La OMS prepara una vacuna con un virus modificado genéticamente
Tres centros buscan el fármaco contrarreloj
Tres laboratorios asociados a la Organización Mundial de la Salud (OMS) están luchando contrarreloj para desarrollar una vacuna que proteja a los humanos de la gripe del pollo. El virus prototipo estará listo esta misma semana, pero las pruebas de seguridad llevarán otros tres meses. La técnica implica manipular un gen del virus para privarle de su extrema letalidad, y ello podría conllevar más retrasos si las autoridades sanitarias exigen controles adicionales.
Los laboratorios pertenecen al Instituto Nacional de Estándares Biológicos y Control (NIBSC, en Hertfordshire, Reino Unido), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en Atlanta, Estados Unidos) y el hospital infantil Saint Jude, de Memphis (Estados Unidos). Los investigadores están usando cepas de virus aisladas en Vietnam, el país más castigado por la gripe del pollo, con ocho personas muertas, y hacen su trabajo en laboratorios P4, el máximo nivel de seguridad biológica.
"El primer paso, que es construir un virus prototipo, ya ha empezado", explica a este diario la portavoz de la OMS María Cheng. "Dentro de un mes o dos, el prototipo será ofrecido a los fabricantes de vacunas, y de su capacidad de producción dependerá el plazo hasta que la vacuna esté disponible. Sin duda llevará varios meses".
El virus de la gripe que hasta ahora ha causado la muerte de 11 personas en Vietnam y Tailandia, y decenas de millones de pollos en diez países asiáticos, es del subtipo H5N1. La H de esa fórmula significa hemaglutinina, que es una proteína de la cubierta exterior del patógeno. La información para fabricarla está contenida en uno de los ocho genes del virus. Y la manipulación de ese gen es la clave de la vacuna.
"La hemaglutinina es una proteína clave por dos razones", explica Juan Ortín, especialista en el virus de la gripe del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), en Madrid. "Primero, es la que le permite al virus entrar en la célula humana para atacarla. Y segundo, es el mejor inmunógeno, es decir, el componente que induce una respuesta inmune con más capacidad de protección ante futuros ataques".
En el virus de la gripe vulgar, la hemaglutinina no funciona por sí misma: sólo se activa después de romperse en dos, y quien la rompe es una proteasa (proteína que rompe a otras proteínas) que, paradójicamente, aporta el propio paciente humano. La proteasa adecuada está en los exudados de los tubos respiratorios, y por eso la gripe afecta sobre todo a esos tejidos.
Infecta cualquier órgano
Pero en las variantes más letales de la gripe del pollo, como la que causa la epidemia actual, la hemaglutinina contiene una diana que se rompe ante el ataque de casi cualquier proteasa, y no sólo de la presente en los exudados respiratorios. "Estos virus, muy patogénicos, se reproducen en una célula y, como cualquier célula tiene proteasas, salen de ella con la hemaglutinina ya activada, y por tanto pueden infectar cualquier órgano o tejido del cuerpo", explica Ortín.
Los laboratorios, coordinados por Klaus Stöhr, responsable de gripe de la OMS, han manipulado el gen de la hemaglutinina del virus vietnamita para despojar a la proteína de esa diana, que es la que le permite activarse con cualquier proteasa. A lo largo de esta semana, utilizarán ese gen manipulado para reconstruir el virus completo en el laboratorio. El resultado será un virus idéntico al vietnamita, pero que habrá perdido su letalidad, y por tanto, podrá usarse, en ciertas condiciones, para inmunizar a las personas.
La vacuna, sin embargo, tardará entre tres y seis meses en estar disponible. El virus debe primero amplificarse en huevos de gallina (lo que no había sido posible hasta ahora, ya que los mataba), y luego su seguridad debe probarse en pollos y en algún mamífero de laboratorio. Según calcula Stöhr en www.biomedcentral.com (29 de enero), esto llevará unas cuatro semanas. Después habrá que hacer ensayos clínicos en humanos durante dos meses.
Un problema adicional puede derivarse de que el virus contiene una manipulación genética. "Ninguna de las vacunas de la gripe usadas hasta ahora han estado manipuladas genéticamente", dice Ortín. "Ha habido muchas propuestas procedentes de la investigación básica, pero, dado que el mayor gasto de tiempo y dinero es siempre la comprobación clínica de que la vacuna induce una buena respuesta inmune y una fuerte protección, las autoridades sanitarias han preferido seguir usando las vacunas convencionales, que funcionan bastante bien. Esto, naturalmente, podría cambiar ante una necesidad urgente".
La diana que convierte a la hemaglutinina en una modalidad letal fue descubierta en los años ochenta, y la técnica que permite reconstruir el virus es de uso común en los laboratorios básicos desde 1999. Pese a ello, la empresa norteamericana MedImmune tiene patentados algunos procedimientos clave, y la vacuna de la OMS no podrá comercializarse a gran escala sin la licencia de esa firma.
La directora asociada de MedImmune, Jamie Lacey, dijo el viernes a este diario que su empresa está dispuesta a otorgar las licencias "a un coste muy razonable" si la situación lo requiere.
Razones para darse prisa: el precedente del SARS
Mientras diez países asiáticos intentan contener la gripe del pollo, los científicos siguen analizando otro virus, el del SARS (síndrome respiratorio agudo y grave), que causó la grave epidemia de neumonía asiática del año pasado. Si cabe aplicar una lección de la neumonía pasada a la gripe actual, es que la rapidez es esencial, porque ahora está claro que el virus del SARS evolucionó velozmente durante su transmisión entre personas, haciéndose cada vez más contagioso.
Según ha publicado en Science (29 de enero) un consorcio de científicos chinos de Guandong, Shangai y Hong Kong, en colaboración con dos investigadores de la Universidad de Chicago (Estados Unidos), los primeros casos humanos de SARS, detectados a mediados de noviembre de 2002, mostraban virus casi idénticos a los aislados de animales, y que aún estaban muy mal adaptados al cuerpo humano. En esta fase, el coronavirus de la neumonía asiática sólo era capaz de infectar al 3% de las personas con las que entraba en contacto.
Pero tres meses y medio después, a finales de febrero, el virus había evolucionado y ya infectaba al 70% de las personas con las que tenía contacto. Durante ese periodo, el coronavirus había empezado generando una enorme cantidad de mutaciones aleatorias en una de las proteínas de su cubierta, la que le sirve para entrar en las células. Después, las variantes más eficaces para infectar células humanas se fueron imponiendo a costa de las demás. "Es un proceso perturbador", dice uno de los autores, el profesor de ecología y evolución de la Universidad de Chicago Chung-I Wu, en un comunicado de esa institución. "El virus va mejorando bajo la presión selectiva, aprendiendo a transmitirse de persona a persona, y después estabiliza la versión más efectiva".
Los científicos chinos aportan evidencias sólidas de que la neumonía asiática es de origen animal. Los virus aislados de los primeros pacientes eran sobre todo de dos tipos. El primero tenía un segmento de material genético extra, al igual que los virus aislados de varios animales en un mercado de Shenzen. Y el segundo carecía de otro segmento genético distinto, como las civetas de una granja de la provincia de Hubei.
El trabajo chino es uno de los más completos análisis genéticos de la evolución de un virus que se han realizado jamás. China tardó en reconocer su brote de neumonía asiática, pero es evidente que sus científicos se han aplicado a fondo al problema.
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