La fiesta de los pequeños editores pone alegría y optimismo en Liber
Los independientes aseguran que el panorama editorial en Argentina empieza a remontar
Los pequeños editores del Gremio de Madrid organizaron ayer en Liber la Fiesta de la Biblioconvivencia para celebrar que están juntos y que las cosas no les van mal. Fueron precisamente las pequeñas y medianas empresas quienes más acuerdos cerraron en la 21ª edición de Liber, que se clausura hoy en Madrid. Con optimismo y entusiasmo, aseguraron que han hecho negocios, "pequeñitos", con profesionales latinoamericanos.
Calambur, Cáritas, Castalia, Casariego, Clan, Sirius, Sílex, Huerga & Fierro, Metáfora, Polifemo, Visor, Siruela, Morata, Miraguano, Páginas de Espuma, Trotta o Siglo XXI son algunas del centenar de pequeñas editoriales que se han asociado dentro del Gremio de Editores de Madrid. Su lema es la bibliodiversidad.
"Argentina va mejor. Compran y pagan al contado", aseguró Ramón Alba, de Polifemo. "Aunque también endosan cheques, lo que tiene cierto peligro", añadió un colega. Juan Casamayor, de Páginas de Espuma, explicó que lo que más ha vendido es narrativa breve y a autores argentinos, como Marcelo Cohen, que no han sido publicados en su país. "Pero no hay que exagerar: vendemos alrededor de 25 ejemplares, pero bueno...".
En México mejoran las expectativas y parece que Colombia también va mejor. Y así, como suele bromear Alejandro Sierra, de Trotta, "vamos de victoria en victoria hasta la derrota final". En cualquier caso y bromas aparte, existe bastante optimismo entre los autodenominados editores independientes. "¿Cómo no vamos a estar contentos?", comentó Antonio Huerga. "Estamos juntos y organizados".
El editor argentino Leopoldo Kulesz, de Zorzal, da la razón a sus colegas madrileños. "A mí me va bastante bien en Argentina, en Latinoamérica y en España. En este país he encontrado a un distribuidor maravilloso que me escucha, le cuento mis libros y él lo transmite a los libreros, y la verdad es que circulan".
La edición argentina, según Kulesz, "empezó a mejorar notablemente hace un año. El mercado editorial desapareció durante bastante tiempo, pero ahora empieza a existir". Puso un ejemplo: "Yo creé mi editorial hace tres años y ahora ya es vieja. Han surgido otras 40, aunque hay que dejar pasar el tiempo, porque no es lo mismo publicar un libro que tener un programa editorial, aunque creo que seis o siete se consolidarán".
Para asistir a la Fiesta de la Biblioconvivencia se exigía invitación, pero el pasillo que ocupaban en Liber quedó rápidamente desbordado. El jolgorio estuvo tan animado que alguien lo calificó incluso de "fiesta de la bibliobotella". Las existencias se acabaron.
Buena parte de la satisfacción de los pequeños editores se debe a que han sido incluidos muy ampliamente en la candidatura que encabeza el presidente de Santillana, Emiliano Martínez, y que concurrirá a las elecciones del Gremio de Editores de Madrid el próximo día 20 de octubre.
"Tenemos la inmensa suerte de que Martínez haya comprendido la posición de los pequeños editores", dijo Federico Ibáñez, de Castalia. "Además, ha conseguido algo muy importante: que los grandes grupos no envíen al gremio a cualquier representante, sino que son los propios directivos quienes estarán en la junta".
Liber ha entregado sus premios anuales: el Josep Maria Boixareu al Librero del Año ha sido para la Babel, de Castellón; y los de Fomento de la Lectura, para el diario Abc, para el programa El ojo
crítico, de RNE, y para El público
lee, de Radio Televisión Andaluza.
Liber 2003, antesala de la Feria de Francfort, que empieza el próximo martes, ha dejado dos mensajes muy claros: el sector tiene que coordinarse seriamente para racionalizar la locura de edición de títulos y devoluciones. Y, en segundo lugar, existe un auténtico clamor para que las bibliotecas públicas estén mejor dotadas de fondos. El presidente de la Federación de Gremios de Editores, Jordi Úbeda, le dio tanta importancia que pidió en la inauguración de la feria un pacto de Estado para solucionar el problema.
Babelia
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