La OMS rebate al Vaticano y confirma la eficacia de los condones contra el sida
Los obispos africanos condenan los preservativos porque fomentan la promiscuidad
Todos los estudios han demostrado que los condones son eficaces en el 90% de los casos para impedir la transmisión del VIH durante las relaciones sexuales. En el otro 10% se ha comprobado que lo que ha pasado es que el preservativo se ha utilizado mal, afirmó Fadéla Choub, portavoz de la OMS. "Sólo la mala utilización, la existencia de una rotura o su uso más allá de la fecha de caducidad hacen que el condón no sea efectivo", insistió la representante de la organización.
Ajenos al debate, 150 representantes de la Iglesia católica africana, reunidos en Dakar en el XIII Simposio de Conferencias Episcopales, insistieron en su rechazo al preservativo como medio de prevención. "Los condones facilitan el libertinaje sexual y no son una garantía segura al 100%", manifestó el arzobispo de Kumasi (Ghana), Peter Sarpong.
"La Iglesia no puede decir a la gente, a los jóvenes, a todos los que quieran usar el preservativo: 'Úsenlos, hagan lo que quieran', y así ceder a un mensaje sólo porque está de moda", dijo el obispo de Thies (Senegal), Alexandre Mengue.
Fidelidad y abstinencia
Los dirigentes de la Iglesia católica repitieron su receta para evitar la propagación del virus, que infecta ya a 30 millones de africanos: fidelidad dentro del matrimonio y abstinencia en los demás casos.
Representantes de ONG africanas de lucha contra el sida, como la Alianza Nigeriana, criticaron la "rígida postura" de la Iglesia católica africana en la materia, que contrasta con su apoyo a otras políticas contra la epidemia, como las "campañas de sensibilización y movilización de sus miembros. La misma jerarquía les ha animado a participar en reuniones y seminarios sobre el peligro de la enfermedad", añadió.
La Plataforma Sida en África, que agrupa asociaciones como Ayuda en Acción, Médicos del Mundo y Unicef, señaló que "a la hora de hacer esta arriesgada e infundada afirmación, la Iglesia no ha tenido en cuenta la opinión de científicos y expertos".
Pero la postura de la jerarquía de la Iglesia católica tiene fisuras, que la acercan a la realidad cotidiana de un continente en el que hay países con un 40% de adultos infectados. El padre Alexandre Mbengue piensa que "si la abstinencia perfecta no es posible" en una pareja casada donde uno de sus miembros es portador del VIH, "es mejor utilizar un método artificial que ser dador de muerte".
El coordinador de la Asociación de Conferencias Episcopales de África Central, Jean Kazadi, admitió que en Gabón, aunque la Iglesia está "en línea con el Vaticano, se ha llegado a un compromiso para no condenar el uso del preservativo".
En la conferencia sobre sida en África celebrada en Nairobi (Kenia) el mes pasado, numerosos representantes de la Iglesia se desmarcaron también del mensaje contra los condones. "La actitud de la Iglesia tiene que cambiar. No podemos ignorar una realidad que está diezmando a los creyentes y limitarnos a predicar la abstinencia", declaró una monja -que no quiso decir su nombre ni la orden a la que pertenecía- ante un puesto de una compañía que vende preservativos. "Tenemos que dar una respuesta a los que sufren, a las mujeres que han perdido todo y tienen que prostituirse para sobrevivir. Y si esta respuesta es el uso de los preservativos, no podemos oponernos", añadió, mientras negociaba con la empresa cómo podría conseguir condones, "si son gratis, mejor".
En un seminario sobre la actuación de las comunidades religiosas que se celebró durante la conferencia, un miembro de un grupo cristiano pidió: "No nos manden más mensajes. Ayúdennos a sobrevivir".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.