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Reportaje:

Un rival argentino para Repsol YPF

El Gobierno argentino aprueba la creación de Enarsa, una nueva petrolera estatal

Alejandro Rebossio

Once años después de la privatización de YPF, el Gobierno de Néstor Kirchner ha creado una nueva petrolera estatal, Energía Argentina, SA (Enarsa). Pero incluso los expertos más favorables a que el país maneje un recurso tan estratégico como el crudo alertan de que la empresa nace sin claridad en su estructura, proyecto y capital.

Petróleos de Venezuela ha mostrado un gran interés por asociarse con Enarsa, dentro de sus planes para crecer en el mercado argentino
Los fines de Enarsa son los de explorar en la plataforma marítima, construir gasoductos y mantener controlados los precios del combustible

Kirchner había prometido en la campaña electoral que lo llevó a la Casa Rosada hace un año y medio que iba a impulsar el surgimiento de una petrolera pública que, con una presencia testimonial en el sector de distribución, pudiera orientar hacia la baja los precios de los combustibles. Lo curioso es que cuando era gobernador de la provincia sureña de Santa Cruz había respaldado en 1993 la privatización de YPF y seis años después le había vendido a Repsol las acciones que su distrito mantenía en la compañía argentina.

La idea de la petrolera propia no figuró en la agenda de gobierno de Kirchner hasta hace cinco meses. Ante la amenaza de crisis energética y la pelea entre el Gobierno y las petroleras por la liberalización de los precios del gas a boca de pozo, el secretario de Comunicaciones, Guillermo Moreno, le propuso al jefe de Estado y al ministro de Planificación, Julio de Vido, la resurrección de la promesa electoral.

Sin grandes precisiones, el Ejecutivo anunció que enviaría al Congreso un proyecto de ley para crear Enarsa, una empresa que haría lo que las competidoras privadas eran reacias a hacer: explorar en la plataforma marítima, construir gasoductos y mantener moderados precios del combustible, en un contexto de subida histórica de los valores de la materia prima.

Después de la oleada de privatizaciones de los años noventa, Enarsa no constituía el primer proyecto estatal de Kirchner. Pese a que el país se encuentra en suspensión de pagos desde fines de 2001, el presidente argentino impulsó, cuando todavía era candidato, la creación de la estatal Líneas Aéreas Federales (LAFSA), que a dos años de su aparición aún no ha volado y sólo actúa como asociada a Southern Winds.

Servicios públicos

Desde el Gobierno, Kirchner decidió reestatizar dos servicios que casi ningún país del mundo había privatizado: el correo y el control del espacio radioeléctrico. Hace una semana, Moreno anunció que el Ejecutivo alentará la formación de una cooperativa de telecomunicaciones, sin participación estatal, que compita con Telefónica y otras tres operadoras de móviles. No obstante, la mayoría de las empresas de servicios públicos no ven en él ánimos de reestatizaciones masivas.

Pese a que en otras regiones del mundo el papel del Estado en la economía continúa replegado, en Suramérica aparecen ejemplos en sentido contrario. En Venezuela, el presidente Hugo Chávez impulsa la instauración de dos empresas estatales, una de telecomunicaciones y otra de transporte aéreo. En Bolivia, el referéndum promovido por el presidente Carlos Mesa, bajo la presión popular, derivó en el fortalecimiento de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Los exportadores de crudo México, Venezuela, Colombia y Ecuador nunca privatizaron sus petroleras públicas, ni tampoco lo hicieron Chile o Uruguay con sus empresas de refino y distribución. Brasil sacó a Bolsa la mayoría de Petrobras, pero mantiene un 30% en manos estatales. Hasta en Chile, el modelo económico de los más liberales, el Gobierno de Ricardo Lagos ha reforzado la inversión de sus estatales de cobre (Codelco), banca y petróleo (Enap).

En el Congreso argentino se aprobó el proyecto de ley de Enarsa después de que se introdujeran cambios para que la compañía pudiera someterse a la auditoría de los poderes Ejecutivo y Legislativo. El 53% de la sociedad anónima siempre deberá permanecer en manos del Estado nacional, el 12% se repartirá entre las 23 provincias y la capital federal, y el 35% saldrá a Bolsa. Sin embargo, la oferta pública sólo resultará posible cuando la empresa lleve más de un año de vida y cuente con su primer balance.

El principal activo de Enarsa consiste en los permisos de exploración y explotación de todas las áreas petroleras marítimas aún no concesionadas. Desde 1967 se perforaron sin éxito cien pozos en la plataforma atlántica y Exxon, Shell y Total abandonaron las áreas concesionadas. Sin embargo, el director de Petrobrás, Óscar Vicente, reconoce que sólo se exploró el 4% de la superficie.

Nuevas concesiones

La tarea de Enarsa radicará en otorgar concesiones para exploraciones a otras petroleras con recursos para abocarse a esa costosa tarea. Si encuentran algo de crudo o gas, la empresa argentina se llevaría una porción minoritaria de los beneficios, según los analistas.

Por ahora, una empresa ha demostrado un gran interés por asociarse con Enarsa: la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). En el marco de la alianza estratégica entre Kirchner y Chávez, PDVSA inauguró oficinas en Buenos Aires hace un mes y su presidente, Alí Rodríguez, dijo a EL PAÍS que sus planes en Argentina se harán de la mano de Enarsa. Además de exploración, la poderosa petrolera venezolana prevé invertir en refino y marketing. No ha descartado la compra de la filial argentina de Shell, dedicada a esos dos sectores.

El senador opositor Rodolfo Terragno, crítico de la privatización de YPF, ha calificado a Enarsa de "pigmeo en un mundo de gigantes". El ex secretario de Energía, Jorge Lapeña, opinó que primero debió modificarse la ley de hidrocarburos que desreguló el sector y sólo después debatir sobre la necesidad o no de la petrolera propia. º

Néstor Kirchner, presidente de Argentina.
Néstor Kirchner, presidente de Argentina.ULY MARTÍN

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