Schröder someterá sus reformas a las urnas
El canciller alemán pedirá la confianza del Parlamento el 1 de julio para forzar el adelanto electoral
El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) tiene cuatro meses para levantar cabeza, después de que la derrota histórica en Renania del Norte-Westfalia forzara al canciller alemán, Gerhard Schröder, a plantear la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo otoño. Schröder pedirá la confianza al Parlamento Federal el 1 de julio y, de ser rechazada -la coalición rojiverde, que domina la Cámara baja, se abstendría-, corresponderá al presidente de la República decidir sobre la disolución de la Cámara. Los comicios se celebrarían, a más tardar, a mediados de septiembre. El SPD confirmó ayer que Schröder será el candidato del partido y que no piensan renunciar a su programa de reformas.
El Gobierno descartó que se vayan a producir cambios en el Gabinete para buscar una salida a la crisis. "Lo que el canciller y yo proponemos no es un camino fácil, pero estoy convencido de que es el correcto", sentenció ayer el presidente del SPD, Franz Müntefering.
El ministro de Exteriores, el verde Joschka Fischer, también adelantó que él dirigirá la campaña de Los Verdes con todas sus fuerzas para tratar de lograr un tercer mandato para la coalición rojiverde. Fischer, todavía tocado por el escándalo de los visados concedidos masivamente a ciudadanos de países del este de Europa, sostuvo, sin embargo, que ha recibido toda la confianza de su formación, en horas bajas, tras obtener un pobre resultado (6,2%) el domingo en Düsseldorf, que le llevó a perder el último Estado en el que gobernaba.
Contra todo pronóstico, tras el batacazo electoral -los resultados todavía provisionales otorgan un 37,1% de los votos al SPD, el más bajo desde 1954-, Schröder no tiene previsto ni remodelar su Gabinete ni hacer concesiones al ala izquierda del partido, que ayer mismo pidió seguir la vía de las críticas al capitalismo como estrategia electoral. "Necesitamos un tema cuyo contenido marque una verdadera diferencia con la oposición. Desde mi punto de vista, debe consistir en dar continuidad a las críticas al capitalismo", declaró a la cadena de televisión ZDF Michael Müller, vicepresidente del grupo parlamentario socialdemócrata. Fue el propio presidente de la formación, Franz Müntefering -quien antes de los comicios en Renania-Westfalia lanzó a la arena política duras críticas contra el capitalismo y los empresarios-, quien zanjó las especulaciones de un posible viraje a la izquierda de su formación, dándoles la espalda a los más críticos. Müntefering advirtió ayer de que las reformas del mercado contenidas en la llamada Agenda 2010 seguirán adelante tal y como se concibieron.
El portavoz del Gobierno, Bela Anda, aseguró que "no habrá cambios en el Gabinete", después de que la prensa alemana llevara semanas especulando sobre posibles cambios de carteras si el SPD perdía Renania-Westfalia. El sector crítico del SPD pedía la salida del superministro de Economía y Trabajo, Wolfgang Clement, cabeza visible de las reformas. Demandas que quedaron ayer también frustradas tras la arriesgada decisión de Schröder de ofrecer más de lo mismo a unos electores que hasta el momento no han sido capaces de digerir los cambios que propone el canciller.
El adelanto electoral resultó una sorpresa para parte de la clase política alemana, en un país donde las elecciones anticipadas se consideran una medida extraordinaria. La última vez que sucedió algo parecido fue en 1982, cuando el canciller Helmut Kohl pidió un voto de confianza, en el que sus partidarios se abstuvieron. Varios diputados impugnaron la maniobra ante el Tribunal Constitucional, que finalmente aceptó las aspiraciones del ex canciller.
Tras la derrota electoral del domingo en el Estado más poblado de Alemania, y con los sondeos en su contra (sólo un 28% votaría hoy al canciller frente al 46% que apoyaría a la oposición conservadora), Schröder ha apostado por adoptar medidas drásticas para tratar de recuperar la confianza del electorado, decepcionado por la crisis económica que atraviesa el país y los escasos resultados que por el momento han dado los planes de reformas económicas y del mercado de trabajo, la Agenda 2010. El desempleo alcanzó en enero la cifra histórica de cinco millones (a los que hay que añadir en torno a un millón de desocupados inscritos en planes de formación) y las perspectivas de crecimiento económico para este año no superan el 1%. Los comicios regionales del último año y medio han supuesto una sangría de votos para los socialdemócratas y han dado la vuelta al mapa político alemán.
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