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Gil Calvo analiza en un ensayo los miedos de la sociedad global

El miedo es el mensaje. Ése es el título del nuevo ensayo del sociólogo Enrique Gil Calvo, que da vuelta al axioma de McLuhan para analizar el "dramático" giro de la muy mediática y mediatizada sociedad del siglo XXI hacia una "epidemia conservadora y paralizante" producida, entre otras cosas, por un aumento de la alarma social ante la inseguridad que nos producen diversos enemigos invisibles (no importa si reales o ficticios): el terrorismo, la economía, la precariedad laboral, la inmigración, las catástrofes medioambientales, la sanidad, la pérdida de poder de los Gobiernos, el capital apátrida...

Gil Calvo presentó ayer el libro (Alianza) con Fermín Bouza, catedrático de Opinión Pública en la Complutense, y Joaquín Estefanía, periodista y economista. Tres visiones complementarias que dibujaron un panorama desolador.

Según el autor, con el fin de la guerra fría y la caída del muro de Berlín acabaron 50 años de miedo (previsible, relativo) al hongo nuclear y empezó una etapa de miedos "ocultos, clandestinos, difusos", marcada por dos factores: el papel central de los medios y de la opinión pública, que se sitúa a caballo "entre los políticos y los mercados para tratar de dar visibilidad a lo invisible", y el cambio de paradigma: desde el optimismo al pesimismo malthusiano que nos embarga a todos.

"Antes creíamos que cuanta más información, mejor; que cuanto más mercado, mejor; que cuanto más tejido social, mejor. Ahora vemos que cuanto más de todo, peor. El crecimiento excesivo del mercado, la información y la sociedad se ha demostrado como un fenómeno perverso, como un círculo vicioso. Todos estamos en actitud de adivinar, de escrutar, de espiar, de especular sobre los demás, de cotillear a través de los medios. Porque la realidad se juega a través de la intervención manipuladora en los medios; no sólo los terroristas, también Bush busca en sus guerras espectáculo el mayor impacto mediático posible".

Pistoleros y 'cowboys'

Inquietante situación, dijo Bouza, creada de manera compleja, no por órdenes precisas de un demiurgo, sino más bien entre todos: "Gil Calvo explica cómo lo anormal siempre es bien recibido, cómo estamos educados en la incertidumbre, cómo los medios contagian el espíritu del miedo, la sensación de peligro constante: este mundo de un solo imperio necesita enemigos, y, si hace falta, los inventa. Sobre todo si no lo dirigen políticos, sino pistoleros, condottieri, cowboys capaces de cualquier cosa".

Según Estefanía, Gil Calvo detecta que no hay ya "agentes que den respuesta a los problemas de la gente", y que "sólo subsisten tres instituciones en las que la opinión pública confía: el imperio americano, la ciencia técnica (ejemplo, la industria genómica) y la opinión pública, los medios, que teóricamente se encargan de prevenir riesgos, pero cuya transparencia multiplica las incertidumbres".

Y, a más miedo, concluyó Gil Calvo, "más autoritarismo, más propiedad privada, más ladrillos, más derecha nazi y aventurera".

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