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Londres vuelve a subir los tipos mientras el BCE reconoce el riesgo de inflación

La autoridad monetaria de la zona euro señala el petróleo como "principal preocupación"

El Banco de Inglaterra sigue marcando la senda de la subida de tipos. Ayer acordó un alza de un cuarto, hasta el 4,5%. Es la segunda en un mes, la tercera del año y la cuarta desde que en noviembre pasado se rompió la tendencia a la baja del precio del dinero, que llegó al 3,5%. Aunque Londres tiene sus propios escenarios internos, la decisión parece ser el preludio de una subida gradual de los tipos en las grandes economías. Los analistas esperan esa subida en EE UU a final de mes y, más adelante, quizás también en la zona euro. El Banco Central Europeo aseguró ayer que mantendrá "una actitud vigilante" sobre la inflación.

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La subida tiene importancia porque el Banco de Inglaterra ha roto su pregonada política de alzas graduales. Al verse obligado a subir los tipos por segundo mes consecutivo, la entidad emisora parece haber querido lanzar en particular un aviso al sector de la vivienda, que sigue desenfrenado y está pasando de ser uno de los motores de la economía británica a convertirse en la gran amenaza interna a la estabilidad. La otra gran amenaza, ésta de carácter exterior, es la coyuntura de tensiones internacionales y su posible impacto en el mercado del petróleo.

Sin embargo, la sensación de pánico que se vivía hace apenas dos semanas a cuenta de las alzas del crudo han desparecido tras acordar la OPEP un aumento de la producción, reajustando de inmediato a la baja el precio del barril, al menos de momento. En su escueta nota explicatoria, el Banco de Inglaterra no cita el mercado energético entre sus preocupaciones, pero subraya que aunque la inflación se mantiene por debajo del objetivo del 2%, "las presiones sobre los precios están aumentando". Y recuerda que, "como indicaba el informe de la inflación en el mes de mayo, un margen pequeño y decreciente de la capacidad de ahorro significa que las presiones inflacionarias probablemente se mantendrían". A menos, claro, que suban los tipos.

El banco emisor subraya el positivo panorama general de la economía británica, con "el potencial de crecimiento alrededor o por encima de la tendencia". "El gasto de las familias, el consumo público y la inversión han crecido todos con firmeza y el mercado de la vivienda sigue boyante", añade. Teniendo en cuenta el gusto de los británicos por la moderación verbal, al decir "boyante", el Banco de Inglaterra parece estar pensando en algo así como "desbocado".

Los bancos hipotecarios están revisando al alza todas sus previsiones de crecimiento del sector, que estaban ya en un nada moderado 15%. Los últimos datos muestran un crecimiento superior al 20% en los últimos 12 meses, a pesar de las tres subidas de tipos acordadas desde noviembre.

La vivienda se ha convertido en el talón de Aquiles de la economía británica. Tres subidas de un cuarto de punto cada una en apenas medio año no han metido el miedo en el cuerpo de los compradores, empujando al alza los precios y provocando que los británicos sigan rehipotecando sus propiedades para financiar sus ansias de consumo. Las ventas del comercio van viento en popa, pero la deuda de las familias supera ya el billón de libras esterlinas (más de 1,5 billones de euros), el 102% del PIB británico.

Muchos analistas siguen descartando un crash del sector. Se apoyan para ello en la estadística: aunque la deuda familiar está en cifras récord, el parque de viviendas vale casi cuatro veces más. Aunque el mercado cayera, sería muy difícil que lo hiciera hasta el punto de que las viviendas valieran menos que la hipoteca que respaldan, como ocurrió en los años ochenta. Aquéllos eran años de crisis, muchos perdieron su empleo y se vieron forzados a vender la vivienda aun a sabiendas de que perdían dinero.

Ahora el Reino Unido lleva 47 trimestres consecutivos creciendo, el desempleo está por los suelos, el país marca la senda de la estabilidad y la transición de una economía industrial a una economía de servicios se ha transformado en una economía gestionada con eficacia por los actores económicos y con solvencia por los poderes públicos. Todo parece perfecto. Pero, ¿lo es? Hay quien cree que el consumismo de los británicos sólo está aplazando la crisis que viven sus vecinos y que no es oro todo lo que reluce.

Nivel adecuado

El Banco Central Europeo (BCE) indica en su último boletín mensual, correspondiente a junio, que "la reciente evolución de los precios del petróleo ha generado presiones al alza significativas sobre los precios de consumo", informa Luis

Aparicio. Aunque considera que a medio plazo los precios seguirán en la senda de la estabilidad, apunta que las tensiones a corto invitan a la "adopción de una actitud vigilante en cuanto a la concreción de riesgos para la estabilidad de precios".

En el boletín justifica también su decisión del pasado 3 de junio de mantener el tipo de intervención en el 2%, nivel que "continúa favoreciendo la recuperación económica que, durante los últimos meses, se ha intensificado".

Las estimaciones del BCE concuerdan con las realizadas por los expertos de Eurostat, que sitúan la tasa de inflación media en Europa para este año entre el 1,9% y el 2,3%. Para 2005 amplía generosamente la horquilla del IAPC (Indice Armonizado de Precios de Consumo), que se moverá entre el 1,1% y el 2,3%.

El BCE acusa directamente al precio del petróleo como "el principal motivo de preocupación" en el comportamiento de los precios de la eurozona. "Si los precios del petróleo siguiesen en los elevados niveles recientemente alcanzados, cabría esperar que la tasa de inflación permaneciese más elevada de lo previsto por encima del 2% durante un periodo superior a los próximos meses".

También apunta a las modificaciones en los impuestos indirectos, cuyos efectos se conocerán a final de año, y a una posible subida de los salarios ligada al aumento de la inflación. Por último, considera que debe mantener "una actitud especialmente vigilante" con las expectativas de inflación que se han generado en los mercados financieros, como lo evidencia la subida de los tipos de interés de los bonos a 10 años, que, por ejemplo, se situaban ayer en el 4,33% para el bono alemán.

En su boletín de junio, la autoridad monetaria europea remite a las previsiones de Eurostat para situar el crecimiento de la eurozona entre el 1,4% y el 2% este año y entre el 1,7% y el 2,7% para el próximo ejercicio.

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