De motor de la comarca a bocado especulativo

Nadie quería hacerse cargo del monumento. Este edificio que fue puntal de los jesuitas y centro docente muy importante hasta que en 1977 se trasladó la sede de la Universidad Pontificia a Madrid estaba hasta hace nada en una situación vergonzosa, dejado de la mano de Dios y de las autoridades. Lo construyó el arquitecto Doménech, impulsado por el marqués de Comillas, Antonio López. Iniciado en 1882 y acabado en 1893, se convirtió en el motor de la comarca durante 80 años. Después, los jesuitas lo abandonaron a su suerte y corrió el riesgo de caer en la voracidad especuladora. Ahora vuelve a abrirse paso en busca de una actividad perdida.

El anterior Gobierno regional se lavó las manos cuando estuvo a punto de venderse para hotel de lujo por parte de sus actuales propietarios, Cajacantabria. Una operación que llevaba ligada la construcción de chalés y apartamentos y que frenó la movilización emprendida en el pueblo por organizaciones independientes. Luego se convirtió en emblema de la campaña de la actual alcaldesa, María Teresa Noceda, del PRC. Ayer, vestida de rojo pasión, estaba emocionada. "Es el día más importante de mi vida política. Se cumple lo que iba como prioridad en nuestro programa: utilizar el edificio del seminario para los fines para los que fue creado, educativos y culturales, y nunca para la especulación urbanística, como estuvo a punto de pasar con los anteriores gobiernos regional y municipal [regido por Pablo García, seguidor, primero, de Juan Hormaechea y, después, del PP]".

Pero ayer, la oposición regional del PP se enganchaba a los parabienes para un proyecto que tuvo en la mesa y no supo ver. Eso sí, con matices, como explicaba José Antonio Cagigas: "Cualquier proyecto que sirva para poner en marcha el seminario nos parece positivo, ahora debe ser bien estudiado y competitivo, que se concrete y no se eternice. A ver si eso que dice Revilla del proyecto del siglo va a ser porque es lo que van a tardar en ponerlo en marcha".