Chirac acusa a EE UU de presionar contra la fabricación de genéricos antisida
La OMS afirma que se "ha fallado de forma miserable" al no evitar seis millones de muertes
Francia acusó ayer a Estados Unidos de estar presionando a los países en vías de desarrollo para que dejen de fabricar medicamentos genéricos contra el sida a cambio de tratados bilaterales de libre comercio, en contra de lo acordado en Doha en 2001. "Es un chantaje moral", dijo el presidente francés, Jacques Chirac, en un mensaje trasladado por el ministro de Cooperación, Desarrollo y Francofonía, Xavier Darcos, a miles de asistentes a la Conferencia Internacional sobre el Sida de Bangkok. La Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que el mundo "ha fallado de forma miserable" por no haber salvado a los seis millones de personas que han muerto desde la anterior conferencia, en Barcelona, hace dos años.
Francia unió de este modo su voz a la de ONG y activistas, que acusan al Gobierno de George W. Bush de haberse saltado el pacto de Doha, por el cual todos los miembros de la OMC (Organización Mundial de Comercio), incluido EE UU, cedieron a los países pobres la posibilidad de ignorar los derechos de patente y fabricar copias a bajo precio de los medicamentos originales en caso de sufrir crisis sanitarias.
Desde entonces, Washington ha adoptado una seria de alianzas bilaterales con países como Singapur, que sus detractores aseguran que cerrarán las puertas a estos fármacos mucho más baratos. Unos medicamentos que están jugando un papel determinante en la lucha contra la epidemia, ya que facilitan tratamientos más accesibles y han forzado la bajada de precio de los originales.
El problema es que nada impide a un país imponer a otro restricciones sobre las patentes en un acuerdo bilateral, como los que ha firmado Estados Unidos con Singapur, Jordania, Marruecos o Chile, y está negociando con Tailandia y países latinoamericanos y del África meridional. Washington pretende impedir que las autoridades de cada país puedan registrar los genéricos mientras la patente del original esté en vigor. Y sin registro no pueden ser utilizados legalmente.
El dilema entre genéricos y derecho de protección intelectual de las empresas farmacéuticas se ha convertido, junto con la falta de fondos, en uno de los temas estrella de esta conferencia, y ha provocado repetidas protestas de las organizaciones que insisten en que las copias están salvando miles de vidas.
Una docena de manifestantes del grupo Act Up irrumpió ayer en el pabellón cuando Darcos comenzaba su intervención y desplegó una pancarta ante el escenario que rezaba: "G8 no podemos esperar. ¿Dónde están los 12.000 millones
[de dólares que la ONU estima que harán falta en 2005 para luchar contra el virus]?". En su mensaje, Chirac propuso que la aportación de los donantes al Fondo Mundial se eleve hasta los 2.500 millones de euros por año.
Las reivindicaciones se dirigieron, más tarde, contra el presidente de la compañía estadounidense Pfizer, Hank McKinnell. Un grupo de activistas, portando bolsas de plástico negras que representaban los cuerpos de los millones de fallecidos, le espetó: "Derechos para los pacientes, no para las patentes". McKinnell reconoció que la industria ha sido demasiado lenta en ofrecer soluciones, pero recordó que sin la labor de las farmacéuticas no habría medicamentos que copiar.
Joep Lange, presidente de la Sociedad Internacional del Sida (IAS), organizadora de la conferencia, aseguró que Estados Unidos es el único país del mundo que destina suficiente dinero a la investigación contra el sida.
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