Arafat se dispone a viajar hoy a Francia para someterse a tratamiento médico
El jefe palestino, aquejado de una grave dolencia, sale al extranjero por primera vez en cuatro años
Yasir Arafat será tratado en un hospital de París, adonde deberá llegar esta mañana. Antes de efectuar el viaje recibió por parte del Gobierno de Israel, a través de la comunidad internacional, garantías suficientes de que se le permitirá volver a casa y reintegrarse a su trabajo habitual en la Mokata de Ramala, donde se encuentra confinado desde hace casi tres años. El líder palestino sufre una enfermedad, que algunos identifican como un cáncer, pero que sus próximos definen como una simple "infección viral". Los últimos análisis realizados revelan que se encuentra muy bajo de plaquetas.
Algunos aseguran que padece un cáncer; los más próximos, una simple "infección viral"
El traslado del presidente Yasir Arafat, de 75 años, fue decidido cuando apenas se cumplían 24 horas de una importante recaída en la salud del dirigente político árabe, que provocó momentos de alarma y de confusión en Ramala, donde se llegó a temer por su vida, rumoreándose incluso que había perdido el conocimiento y que se encontraba sumido en un proceso agónico.
La situación de alarma que se vivió en la noche del miércoles Ramala llevó a mucha gente a salir a la calle, a reunirse junto a las ruinas de su cuartel general, mientras que en las mezquitas de la capital de Cisjordania los imanes se relevaban para rezar las suras del Corán, reclamando el restablecimiento de la salud del presidente.
El milagro se obró a media mañana, cuando los portavoces oficiales de la Mokata anunciaron primero que el presidente Arafat había efectuado los rezos preceptivos del mes sagrado del Ramadán; después, que había desayunado copos de avena, y finalmente, que había sonreído a los médicos que habían viajado ex profeso desde Egipto y Jordania, y entre los cuales se encontraba su médico personal, el doctor jordano y ex ministro de Sanidad Asraf Kurdi.
Todas estas declaraciones, que parecían un cuento destinado a desviar la atención de la soterrada batalla política desatada desde el día anterior, quedaron fielmente reflejadas después cuando la televisión palestina, hasta entonces muy cauta, ofreció las primeras imágenes del rais, tocado con una gorra de lana, sin afeitar y con una ligera sonrisa en los labios, sobre el fondo blanco de una almohada rodeado de sus médicos personales.
A juzgar por las primeras fotografías difundidas por la televisión palestina, Arafat, que no portaba en la cabeza su tradicional kefia, ha sufrido una considerable pérdida de peso y se aprecia un notable deterioro de su aspecto físico.
En el momento de rodarse las imágenes se encontraba también junto a Arafat su esposa, Suha, de la que se encuentra virtualmente separado desde hace cuatro años, cuando una vez estallada la segunda Intifada abandonó Gaza con su hija, dejando atrás a su marido para instalarse en París, donde había vivido en su juventud.
Suha se casó con Arafat en 1990, cuando ella contaba 28 años y él 62. La hija de ambos, Zoha, que ahora cuenta 12 años, conoce a su padre básicamente por las conversaciones telefónicas y por fotografías.
Ayer por la noche se ultimaban los detalles del viaje del presidente Arafat a París. El primer tramo del viaje se llevará a término en un helicóptero, que le trasladará a Ammán, la capital de Jordania, en cuyo aeropuerto le recogerá un avión especial enviado por el presidente Jacques Chirac, que le trasladará a la capital francesa. Todos los desplazamientos se llevarán a cabo en aparatos ofrecidos por diferentes Gobiernos, ya que el helicóptero personal de Arafat quedó destrozado por un bombardeo israelí en los primeros meses de la Intifada.
Lo más sorprendente de esta operación política es cómo en poco menos de 24 horas ha cambiado la actitud del Ejecutivo de Israel, que aunque había dado permiso al presidente Yasir Arafat para viajar al exterior y abandonar el confinamiento en la Mokata, se había negado a dar garantías de que se le permitiría volver a casa, insinuando así la posibilidad de llevar a término una "expulsión" encubierta. En medios políticos palestinos se aseguraba anoche que "la historia demostrará que detrás de este gesto se encuentra, como siempre que algo sucede en Oriente Medio, el Gobierno de Estados Unidos".
Un portavoz del Departamento de Estado norteamericano anunció ayer por la noche sus deseos de que el presidente Arafat "reciba un tratamiento adecuado que le permita recuperar su salud". Richard Boucher, portavoz del Departamento de Estado, añadió que "israelíes y palestinos trabajaban de manera conjunta y constructiva" para poder trasladar el enfermo.
El viaje de Arafat a París supone su primera salida al extranjero desde que estallara la Intifada hace cuatro años y los israelíes le confinaran en la Mokata. Sólo en dos ocasiones, en la primavera del año 2001, el presidente pudo salir de su cuartel general para visitar los destrozos que provocó una incursión israelí en las calles de Ramala y visitar Nablús, tras sobrevolar el campo arrasado de Yenín.
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