Un poco de fiesta y otro poco de formalidad
El martes estuvo Schröder y se leyeron las palabras de Naguib Mahfouz que inauguraban la cita de este año, pero hasta ayer no empezó de verdad la Feria del Libro de Francfort. Un único detalle: no había forma -ni humana, ni sobrenatural, ni siquiera mafiosa- de encontrar un ordenador libre en la sala de prensa. Otro dato: gran parte del mundo editorial español e iberoamericano, y de un poco más allá, se reunió en la tradicional fiesta que organiza el Grupo Santillana. Es una de las primeras citas, el disparo de salida.
Para que quede claro: no todos los libros son como el libro del Papa, que súbitamente aparece como una bendición del cielo para desencadenar el batiburrillo de las cifras. También en el mundo editorial se trabaja, y no todo son conversaciones recicladas sobre el bien y el mal. Es decir, que se llega a Francfort con los deberes hechos y de lo que se trata, sobre todo, es de atar los últimos flecos, de cambiar impresiones, de celebrar lecturas y descubrimientos, de formalizar contactos y de buscarse una excusa para convertir la vida en algo más llevadero. No hay ni un solo ordenador libre, pero el hotel Maritim se ha llenado de gente para celebrar la puesta en marcha del cotarro con la gente de Santillana. Asisten editores anglosajones, como Peter Mayer -una referencia histórica en esos pagos- o Christopher McLehose, está Nubia Macías -directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara- y colegas españoles como Jaime Vallcorba, de El Acantilado, o Fernando Carro y Joan Tarrida, de Círculo de Lectores, amén de una nutrida presencia de agentes literarios y de gente de la prensa.
Desafíos
Ya no es tiempo del disparate de las grandes cifras. Se va saliendo de una crisis considerable en el sector y, más que el pelotazo, lo que importa son las trayectorias sólidas que descubren a la larga la envergadura de un desafío literario. Pero las cosas cambian también en otro orden de cosas. Y cuentan que lo que se estila no son ya los libros sobre Bush -y los heterodoxos arrebatos del cineasta Michael Moore-, sino cuestiones que tienen que ver con el sexo. Hay una Historia íntima del orgasmo que ha generado gran expectación, y se ofrece también una Historia de la vagina. Así van las cosas en Francfort: un poco de risas y otro poco de sensatez. Ayer, un agente literario amenazaba a un editor para que pagara ya los retrasos que debía por la compra de unos derechos porque de lo contrario revelaría, a gritos, su falta de formalidad.
Babelia
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