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RELACIONES ESTADO-IGLESIA CATÓLICA

El Papa ataca el "laicismo" del Gobierno que "ignora y cercena" la libertad religiosa

Juan Pablo II pide más "acción pastoral" en defensa de la enseñanza de religión

Enric González

Juan Pablo II formuló ayer una severa crítica a la política del Gobierno socialista, cuyo laicismo, dijo, conduce a "un desprecio o ignorancia de lo religioso" y a "cercenar la libertad religiosa". El Papa recibió en audiencia a obispos españoles, encabezados por el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco, y les reclamó que se movilicen en defensa de la enseñanza religiosa, del matrimonio, de la familia y del "respeto a la vida en todas sus etapas". También invocó los acuerdos de 1979 para exigir al Gobierno que garantice la asignatura de religión "con una valoración académica acorde a su importancia".

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Entre enero y marzo, todos los obispos españoles viajarán a Roma para cumplir la visita ad límina, que les exige acudir a la Santa Sede al menos una vez cada cinco años con el fin de peregrinar a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, conocer el funcionamiento de la curia vaticana y entrevistarse con el Papa. Ayer coincidieron los dos primeros grupos y Juan Pablo II les recordó que en España habían "cambiado muchas cosas en el ámbito social, económico y también religioso, dando paso a veces a la indiferencia religiosa y a un cierto relativismo moral".

Tras la audiencia, el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, y los obispos de Jaca, Jesús Sanz, y de Tarazona, Demetrio Fernández, se reunieron con un grupo de periodistas para señalar que Juan Pablo II había abordado "cuestiones fundamentales" como "el problema del relativismo moral y la libertad de enseñanza". "Nos ha dicho que salgamos a la calle, que nos expresemos, sin que ello quiera decir que nos aconseje convocar manifestaciones", precisó Cañizares, quien, sin embargo, recordó que se habían recogido más de tres millones de firmas a favor de la enseñanza de la religión. "El Gobierno, desde que anuló la anterior ley (del Ejecutivo del PP), no ha hecho todavía nada y seguimos esperando. Sólo exigimos los derechos que nos garantizan la Constitución, el Concordato y diversos tratados internacionales", declaró.

En su discurso a los obispos, el Papa subrayó que "los poderes públicos tienen el deber de garantizar ese derecho de los padres (la enseñanza religiosa) y asegurar las condiciones reales para su efectivo ejercicio, como está recogido en los acuerdos entre España y la Santa Sede de 1979, en vigor".

Karol Wojtila proclamó también que España es "un país de profunda raigambre cristiana". Esas raíces "no pueden arrancarse, sino que han de seguir nutriendo el crecimiento armónico de la sociedad", dijo. Constató, sin embargo, que "en el ámbito social se va difundiendo una mentalidad inspirada en el laicismo, ideología que lleva gradualmente, de forma más o menos consciente, a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su expresión pública. Esto no forma parte de la tradición española más noble, pues la impronta que la fe católica ha dejado en la vida de los españoles es muy profunda para que se ceda a la tentación de silenciarla. No se puede cercenar la libertad religiosa sin privar al hombre de algo fundamental".

Estaban creciendo, afirmó el pontífice, "nuevas generaciones de españoles influenciadas por el indiferentismo religioso y la ignorancia de la tradición cristiana con su rico patrimonio espiritual, y expuestas a la tentación de un permisivismo moral". "El Papa ha dicho que es preocupante la situación en España porque es el país más permisivo de Europa", apostilló después Cañizares.

Juan Pablo II hizo referencia también a la "preocupación por la vitalidad de la Iglesia en España" y al "testimonio de unidad". "La diversidad de pueblos, con sus culturas y tradiciones, lejos de amenazar esta unidad, ha de enriquecerla desde su fe común. Y vosotros tenéis que esforzaros en conservar la unidad del espíritu con el vínculo de la paz", agregó. Los obispos precisaron que el pasaje no se refería a cuestiones autonómicas o estatutarias, sino eclesiales. "Aquí no se ha hablado del plan Ibarretxe ni nada de eso", explicó el arzobispo de Toledo.

El pontífice citó su carta de diciembre al arzobispo de Santiago de Compostela para reiterar su invitación "a los fieles españoles a buscar (...) la fuerza para vencer los obstáculos y afrontar las dificultades del presente" al defender "el respeto efectivo a la vida, en todas sus etapas, la educación religiosa de los hijos, la protección del matrimonio y de la familia... Se debe incrementar, pues, una acción pastoral...".

La reacciones

"La Iglesia debería callarse un poco más y dejar que seamos los seglares católicos los que hablemos. En un país democrático los que deciden son los ciudadanos, sean católicos o no", declaró poco después el teólogo Enrique Miret Magdalena a Servimedia.

El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, aludió a las presiones episcopales, durante una conferencia en el Club Siglo XXI, de Madrid. "No se puede exigir que las normas jurídicas, que a todos obligan, vengan dictadas por principios religiosos que sólo vinculan a quienes los profesan. Si es preciso que el Estado tenga en cuenta las creencias religiosas de la sociedad y coopera con su representación institucional, también lo es que todos entiendan y acepten lo que dice el Código Civil".

El papa Juan Pablo II con algunos de los cardenales y obispos de la Conferencia Episcopal Española que ayer realizaron una visita <i>ad limina apostolorum</i> en el Vaticano.
El papa Juan Pablo II con algunos de los cardenales y obispos de la Conferencia Episcopal Española que ayer realizaron una visita ad limina apostolorum en el Vaticano.REUTERS

"Yo hablaba más que el Papa, pero él dirigía"

"He encontrado al Papa muy lúcido, físicamente limitado pero con ideas agudas y certeras", comentó ayer Demetrio Fernández, recién ordenado obispo de Tarazona, una de las diócesis de la provincia eclesiástica de Zaragoza. "El Papa está vivo y no se encuentra tan mal como yo suponía y como dice la prensa", dijo el prelado, que vive su primera visita ad limina.

Demetrio Fernández, que hizo su tesis doctoral en Teología precisamente sobre el pensamiento de Karol Wojtila, explicó que su encuentro privado se desarrolló sin testigos y duró unos 20 minutos. "Empezamos hablando en español, pero me pareció que a él le resultaba más fácil en italiano y pasamos a ese idioma", dijo. Fernández, con curiosidad de experto, quiso averiguar si una determinada frase de Gaudium et spes, la encíclica de Pablo VI, había sido introducida por sugerencia del entonces obispo de Cracovia. Wojtila le respondió con ironía: "Sí, esa frase figura en Gaudium et spes".

"Yo hablaba más que él, pero él dirigía la conversación y aunque a veces le costaba pronunciar las palabras, planteaba en cada momento la cuestión apropiada", siguió el obispo de Tarazona. Una de las preguntas que le planteó el Papa fue la de cuántos seminaristas tenía en su diócesis. "He tenido que responderle la verdad, que sólo hay uno", comentó Fernández.

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