Bush da las gracias al Ejército de EE UU y le pide que esté listo para continuar la guerra
Condoleezza Rice reconoce en el Senado que se tomaron "malas decisiones" en Irak
George W. Bush aprovechará hoy su mensaje de toma de posesión para justificar los agitados primeros cuatro años en la Casa Blanca y para trazar su visión del segundo mandato que comienza. El hombre que fue elegido presidente de guerra anticipó el homenaje a las Fuerzas Armadas en un acto celebrado el martes por la noche, con la asistencia de 7.000 militares y sus familias: "Gracias por nuestra libertad a los que la hacen posible", dijo Bush, que advirtió a los soldados: "Los que lleváis uniforme habéis dado mucho, y mucho más se pedirá de vosotros en los próximos meses y años".
¿Qué significa esto, cuando hay 150.000 soldados desplegados en Irak y cuando una de las preocupaciones de la sociedad estadounidense es saber cuándo empezarán a volver? El presidente lo explicó así: "En Afganistán y en Irak, la libertad que se ha ganado con grandes costes debe ahora asegurarse. Aún nos enfrentamos a enemigos terroristas que quieren hacernos daño y que tratan de conseguir armas que les permitan matar a una escala sin precedentes. Hay que frenarles y vosotros sois los que vais a frenarles", dijo entre los aplausos de los uniformados.
La Casa Blanca ha sido criticada por el exceso de celebraciones y bailes cuando hay soldados que mueren en Irak -hasta ahora, 1.375 muertos y 10.372 heridos-, y el homenaje a las Fuerzas Armadas se ha convertido en uno de los ejes principales de la toma de posesión.
El presidente, que hace cuatro años predijo que iba a ser un elemento de unión y no de división, "hará un discurso sobre los grandes desafíos que tenemos y las oportunidades que representan de trabajar juntos para conseguir grandes cosas para este país y para el mundo", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan. Después de la jura sobre la Biblia, Bush hablará entre quince y veinte minutos -depende del tiempo, que se anuncia muy frío y con posible nieve- sobre la defensa de la libertad en el mundo y la lucha contra el terrorismo y sobre las reformas de las pensiones y de la fiscalidad que trata de sacar adelante en EE UU.
Bush, que quiere, como todos los reelegidos, intentar pasar a la historia, está a la ofensiva en el lanzamiento de sus proyectos, en los que observadores políticos como Thomas Mann, de la Brookings Institution, ven una estrategia de reformas "para debilitar los vínculos entre la sociedad y el Partido Demócrata y reforzar los del Partido Republicano, sentando así las bases políticas de una mayoría republicana duradera". En un acto privado con el partido el martes por la noche, Bush dijo a sus seguidores: "No me habéis elegido para hacer cosas pequeñas. Tengo otros cuatro años, y voy a utilizarlos".
Un país dividido
No todos los norteamericanos comparten estos planes. Según un sondeo de Gallup, sólo el 46% está satisfecho de cómo van las cosas (frente al 56% de hace cuatro años). El índice de aprobación de Bush está en un 51%, el porcentaje más bajo de las últimas décadas en la reelección de un presidente. El optimismo sobre el futuro alcanza al 53%. ¿Bush une? El 49% cree que sí. ¿Bush separa? El 49% cree que sí. Más claro, imposible.
Mucho más favorable fue el porcentaje que obtuvo Condoleezza Rice en el Comité de Exteriores del Senado, que ayer concluyó su examen de la futura secretaria de Estado. Por 16 votos contra 2, los senadores dieron vía libre, como hoy hará el pleno. En su segunda jornada, y ante la presión demócrata para admitir los errores en Irak, Rice reconoció -lo cual no es frecuente en esta Administración- que "ha habido algunas decisiones malas", pero añadió que Sadam Husein era un dictador que se negó a aclarar qué había ocurrido con sus armas y que era "imposible cambiar la naturaleza de la amenaza de terror en Oriente Próximo con él dirigiendo Irak".
El demócrata Joseph Biden -que votó a favor "con alguna frustración y reserva"- le sugirió que informe a Bush de que en Irak "las cosas no van tan bien". Reconocer los errores, añadió, "no es un signo de debilidad". Bárbara Boxer -uno de los dos votos negativos; el otro fue de John Kerry- acusó a Rice de no contar todo lo que pasa en Irak y dijo que los muertos son "resultado directo" de "la rigidez y equivocaciones" del Gobierno.
El senador republicano Lincoln Chafee pidió a Rice que se busquen vías de reconciliación con Irán, como Nixon hizo con China, a lo que ella respondió: "Es difícil encontrar espacios comunes con un Gobierno que cree que habría que eliminar a Israel, que apoya a grupos terroristas y que sabotea los esfuerzos de EE UU para que haya paz en Oriente Próximo".
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