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Intensa ovación de los empresarios de Chile al informe sobre la tortura

La prensa pide perdón por haber creído la versión de la dictadura

El ministro de Hacienda de Chile, Nicolás Eyzaguirre, sorprendió y emocionó a más de 1.500 empresarios al referirse a la tortura durante el mayor encuentro anual de las empresas. Por primera vez, el tema de los derechos humanos llegó al mundo empresarial, que años atrás aplaudía a la dictadura y sus reformas económicas, ignorando las consecuencias sociales de éstas y, más todavía, a las víctimas de la represión.

Improvisando, Eyzaguirre explicó que en los últimos días ha estado "más sombrío", porque debió ayudar al presidente Ricardo Lagos en las reparaciones a los 30.000 torturados en la dictadura. Con el auditorio en silencio total, prosiguió: "Yo les quiero decir que abracé exactamente las mismas causas y desarrollé las mismas acciones que a unos pocos amigos míos les significaron la muerte, a quienes tuve que llorar y enterrar, y que a muchos amigos les significaron la tortura. Sólo el azar me salvó de correr la misma suerte y gracias a eso pude estudiar y salvar mi vida".

Recordó a los asistentes, dueños y ejecutivos de empresas que representan más del 70% del producto interior bruto, que la desigualdad -característica de la economía chilena- es el origen de la violencia política, y pidió construir un país solidario, respetuoso de los derechos humanos. "Para que las nuevas generaciones no deban presenciar el horror que nosotros tuvimos que vivir", dijo. Una ovación de cuatro minutos selló estas palabras del ministro, que apenas contuvo las lágrimas. Después dijo que en las escuelas de economía no enseñan a calcular compensaciones para las víctimas de la tortura.

El informe sobre la prisión y tortura ha provocado una revulsión profunda en la sociedad. La primera reacción ha sido la demanda de justicia. Abogados de derechos humanos, en representación de 20 víctimas, presentaron ayer una querella por asociación ilícita y torturas contra el ex dictador Augusto Pinochet y quien fuera su ministro del Interior y hoy senador de derecha, Sergio Fernández. Un grupo de diputados oficialistas pidió al Supremo investigar las torturas.

También ha habido catarsis en la prensa. El conservador canal 13 de televisión, de la Universidad Católica, hizo un mea culpa propio porque creyó en las versiones oficiales de la dictadura. Recordó una nota de un reportero que poco después del golpe sostuvo que en el Estadio Nacional los prisioneros políticos del régimen "no la pasaban mal", formaban orquestas y recibían atención médica. La polémica culminó con el despido del editor que dirigió el mea culpa.

Una conocida ex periodista del principal diario, El Mercurio, María Angélica de Luigi, se calificó a sí misma, en una carta que publicó en la revista The Clinic, de "perra, güevona", y pidió perdón por no haber tratado temas de derechos humanos. Preguntó: "¿Alguien planteó en alguna pauta en El Mercurio que había que hacer un reportaje de los cuarteles de la DINA [policía secreta del régimen]? Yo tampoco". Ella, confiesa, trata de hacer una vida normal, "mientras a otras chilenas les rompían la vagina con animales, botellas, electricidad y mataban a sus hijos y padres". Una encuesta arrojó ayer que el 76% cree que las autoridades civiles de la dictadura sabían de la tortura sistemática y el 84% cree que deberían pedir perdón.

Ricardo Lagos (izquierda), junto al embajador español en Chile, Juan Alfonso Ortiz, el miércoles en Santiago
Ricardo Lagos (izquierda), junto al embajador español en Chile, Juan Alfonso Ortiz, el miércoles en SantiagoEFE

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