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EMBOSCADA A LAS TROPAS ESPAÑOLAS EN IRAK

Aznar asegura que las tropas seguirán en Irak porque "la retirada es el peor de los caminos"

El jefe del Gobierno anuncia que ahora sí comparecerá en el Congreso para explicar la situación

Luis R. Aizpeolea

El presidente del Gobierno, José María Aznar, aseguró ayer que el ataque que ha costado la vida a siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) destinados en Irak no supondrá la retirada de las tropas españolas destacadas en aquel país. Aznar justificó la participación militar en el conflicto por el combate contra el "terrorismo internacional", y anunció que comparecerá con urgencia en el Congreso para explicar esta "nueva atrocidad" y su posición ante la guerra. Es la primera vez que lo hace tras un ataque a militares españoles. Su apuesta es "plantar cara" al "fanatismo terrorista" y afrontarlo "sin complejos" y "sin fronteras". "La retirada es el peor de los caminos posibles", dijo en una declaración institucional que leyó en La Moncloa.

"Estamos donde tenemos que estar; no abandonaremos a las víctimas de aquí y de allí"
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"Estamos donde tenemos que estar, y no abandonaremos a su suerte a las víctimas de aquí y de allí. Cumpliremos nuestros compromisos con lealtad y serenidad, como hacen las naciones serias", dijo Aznar tras recordar a los soldados "italianos, británicos, norteamericanos, polacos, población civil iraquí, funcionarios de Naciones Unidas, colaboradores de Cruz Roja, diplomáticos..." fallecidos en Irak.

El presidente del Gobierno esperó a que pasaran 24 horas del ataque contra los agentes españoles para comparecer en la sala de prensa de La Moncloa. Las primeras explicaciones las delegó la víspera en el ministro de Defensa, Federico Trillo. Aznar optó por leer una declaración, sin permitir preguntas de los periodistas.

Enfundado en un traje azul oscuro, corbata negra, y en un tono grave y tajante a la vez, aseguró que no retirará las tropas españolas. El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, había

expresado poco antes su deseo de que "las tropas regresen cuanto antes".

Aznar dedicó una parte sustancial de su declaración, de seis minutos de duración, a justificar la presencia militar española en Irak, que atribuyó a la participación en el combate contra el terrorismo internacional. Una encuesta del Instituto Elcano, conocida la pasada semana, revela que un 85% de los españoles está en contra de la guerra de Irak.

"En un día en el que nuestro dolor es inmenso, en el que nos sentimos antes que nada cercanos a las familias, quiero volver a decirles a todos los españoles que nuestra presencia en Irak tiene sentido. Nuestra libertad, la de todos y cada uno de nosotros, está amenazada por los terroristas que actúan donde pueden y cuando pueden, y que hacen el mayor daño que puedan causar sus manos y sus mentes", dijo Aznar. El presidente del Gobierno fue aún más tajante al asegurar que la resistencia en Irak es el "desafio de una tiranía atroz" que "se ha convertido en la amenaza global más grave" que padece la comunidad internacional.

Aseguró, además, que no hay alternativa a su apuesta por combatir el terrorismo internacional con una participación militar española en Irak. "No hay fronteras en la lucha contra el terrorismo, porque los fanáticos quieren que no las haya. No hay alternativa a la defensa de la libertad, la democracia y los valores que definen nuestro modo de vida. Ésa sigue siendo la respuesta a los que se preguntan qué hacen nuestras tropas, qué hacen nuestras fuerzas, qué hacen nuestros compatriotas en Irak".

También apeló a Naciones Unidas para justificar la decisión de enviar tropas españolas a Irak y mantener su presencia tras los ataques. "Un grupo de naciones libres, comprometidas con la defensa de la paz y la seguridad internacional, respaldadas por las Naciones Unidas y por la razón, están en Irak para liberar al pueblo iraquí de una tiranía atroz y para combatir una red de terrorismo internacional que amenaza nuestras vidas y nuestras libertades".

Una vez más, Aznar esgrimió su doctrina de igualar todo tipo de violencia política, la que se registra en Irak, donde una parte de la población percibe a las fuerzas militares extranjeras como fuerzas de ocupación, con la del País Vasco, donde el terrorismo lo ejerce una banda como ETA. Y también propuso para Irak los mismos remedios que plantea para el terrorismo vasco. "Los españoles sabemos de víctimas del terrorismo como probablemente ningún otro país en el mundo. Tenemos experiencia de lo que es el terrorismo, como también de quienes lo apoyan por cobardía o convencimiento. También sabemos de los caminos que no sirven para nada. Sabemos mirar de cara al problema, afrontarlo sin complejos, enfrentarnos a los terroristas con todos nuestros medios, y sabemos que la retirada es el peor de los caminos posibles".

Aznar trató de cubrirse frente a cualquier responsabilidad personal al señalar que los agentes muertos en Irak "sabían el riesgo que corrían y, a pesar de saberlo, quisieron luchar contra un terrorismo que nos amenaza aquí y allí". "La nación entera tiene muchos motivos para estarles agradecida y para no olvidarles ni a ellos ni a sus familias".

El presidente del Gobierno no albergó ninguna duda sobre la responsabilidad del ataque y la justificación de la presencia española en Irak. "El odio fanático que ha acompañado a esta nueva atrocidad nos ha dado imágenes inconcebibles, que no debemos olvidar jamás. Es contra ese fanatismo contra el que no tenemos más remedio que plantar cara. Es ese fanatismo el que nos considera a nosotros y a todos los que no participamos en él como enemigos. Es ese fanatismo el que ha decidido golpearnos tantas veces como pueda, ya sea en Nueva York, en Estambul, en Casablanca o en Bagdad".

Aznar adoptó varios compromisos. Anunció que ha ordenado al Ministerio de Defensa que refuerce la "seguridad de las tropas" y "en particular, la de los miembros del CNI, cuya presencia sobre el terreno es imprescindible para combatir el terrorismo".

Se comprometió también a comparecer "de inmediato" en el Congreso. Se había negado a hacerlo en agosto, cuando la oposición en bloque se lo reclamó tras la muerte en atentado del capitán de navío Manuel Martín-Oar. También se negó en octubre, tras el asesinato del agente del CNI José Antonio Bernal. En cualquier caso, Aznar no había comparecido en el Congreso para debatir sobre Irak, como tema central, desde el pasado febrero.

El presidente del Gobierno anunció, asimismo, que se declarará luto oficial el día de los funerales de "los militares asesinados". También decidió alterar su agenda de trabajo. Hoy tenía previsto viajar a Galicia para participar en tres actos oficiales, que ha suspendido.

Mientras Aznar leía esta declaración, el ministro de Defensa, Federico Trillo, aceleraba en Kuwait la repatriación de los cadáveres. Trillo tenía pensado inicialmente viajar a Bagdad. Desde Kuwait acompañó los féretros hasta el aeropuerto de Barajas, donde esperaban a los siete militares fallecidos y al único superviviente, José Manuel Sánchez Riera, los dos vicepresidentes del Gobierno, Rodrigo Rato y Javier Arenas, y la ministra de Exteriores, Ana Palacio.

José María Aznar, mientras lee su declaración en La Moncloa.
José María Aznar, mientras lee su declaración en La Moncloa.BERNARDO PÉREZ

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