De nuevo, la sequía
El pasado invierno ha sido en España el más seco que se recuerda en los últimos 60 años. Los efectos ya se han empezado a notar en la agricultura. Muchas de las cosechas se dan prácticamente por arruinadas o en el mejor de los casos resultarán muy dañadas. Los embalses están por debajo de la media del último decenio y no se descartan restricciones en el consumo urbano de agua en algunas zonas como ya sucedió en los noventa. En resumen, la vieja y recurrente amenaza de la sequía está de nuevo con nosotros.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, ha reconocido en lenguaje político y tratando de evitar alarma social que la situación es "muy severa" y que su departamento está estudiando medidas concretas para afrontar el problema e impulsando obras de emergencia. Narbona ha apelado a la ciudadanía para que haga un uso responsable del agua. Las palabras de la ministra tal vez no sirvan del todo para calmar la desolación y angustia que viven los agricultores, principalmente en el oeste de Andalucía, sur de Cataluña, Aragón, Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia.
Las cosechas de herbáceos (un millón de hectáreas) y de remolacha (25.000 hectáreas) se dan ya por perdidas y en zonas de Jaén y Granada se están teniendo que arrancar vetustos olivares que han muerto por la falta del líquido elemento. Afecta también al ganado ante la pobreza de pastizales. En el caso catalán, por ejemplo, los productores de cereal solicitarán a Bruselas que anticipe el pago de las ayudas para así poder contrarrestar un año negro. Los daños tanto para la agricultura como para la ganadería se estiman en 1.700 millones de euros en todo el territorio nacional, según la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja). Algo tendrá que pensar el Gobierno para ayudar al campo en una situación de emergencia como ésta.
Las previsiones meteorológicas anuncian lluvias. Pero de todos modos no se prevén lo suficientemente abundantes como para corregir el déficit. Los embalses están al 59,7% de su capacidad. El año pasado por estas fechas estaban al 75%. España es un país cuya geografía le hace ser mucho más dependiente que los de su entorno del valor del agua en cuanto a bien preciado y limitado. Tanto las autoridades como los ciudadanos tienen que ser conscientes de ello. La reforma del Plan Hidrológico Nacional, con el carpetazo al trasvase del Ebro, y el Plan del Agua del Gobierno socialista pueden ser insuficientes si no se ven acompañados de mayores reformas de los recursos hídricos y de normas mucho más estrictas en el consumo doméstico de agua.
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