteriores francés, parece dispuesto a hacer oídos sordos a las dos sonoras y consecutivas negativas cosechadas en Francia y Holanda por el proyecto de Constitución europea. Ayer, en su toma de posesión del cargo, dijo que quería dejar bien clara la "determinación" de Francia para "hacer avanzar la Europa política", y aseguró que el país "tiene que permanecer en el corazón de la construcción de Europa y poder desempeñar en ella un papel preponderante". Catherine Colonna, la nueva responsable de Asuntos Europeos, admitió que "la misión no es sencilla", pues consiste en "restaurar y reconstruir la relación de confianza entre los franceses y Europa".
El grueso de la clase política francesa parece descolocado tras el resultado del referéndum, incapaz de integrar en su comportamiento el haber sido objeto de un rechazo claro y mayoritario. Las declaraciones del presidente luxemburgués, Jean-Claude Junker, dando por descontando de que, en el caso de que el no venciese en su país presentaría la dimisión, no han merecido comentario alguno por parte de Chirac o su entorno, perdedores en 2004 de tres elecciones populares y, ahora, del ya citado referéndum.
Sólo el hábil Nicolas Sarkozy, superministro del Interior, presidente del departamento más rico de Francia -Hauts de Seine- y del partido mayoritario -Unión para un Movimiento Popular (UMP)- se ha apresurado a realizar gestos destinados a su electorado. De visita en Perpiñán para interesarse por los enfrentamientos entre magrebíes y gitanos que han causado dos muertos en la capital de la Cataluña francesa, lanzó: "Estoy aquí para hacer un trabajo y mi trabajo consiste en limpiar Francia de gamberros y delincuentes".
Sarkozy ha prometido la llegada inmediata de 30 policías suplementarios y, sobre todo, se ha comprometido a ocuparse "del problema que representa esa minoría de delincuentes que no comprenden que la sociedad no puede soportar la multirreincidencia". Hablando así, Sarkozy no sólo aborda un asunto que exaspera las poblaciones de los barrios populares -la imposibilidad de sancionar penalmente a los autores de delitos y faltas-, sino que se inmiscuye, ya desde el primer día del nuevo Gobierno, en el área que corresponde al ministro de Justicia. Sarkozy tiene prisa por mostrarse como el auténtico patrón del Gobierno y, en su defecto, como el único político atento a los problemas reales de la población.
La habilidad sarkoziana de conectar con las inquietudes mayoritarias no le impide seguir embarcado en una lucha a muerte contra el entorno del presidente, Jacques Chirac, que no presagia nada bueno para la estabilidad del Gobierno. Ayer, el ex ministro de Educación François Fillon, destituido por sus simpatías por Sarkozy, hizo unas declaraciones explosivas a Le Monde en las que dice: "Cuando se haga el balance de Chirac nadie se acordará de nada. Sólo de mis reformas pues soy el único que ha dirigido nueve reformas legislativas", lanzó el ex ministro, quien además hizo una abierta declaración de guerra contra Chirac y los suyos: "Echándome del Gobierno acaban de convertirme antes de hora en director de campaña de Nicolas Sarkozy". Otro ministro marginado por sarkozysmo, el ex titular de la cartera de Industria Patrick Davedjian fue apenas más discreto en su amenaza: "A partir de ahora dispongo del ministerio de la palabra. Cuando se está en el Gobierno hay cosas que no pueden decirse, pero ahora acabo de reencontrarme con la libertad de expresión. ¡Viva la libertad!".
Reunión socialista
Para hoy sábado está prevista también una reunión de la dirección del Partido Socialista. Visto que los simpatizantes socialistas, en su mayoría, se inclinaron por el no en contra de la tesis defendida por su dirección, la reunión puede degenerar en un ajuste de cuentas. El primer secretario, François Hollande, aparece muy debilitado y el vencedor relativo del pasado domingo, Laurent Fabius, defensor del no, querrá aprovechar el momento para hacerse con el control del aparato, que se le antoja muy difícil, para comenzar a asegurarse que nadie pueda hacerle sombra en la carrera presidencial de 2007.
De momento, los próximos a Hollande reclaman una "dirección unitaria y coherente"; es decir, sin Fabius y los suyos, sin el no ganador en las urnas. El referéndum, a corto o a medio plazo, pasará factura a todos.
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