Las familias reciben con entereza los cadáveres de los espías en un ambiente solemne
El único sobreviviente del ataque, Trillo y Dezcallar acompañaron a los cuerpos desde Kuwait
Más de 30 horas después de haber sufrido una emboscada en Irak, regresaron a España el único agente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que sobrevivió al ataque, José Manuel Sánchez Riera, y los cadáveres de sus siete compañeros fallecidos. El Airbus A-310 de la fuerza aérea que les transportó, en el que viajaron desde Kuwait el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, y el director general del CNI, Jorge Dezcallar, aterrizó a las 19.10 en la base militar de Torrejón de Ardoz (Madrid). Las familias les recibieron, bajo una lluvia fina y persistente, con entereza y en un ambiente solemne.
El acto se celebró en la misma pista nada más aterrizar el avión. Lo presidieron los vicepresidentes primero y segundo del Gobierno, Rodrigo Rato y Javier Arenas, respectivamente, y toda la cúpula del Ejército, encabezada por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Antonio Moreno Barberá. También acudieron la ministra de Exteriores, Ana Palacio, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
Las autoridades y la prensa ya estaban en la pista cuando los familiares llegaron en cuatro autobuses. Los vicepresidentes Rato y Arenas se habían reunido con ellos antes, en la residencia de oficiales de la base, según un portavoz de Defensa.
El presidente del Gobierno, que no acudió a la base militar, había citado por la mañana expresamente a cada uno de los siete fallecidos: Alberto Martínez González, de 43 años y jefe del equipo; Carlos Baró Ollero, de 36; José Merino Olivera, de 49; José Carlos Rodríguez Pérez, de 41; José Lucas Egea, de 42; Alfonso Vega Calvo, de 41, y Luis Ignacio Zanón Tarazona, de 36. "Han perdido la vida cumpliendo con su deber de servidores del Estado y de la sociedad. Eran militares de profesión, buenos españoles, que han trabajado por nuestra libertad y nuestra seguridad dentro y fuera de España", afirmó Aznar.
Las familias de los fallecidos se colocaron alrededor de las autoridades en la pista de aterrizaje. La prensa fue colocada enfrente, a unos 50 metros, y no se le permitió aproximarse. En primera fila destacaba una pareja con un crío en brazos. Había varios niños. Era prácticamente imposible ver la expresión de sus rostros, pero dieron impresión de gran entereza. No se oyeron lamentos. El ambiente era muy solemne. Dos banderas a media asta presidían el acto -la de la entrada de la base estaba, sin embargo, izada- que, salvo el responso del capellán, transcurrió en un silencia sepulcral, sólo perturbado por el ruido de los motores del Airbus. No hubo himno ni aplausos.
Primero bajaron del avión el ministro Trillo-Figueroa y Dezcallar. Ambos habían partido la víspera a Kuwait. Aunque inicialmente Defensa anunció que acudirían a Bagdad, luego decidieron quedarse en Kuwait "para ahorrar tiempo", según el ministerio. Un avión Hércules-130 del destacamento español en Kuwait trasladó desde Irak al emirato los féretros y al superviviente, Sánchez Riera, que en Madrid bajó de la aeronave de forma discreta, confundido entre otros pasajeros.
Los féretros, cubiertos con banderas españolas, fueron saludados por un cordón de honor de policías militares del Ejército del Aire. Un civil y dos militares acompañaban cada ataúd. Tras el responso, los féretros salieron en siete coches fúnebres hacia el Hospital Central de Defensa (antes Gómez Ulla), en el barrio de Carabanchel.
Allí, tras practicárseles la autopsia, quedará instalada la capilla ardiente, que no será abierta al público. Varios centenares de personas, según informó Europa Press, recibieron con aplausos los féretros de los militares fallecidos a la llegada al hospital. Más tarde, llegaron las familias desde la base militar de Torrejón. A cada una de ellas se le facilitó una sala independiente. Por la noche, a las 22 horas, estaba prevista la celebración de un oficio religioso.
José Manuel Sánchez Riera, que resultó herido leve en la emboscada y consiguió escapar en el coche particular de un iraquí, no requiere hospitalización, según Defensa. El funeral conjunto por los siete agentes fallecidos se celebrará hoy o mañana.
Entretanto, los Reyes han retrasado al miércoles, a causa de la muerte de los siete militares, el viaje que tenían previsto realizar hoy a Santiago de Compostela. Los Reyes iban a presidir una reunión del Real Patronato de Santiago.
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