Los consumidores confían en el pescado y la carne pese al 'Prestige' y las 'vacas locas'

El tercer barómetro de consumo de la Fundación Grupo Eroski revela que la confianza de los consumidores en los alimentos se ha mantenido alta este año: un 7,29 sobre 10. Se confía en la carne, que experimenta una mejora en sus resultados (pasa de 6,8 a 7,1); y el pescado no ha variado prácticamente su posición en la tabla de confianza (a la misma altura de la carne) a pesar del vertido del Prestige.

Aumenta la valoración de los productos con denominación de origen y la de las marcas blancas (las que se distribuyen con el nombre del hipermercado), que suben dos décimas, de 5,8 a 6. Tres décimas suben los alimentos ecológicos, que alcanzan un 7,8 en la valoración, pese a que no son los que más se compran. Y justo lo contrario ocurre con la comida basura, que no logra tan siquiera un aprobado, pero que sí se consume. Se mantienen en un 3,1 los productos de las hamburgueserías y pizzerías. Tampoco despierta mucha admiración la comida precocinada (4,4) o guisada y lista para consumir (4,1), pero ambas aumentan alguna décima respecto a la nota lograda el año pasado.

Éste es el tercer año que la Fundación Grupo Eroski y el Instituto de Empresa elaboran una encuesta sobre consumo. En esta ocasión se ha preguntado a 5.000 personas mayores de 14 años. Cabe destacar que sólo un 19% tiene una idea clara de lo que son los productos del comercio justo; que los españoles siguen reacios a comprar a través de Internet porque no lo consideran un medio fiable; no llega al 5 en la puntuación. Y que los transgénicos siguen despertando recelos (obtienen un 3,6 en la escala).

Cuando se pregunta por la compensación entre el producto adquirido y el precio que pagaron, es la vivienda la que hace sonar las alarmas: sólo le dan un 4,8, mientras que mejora ligeramente la percepción de los servicios médicos, el transporte y el ocio y la cultura.

Sólo un 16% de los encuestados dice haber puesto alguna reclamación. El año pasado lo hizo el 12%, según este estudio. Los hábitos sí cambian en otros aspectos: la atención se fija cada vez más en los ingredientes y cada vez menos en la fecha de caducidad.