El papel de la ONU causa los primeros roces en Santa Cruz
México y Cuba defienden la no intervención en vísperas de la cumbre iberoamericana
El llamamiento a fortalecer el multilateralismo y el papel de la ONU ha provocado hasta el último momento las mayores fricciones en los prolegómenos de la XIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que comienza hoy en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). Cuba, Venezuela y México presionaron con fuerza, ante la resistencia de España, para lograr que la cumbre subrayara el principio de no intervención, la prohibición de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales y el fortalecimiento de la ONU como foro en el que deben resolverse las controversias.
El proyecto de declaración final no hará mención explícita a Irak, pero transmite un mensaje que marca distancias con la política que se impuso con la guerra del Golfo.
Los ministros o viceministros de Asuntos Exteriores de las 21 naciones participantes en la cumbre daban ayer los últimos retoques a la que se conocerá como Declaración de Santa Cruz. La jefa de la diplomacia española, Ana Palacio, no participó en la reunión al encontrarse en Argentina con los Reyes. Su lugar lo ocupó Miguel Ángel Cortés, secretario de Estado para Iberoamérica.
Ante la percepción generalizada de que el modelo de las cumbres iberoamericanas estaba al borde del agotamiento, los mandatarios encargaron en la última edición celebrada en Playa Bávaro (República Dominicana) a Fernando Henrique Cardoso, ex presidente de Brasil, el rediseño de las cumbres para darle un mayor papel político y garantizar su continuidad. En lo concreto, entrará en funcionamiento una secretaría permanente, como eje de continuidad entre los diferentes cónclaves.
En el terreno declarativo, los mandatarios han acordado que la Cumbre de Santa Cruz sea la de la lucha contra la pobreza y a favor de la equidad. No podían encontrar mejor escenario. Bolivia, país anfitrión agarrotado por la miseria, estuvo al borde del colapso el mes pasado cuando una revuelta popular de claro predominio indígena acabó en un baño de sangre y con la huida del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
El nuevo presidente, Carlos Mesa, encaró el desafío de celebrar la cumbre desde su investidura, el 17 de octubre, y ante el escepticismo de muchos ha logrado su propósito. Con ayuda económica externa, española en buena parte, y la ilusión y orgullo de muchos bolivianos, Santa Cruz reunirá hasta el domingo a la inmensa mayoría de mandatarios de América Latina. La ausencia más significativa es la del cubano, Fidel Castro, que mantuvo la incertidumbre hasta el último instante. Ni las autoridades de la isla ni los organizadores del cónclave explicaron de manera convincente por qué el comandante no ha viajado. Es la tercera edición consecutiva a la que Castro no asiste, después de Playa Bávaro y Lima, pero la sorpresa ha sido mayor, tanto por el escenario como por la personalidad de algunos líderes presentes. En esta ocasión, el líder cubano podía sentirse más cómodo junto Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) y Néstor Kirchner (Argentina). Además, la celebración paralela de un Encuentro Social Alternativo, en el que participarán dirigentes de movimientos sociales, se presentaba como un foro atractivo para que Castro diera rienda suelta a su oratoria.
Cuba ha logrado que la declaración final incluya una condena sin paliativos del acoso de Estados Unidos a la isla caribeña, al rechazar la aplicación unilateral y extraterritorial de leyes y medidas contrarias a la libertad de mercado y del comercio mundial.
El lema del cónclave, La inclusión social, motor del desarrollo de la Comunidad Iberoamericana", es una muestra de que soplan nuevos vientos en la región. La lucha contra la pobreza ha ocupado un papel destacado en los trabajos preparatorios y así está reflejado en el documento que ha editado la XIII Cumbre Iberoamericana. Al reconocer que la exclusión social es un problema estructural con profundas raíces históricas, económicas y culturales que demanda una profunda transformación de las sociedades latinoamericanas, los gobernantes reconocen el fracaso de las políticas que imperaron durante años en América Latina.
El culto a las privatizaciones como vía para atraer inversión y lograr el ansiado crecimiento económico empieza a dar paso a la búsqueda de fórmulas para tratar de erradicar el hambre. Aspectos que en anteriores ediciones del foro habían brillado por su ausencia adquieren hoy preponderancia. Por ejemplo, la defensa de los derechos y de la identidad de las culturas originarias. Ahí estuvieron durante siglos sin que nadie o casi nadie se ocupara de ellas. Cuando las comunidades indígenas se rebelan, como en Bolivia o Ecuador, y reclaman sus derechos en otros países, como en Perú, Chile o Brasil, los Gobiernos empiezan a reaccionar.
El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, llegó el miércoles en visita oficial y hoy intervendrá en el acto inaugural, en un hecho sin precedentes en la historia de los cónclaves iberoamericanos. El Gobierno de Carlos Mesa pedirá el perdón de parte de la deuda externa con los países de la comunidad iberoamericana. España ha anunciado el desembolso de 210 millones de dólares para Bolivia en los próximos tres años, según anunció Juan López-Dóriga, director general de la Agencia Española de Cooperación con Iberoamérica (AECI). Brasil, por su parte, se ha comprometido a condonar la deuda bilateral de 47,5 millones de dólares con el país andino y a incrementar las importaciones de gas boliviano.
Encuentro social alternativo
Lo que inicialmente se presentaba como una cumbre paralela con la finalidad de opacar al foro oficial discurrirá en paralelo a la cumbre oficial. No hay peligro de intentos de boicoteo ni de actos de protesta callejera contra la presencia de los mandatarios de la comunidad iberoamericana. El Encuentro Social Alternativo reúne desde el miércoles en el campus de la Universidad Gabriel René Moreno a representantes de organizaciones y movimientos sociales de diversos países. Participarán en talleres, seminarios, debates, conferencias sobre la propiedad de la tierra en América Latina, la lucha contra la impunidad, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), las privatizaciones y el servicio militar voluntario, entre otros temas.
El presidente de Bolivia, Carlos Mesa, asistirá como invitado a una de las sesiones de hoy. Le acompañará, con toda probabilidad, el venezolano Hugo Chávez, y algún que otro jefe de Gobierno. Junto a ellos estará el diputado del Movimiento al Socialismo (MAS) y líder de los sindicatos cocaleros, Evo Morales.
El Gobierno boliviano trata de aprovechar la celebración de la Cumbre Iberoamericana para transmitir al mundo la imagen de que la tregua que vive el país después de los sangrientos sucesos de octubre va en serio. Y que el país andino avanza hacia la reconciliación. Ha invitado a la sesión inaugural de la cumbre oficial a los jefes de todos los partidos con representación parlamentaria, que incluye a los opositores MAS, que encabeza el dirigente cocalero Evo Morales, y el Movimiento Indígena Pachakutic (MIP), del líder aimara Felipe Quispe, enemigos encarnizados del depuesto Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.
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