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Reportaje:RELACIONES ESTADO-IGLESIA CATÓLICA

El pueblo que habita en tinieblas

Los obispos creen que España vive una "apostasía silenciosa" y que el Gobierno se propone "derribar" a la Iglesia católica

El diagnóstico del Papa sobre la salud del catolicismo español coincide con los pronósticos que la Conferencia Episcopal Española (CEE) viene enunciando desde el regreso del PSOE al poder, hace menos de un año. La jerarquía católica cree vivir desde entonces en un ambiente de "fundamentalismo laico" y sometida a continuas "agresiones del Gobierno". "Nos acosan por todas partes", dijo el pasado 12 de noviembre el vicepresidente de la CEE, Fernando Sebastián. "Nos derriban, pero no nos rematan", remachó el arzobispo de Santiago, Julián Barrio.

La tesis del cardenal Rouco, en quien el Papa polaco tiene puestas todas sus complacencias, es aún más sombría. La reiteró el sábado pasado, antes de viajar a Roma, en la apertura del III Sínodo de la Iglesia madrileña. Previa alusión al "pueblo que habitaba en tinieblas" -la tierra de Zabulón y de Neftalí citada por el profeta Isaías-, Rouco dibujó la historia de un país desolado que los reyes descendientes de David eran incapaces de mantener unido porque las soluciones para detener la catástrofe olvidaban la ley de Dios. "El final no pudo ser más catastrófico", sostuvo Rouco.

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El presidente de la CEE, refiriéndose ya a España, dijo: "En las raíces de nuestra patria, en la cuna de nuestras familias, se ha sembrado la semilla de la fe cristiana desde el principio de nuestra historia común. Sin embargo, poderosas corrientes de pensamiento e influyentes centros del poder económico, cultural y político se han propuesto prescindir de toda referencia y atención a la voluntad de Dios a la hora de trazar los marcos sociales y jurídicos de la vida. Es tan vasta e intensa esta convicción que ha logrado obnubilar la conciencia colectiva. Ni siquiera la terrible experiencia del terrorismo nos hace despertar. Se peca masivamente; con osadía, unas veces, y, otras, con displicente ligereza. La apostasía silenciosa comienza a ser realidad entre nosotros".

Los obispos achacan al Gobierno intenciones anticatólicas en estos asuntos, entre otros:

- Financiación. El impuesto religioso a través del IRPF debe ser revisado este año, después de 18 años de prórroga. Apenas un 33% de los declarantes destina a la Iglesia católica el porcentaje pactado. El Gobierno mantiene en los presupuestos de 2005 las cantidades fijadas por los Ejecutivos del PP -más el incremento de la inflación anual-, para compensar el crónico déficit de financiación de los católicos a su iglesia, pero los obispos recelan de sus intenciones. La negociación empezará pronto.

- Enseñanza religiosa. La discrepancia se centra en el valor curricular de la asignatura y de su alternativa, no sobre quién paga a esos docentes -el Estado-, seleccionados por los obispos cada año. Algunos prelados acusan al Gobierno de preparar la supresión de esa enseñanza, lo que ha provocado el enfado del PSOE, que les acusa de mentir.

- Aborto, divorcio y bodas gays. Los obispos están en campaña contra algunas de las reformas anunciadas por el Ejecutivo socialista, que consideran "subversivas": ampliación de las leyes del divorcio y del aborto, legalización del matrimonio gay, campañas para extender el uso del preservativo, la píldora del día siguiente... También acusan al Gobierno de pretender la pronta legalización de la eutanasia, asunto negado por el PSOE.

El Papa y el cardenal Antonio María Rouco Varela en la sala <b>Clementin</b>a del Vaticano.
El Papa y el cardenal Antonio María Rouco Varela en la sala Clementina del Vaticano.ASSOCIATED PRESS

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