_
_
_
_
Entrevista:HARRY W. SHLAUDEMAN | 'Brazo derecho' de Henry Kissinger para América Latina | CHILE, 30 AÑOS DESPUÉS DEL GOLPE / Y 6

"Había que prevenir la infiltración comunista en América Latina"

El diplomático Harry W. Shlaudeman fue el segundo de abordo en la Embajada de EE UU en Santiago de Chile entre 1969 y 1973, hasta unos meses antes del golpe, de donde pasó a Washington para ocupar el puesto de número dos en la secretaría de Estado para Asuntos Interamericanos. Durante esos años la CIA tramó clandestinamente el derrocamiento por la fuerza del presidente Salvador Allende, bajo las ordenes directas del presidente Richard Nixon.

Posteriormente ocupó las embajadas de Venezuela, Argentina, Perú y Nicaragua, así como la Subsecretaría de Estado para Asuntos Interamericanos, y fue también enviado especial de Ronald Reagan a Centroamérica. Tras 39 años de carrera diplomática, se jubiló en 1993 y reside en San Luis Obispo, California. En una entrevista telefónica con EL PAIS, Shlaudeman, de 77 años, afirma que EE UU tuvo que intervenir en Chile para proteger sus intereses estratégicos e impedir que el comunismo avanzara en América Latina.

Más información
Nixon dio la orden de acabar con el régimen de Allende

Pregunta. Con la perspectiva histórica, ¿cómo evalúa usted la implicación de Estados Unidos en el golpe de Estado para derrocar al presidente Salvador Allende?

Respuesta. Como usted debe saber, hubo una gran investigación en el Senado que no halló evidencia de que Estados Unidos estuviera implicado directamente en el propio golpe. El mismo

Pinochet dijo luego: "No se lo he dicho ni a mi mujer, cuanto más a los gringos".

P. Sin embargo los documentos desclasificados de la CIA demuestran que EE UU lo fomentó y apoyó; que fue el propio presidente Nixon el que dió luz verde.

R. Sabíamos que se aproximaba un golpe, pero no sabíamos quién lo iba a dar. Para mí fue una sorpresa que fuera Pinochet.

P. ¿Una sorpresa?

R. Si, porque Pinochet no era conocido en los círculos militares. Era considerado un solitario, un tipo extraño.

P. Resulta difícil entender cómo la CIA, llevando años como llevaba instigando la asonada, no supiera quién la iba a ejecutar.

R. La cuestión de si fuimos o no responsables resurge periódicamente. De si fue o no fue la CIA. Bien, eso es cuestión de opiniones.

P. Con las pruebas documentales y los testimonios que han ido aflorando en estos 30 años, la mayoría del mundo opina que Estados Unidos, si no estuvo implicado directamente en la intervención militar, como mínimo la patrocinó.

R. Digamos que mantuvimos viva a la oposición. Pero la verdad es que las condiciones económicas eran tan malas que de cualquier forma iba a ocurrir.

P. Pero la economía no se hundió sola. Nixon había dado la orden de ahogar económicamente al Gobierno de Allende.

R. Nosotros no le hicimos nada a la economía. A Nixon le encantaba irse de la lengua a veces.

P. Por qué se empeñó EE UU en desestabilizar la democracia pluralista más evolucionada de América Latina?

R. Era la guerra fría. Había que prevenir que continuara la infiltración comunista en América Latina, después de Castro. Yo no pensaba así, pero hubo otra gente que sí.

P. La CIA, por ejemplo, pensó, con la aprobación de Henry Kissinger, que el general René Schneider [jefe del Estado Mayor de Chile] tenía que desaparecer porque se había convertido en un obstáculo para el golpe y planificaron su secuestro, pero a los militares chilenos de extrema derecha supuestamente se les fue de las manos y lo asesinaron días antes de la toma de posesión de Allende.

R. Sí, fue el plan de la CIA y de la NSA

[Agencia de Seguridad Nacional], pero yo no estuve al tanto.

P. Qué relación mantenían en la embajada con Allende?

R. El embajador mantenía sorprendentemente una relación bastante buena.

P. ¿Acorde con las directrices de la Casa Blanca, "fría pero cordial", mientras clandestinamente le socavaban el poder?

R. Exacto.

P. No cree usted que ese papel ha perjudicado desde entonces la imagen de EE UU en América Latina y en el resto del mundo.

R. Es muy relativo, no es importante.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_