Jorge Semprún reivindica con pasión un "lenguaje más que nunca europeo"
El escritor y ex ministro recibe el Premio Diálogo de la Amistad Hispano-Francesa
"Soy tan bilingüe y tan francoespañol que cuando termino un libro y tiro todas las notas -las tiro para evitar que algún día un heredero abusón tenga la tentación de publicarlas en forma de libro, es una auténtica obsesión- me doy cuenta, con asombro y espanto, que paso de un idioma a otro de manera automática. Acabo un párrafo en francés y continúo en español, sin darme cuenta. Es muy divertido, y preocupante, porque ser esquizofrénico y darse cuenta de ello es preocupante", afirmó ayer el escritor y ex ministro de Cultura Jorge Semprún, poco antes de recibir el Premio Diálogo de la Amistad Hispano-Francesa en su segunda edición.
"Soy español en París y francés en Madrid. Thomas Mann, cuando tuvo que exiliarse por culpa del nazismo, dijo que la patria de un escritor es la lengua. Yo prefiero el término lenguaje antes que lengua. En alemán son la misma palabra. Y nuestro lenguaje, ahora más que nunca, debe ser europeo".
"Europa es una unidad de diversidades hecha por el contagio de la democracia"
"Me alegra recibir este premio. Creo que es un buen momento. Con la arrogancia de los escritores, diré que lo merezco por partida doble, porque yo soy doble. Mi parte española es amiga de mi parte francesa y mi parte francesa es amiga de la española".
El escritor recibió el premio de manos del vicepresidente y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, durante una cena en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid que se celebró en la noche de ayer y a la que asistieron numerosas personalidades de la política, de la empresa, de la cultura y de los medios de comunicación. Por la mañana se reunió con el embajador de Francia en España, Claude Blanchemaison; con el director general de la Asociación Diálogo de Amistad Hispano-Francesa, Bernard Soulier; con miembros de la mencionada entidad, y con un grupo de periodistas españoles y franceses.
"Querido Jorge Semprún, quiero transmitirle, en nombre de la Embajada de Francia en España, el respeto, el cariño y la profunda amistad que le tienen los franceses", afirmó el embajador. "He querido participar activamente en este homenaje que le rinde Diálogo en su calidad de hombre excepcional a usted que constituye una hermosa lección de escritura y de vida [...]. Su voz también nos recuerda que la memoria de la relación entre Francia y España es un valioso patrimonio".
"A pesar de las vicisitudes de la actualidad internacional, de pequeños conflictos de intereses o de divergencias personales que hayan podido aparecer, las relaciones entre los pueblos español y francés, son hoy mucho mejores que cuando se fundó Diálogo", dijo Soulier.
Las "vicisitudes internacionales" se convirtieron, en la residencia del embajador, en un vivo debate sobre el "no" de los franceses a la Constitución europea.
Jorge Semprún (Madrid, 1923) no ocultó que le ha entristecido ni tampoco el que su confianza en el futuro de Europa sigue intacta. Casi a la misma hora en que él hablaba en la residencia del embajador, en París era nombrado primer ministro su amigo Dominique de Villepin, hasta ahora ministro del Interior, con el que ha escrito un libro a cuatro manos: L'homme européen. "Sólo le dedicamos un capítulo al tema del sí o del no. Quisimos hablar, sobre todo, de lo que es, a nuestro juicio, Europa: una unidad de diversidades, que no se ha hecho por la fuerza militar, sino por el contagio de la democracia".
Semprún se enfureció con el comentario aparecido en Le Monde Diplomatique sobre que los españoles habían votado sí a la Constitución europea porque no se les había explicado bien el texto; en cambio, los franceses, que lo conocían muy bien, habían dicho no. "No nos hace falta para nada que venga alguien a explicarnos que somos muy tontos. La posición de España es clara y positiva y no ya sólo por aquello que decía Ortega de que España es el problema y Europa la solución. Europa, para nosotros los españoles, significa democracia, progreso y consolidación económica".
A pesar del no francés, "el proceso europeo no se va a detener, no se puede detener", según Semprún. ¿Por qué Francia ha votado no?, le preguntaron. "Por varias razones muy profundas. Francia es un país muy democrático. No ha sido un no heteregóneo que pueda constituir una alternativa de poder. El no va de la extrema derecha a los comunistas. Buena parte de la culpa la tiene la clase política francesa. Existe en Francia una desconfianza hacia Europa".
"El posible futuro ingreso de Turquía ha contaminado un poco el debate, cuando ni siquiera debería haber estado en el orden del día. Pueden pasar cinco, siete o 10 años... Es cierto que Turquía tiene deseo de Europa, pero antes tiene que solucionar una serie de cosas, como reconocer y asumir el genocidio armenio. Si analizamos las cosas a fondo, es muy posible que haya más víctimas de la violencia doméstica en España que en Turquía. En mi opinión, su ingreso sería un acicate para la construcción europea".
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