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EMPRESA | Viña Alcón

Isla de vid en el océano de olivos

Una bodega de Pozo Alcón explota una alternativa al cultivo de aceituna

Ginés Donaire

No deja de sorprender que en una provincia presidida por el monocultivo oleícola, con más de 50 millones de olivos, se produzcan unos vinos de gran calidad. Así es en Bailén, en Torreperogil y, lo que es más sorprendente aún, en Pozo Alcón, en la zona más oriental del parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas. En realidad, la tradición vinícola no es nueva en la provincia de Jaén, lo que ocurre es que este sector empieza ahora a emerger como una excelente oportunidad para la diversificación económica de la economía jiennense.

"Los propios vecinos desconocen la calidad del vino de esta comarca e ignoran que la vid es un cultivo más rentable que el olivar porque todos los años hay uvas garantizadas", asegura Manuel Moreno, dueño de Viña Alcón y principal artífice de que en su pueblo, Pozo Alcón, se produzcan unos caldos cuya calidad y frescura se explica por el entorno donde se produce su crianza, sobre una altitud cercana a los 1.000 metros y unas condiciones climáticas muy favorables.

Datos de interés

Dirección

Carretera de Jaén, s/n Pozo Alcón (Jaén)

Empleados

Dos fijos y 20 en la campaña de recolección

Facturación

500.000 euros

Producción

80.000 litros al año

"La vid es más rentable que el olivar porque todos los años hay uvas garantizadas"

Pozo Alcón, una localidad de algo más de 5.000 habitantes ubicada muy cerca de la sierra granadina de Baza, siempre ha tenido tierras dedicadas al cultivo de la vid, y muchos poceños convertían las uvas en mostos en los lagares de sus casas. Consciente de esa tradición, Manuel Moreno alentó a la creación de una cooperativa cuando ocupó la alcaldía de Pozo Alcón, en la década pasada. La cooperativa implicó inicialmente a una treintena de socios, pero el proyecto no llegó a cuajar por los recelos de muchos de ellos y su poca predisposición al riesgo empresarial. Eso no impidió que Moreno retomase el proyecto al dejar la alcaldía, ya de modo particular, e invirtiera 30 millones de las antiguas pesetas para hacerse con las acciones de los antiguos cooperativistas. Y así fue como nació Viña Alcón, que contó con el asesoramiento del enólogo sevillano Santiago Alonso.

El objetivo era comercializar el vino de manera industrial, dejando atrás la tradición artesanal que había hasta entonces. Y es que en el término de Pozo Alcón hay unas 230.000 cepas de vid, un potencial que animó a Moreno a embarcarse en el negocio de los vinos con las 45.000 cepas de su propiedad. Varios años después, Viña Alcón produce entre 80.000 y 100.000 litros por campaña y tiene una gran penetración comercial en Jaén, Baleares (en Ibiza tiene un centro de distribución), Canarias, y en Alemania y Francia, países donde Moreno aprovecha para vender también aceite de oliva de Jaén desde la sociedad que él mismo dirige, Comercial Agrícola La Peña SL, bajo la que se integra la antigua cooperativa Viña Alcón.

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Sobre la base de modernos sistemas de plantación, Viña Alcón comercializa tres variedades de caldos: Tempranillo roble, rosado y blanco macabeo. Según Manuel Moreno, el Tempranillo "es un vino joven, afrutado, un vino muy elegante de tonos rosas, amplio de aroma y con sabor aterciopelado". Moreno tiene claro que estos vinos "no le tienen ninguna envidia a los de La Rioja" y, sobre todo, anima a sus paisanos a implicarse en un proyecto "mucho más seguro que el olivar".

El enólogo Santiago Alonso, de la Universidad de Sevilla, cree que los vinos de Viña Alcón son de los mejores de Andalucía por su peculiaridad y su curación en barricas de roble durante un año. Sus productores destacan la relación de estos caldos con la gastronomía de la comarca, siendo aconsejable su degustación con carnes de caza, embutidos de monte y queso de cabra.

Manuel Moreno resalta también que la vid es un cultivo de gran impacto social en una comarca que presenta unos altos índices de paro. "Su recolección se produce en septiembre, una época donde apenas hay trabajo en la comarca", señala Moreno, tras destacar que su empresa da trabajo estable a dos personas (su hija Rocío está ahora al frente del negocio) y a una veintena durante la recolección.

A partir de los vinos producidos en Pozo Alcón nació la marca Viña Cazorla, de la mano de Manuel Almagro, otro empresario que apostó por la vid en tierra de olivareros. Viña Cazorla, que intentaba explotar el nombre del parque natural más grande de España, produjo 150.000 litros en su última campaña, una cantidad modesta que encontró mercados en varias provincias andaluzas y la zona del Levante, y de la que un pequeño porcentaje se exportó a Alemania.

Su principal carta de presentación fue Gran Nava, un vino hecho de uva tempranillo madurada en roble. Entre sus proyectos se encontraba la consecución del distintivo Vino de la Tierra, un escalón por debajo de la denominación de origen. Pero la autoexigencia que se impone Almagro le ha llevado este año a paralizar la producción. "Hasta que no volvamos a obtener la calidad deseada no volveremos a comercializar la marca", apunta, tras admitir que muchos clientes desconfiaban de que el vino se produjera en la comarca de Cazorla. "Pensaban que era de La Mancha y lo vendíamos aquí".

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