Agentes con experiencia
Los familiares de los militares fallecidos en la emboscada de Irak recibirán indemnización como víctimas del terrorismo
Los siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) asesinados el sábado en una emboscada a 30 kilómetros al sur de Irak llevaban como mínimo cinco años trabajando para los servicios secretos españoles. Todos estaban casados y seis tenían algún hijo.
Los fallecidos pertenecían al Ejército de Tierra, excepto uno, que trabajaba para el del Aire. Tres habían llegado a Irak el pasado verano e iban a ser relevados por los otros agentes fallecidos. Tenían entre 36 y 49 años de edad, y tres de ellos eran de Madrid.
Un total de 17 agentes del CNI, según fuentes del organismo, se presentaron voluntarios para prestar servicio en Irak tras el asesinato del sargento José Antonio Bernal Gómez, también miembro de los servicios de información, el pasado 9 de octubre.
Los fallecidos son considerados víctimas del terrorismo, por lo que sus familiares cobrarán la indemnización de 138.000 euros estipulada por la ley para. Además, sus esposas percibirán una pensión equivalente al 200% de la pensión de viudedad.
- Alberto Martínez González. Era el jefe del grupo. Nació en Pravia (Asturias) el 7 de julio de 1960. Comandante de Caballería del Ejército de Tierra, ingresó en el CNI en febrero de 1992. Llevaba tres años destinado en Irak. Martínez González vivía con su esposa y su hijo de 12 años en Valladolid, donde había estado hasta el pasado martes, después de disfrutar de un permiso de dos semanas. Algunos vecinos le calificaron como un hombre "campechano" y al que encontraron "muy desmejorado". El militar había comentado con alguno de ellos que tenía previsto regresar a casa el próximo mes de enero, informa desde Valladolid Francisco Cantalapiedra.
- Carlos Baró Ollero. Nació en Madrid, el 25 de febrero de 1967. Tenía un hijo. Era comandante de Infantería del Ejército de Tierra. Trabajaba para el CNI desde octubre de 1998. Destinado en Irak desde julio. Era sobrino segundo del jesuita Ignacio Martín Baró, asesinado en noviembre de 1989 en la Universidad de El Salvador, junto a otros sacerdotes. También era sobrino del coronel Javier Baró, asesinado por ETA en un atentado en el que murieron seis militares y un civil, perpetrado en la glorieta madrileña de López de Hoyos, el 21 de junio de 1993.
- José Merino Olivera. Natural de Madrid, nació el 19 de junio de 1954 y era el mayor de los fallecidos en el ataque de la resistencia iraquí. Estaba casado y tenía dos hijos. Era comandante de Infantería del Ejército de Tierra. Pertenecía a los servicios de espionaje desde 1990.
- José Carlos Rodríguez Pérez. Nacido el 9 de mayo de 1962 en la localidad zamorana de San Martín del Pedroso. Comandante de Infantería, había ingresado en el CNI en 1997. Estaba casado, era padre de un niño de apenas un año de edad y personas de su entorno familiar le describieron ayer como una persona dinámica y muy aficionada al deporte, sobre todo a la bicicleta. Su padre es un subteniente retirado de la Guardia Civil.
- José Lucas Egea. Nació en Madrid el 2 de abril de 1961. Estaba casado. Tenía el grado de brigada de Caballería del Ejército de Tierra. Ingresó en el CNI en junio de 1990.
- Alfonso Vega Calvo. Nació en Stuttgart (Alemania) el 12 de octubre de 1962. Deja dos hijos. Brigada del arma de Infantería Ligera del Ejército de Tierra. Vega Calvo era miembro del Centro Nacional de Inteligencia desde 1990 y se encontraba destinado en Irak desde julio.
- Luis Ignacio Zanón Tarazona. Era el más joven de los siete fallecidos y el único que no pertenecía al Ejército de Tierra. Zanón Zaragoza nació en la localidad valenciana de Quart de Poblet el 10 de mayo de 1967 y era sargento primero radiotelegrafista del Ejército del Aire. Estaba casado y tenía dos hijos. Entró en el servicio secreto español en agosto de 1994 y estaba destinado en Irak desde agosto de este año.
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