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Entrevista:CARLOS CASTILLA DEL PINO | Psiquiatra y escritor | DOS GRANDES CIENTÍFICOS ENTRAN EN LA ACADEMIA

"Hay que actualizar casi todas las definiciones psiquiátricas del Diccionario"

El psiquiatra rojo, Carlos Castilla del Pino, es desde ayer miembro de la Real Academia Española. Nacido el 15 de octubre de 1922 en San Roque (Cádiz), el catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Córdoba (jubilado desde 1987) ocupará el sillón Q, que perteneció a Camilo José Cela. Su candidatura fue avalada por José Luis Pinillos, José Luis Sampedro y Emilio Lledó. Es la segunda vez que Castilla del Pino es presentado en la Academia. El psiquiatra y escritor fue candidato a la plaza que ocupó Pedro Laín Entralgo, el año pasado, con Alberto Portera y Pedro García Barreno, pero ninguno de los tres logró el apoyo suficiente, aunque Castilla del Pino se quedó a dos votos del número necesario.

"Mi discurso será sobre el uso del reflexivo, sin el cual el yo no existe"
"La Academia funciona muy bien y me siento muy honrado de entrar"

Intelectual comprometido con la libertad y la modernización de España, heredero del espíritu investigador, metódico y humanista de Ramón y Cajal, ensayista prolífico (más de 40 títulos) y narrador tardío y valioso (es autor de dos novelas y unas memorias concienzudas y espléndidas, Pretérito imperfecto, premio Comillas 1997), Castilla del Pino se declara feliz y honrado, por teléfono desde su casa -la Casa del Olivo- de Castro del Río (Córdoba), por entrar en la casa de las palabras. Y advierte que el Diccionario necesita una gran revisión de los términos psiquiátricos.

Pregunta. A la segunda fue la vencida...

Respuesta. En cierto modo, ha sido una sorpresa. Era un proyecto no imaginado, aunque hace ya años, cuando me hablaron de la posibilidad de la propuesta, me hizo ilusión. No presioné nada a nadie porque es algo que estéticamente rechazo, pero la verdad es que la idea me gustaba. La Academia funciona muy bien, es una institución de muchos años que últimamente está haciendo una labor muy encomiable, y me siento muy honrado de que me hayan elegido.

P. ¿No le quedó resquemor de la votación del año pasado?

R. No, porque los dos votos que me faltaron y uno más los hubiera obtenido si no se hubieran dado unas circunstancias personales en los tres que firmaban mi propuesta y que motivaron su ausencia. No, no tengo motivo para resentirme.

P. Sustituye a Cela. ¿Cree que le escogen por científico o por escritor?

R. Supongo que por las dos cosas. El lenguaje me ha interesado siempre mucho, primero en la relación pensamiento / lenguaje, luego como narración. La historia clínica es una narración; los síntomas de los trastornos mentales sólo se detectan en el lenguaje. Sólo sabemos si una persona delira si le oímos hablar. Si se calla, ¿qué sabemos de él? Muy poco, y sólo como presunción. Por otra parte, siempre me ha interesado mucho la novela, y últimamente también la teoría de la novela: la narratividad es la psicología del sujeto, del yo del lector, del autor, del narrador. Además, una novela es toda una polifonía de voces.

P. Como dejó claro Cela, del que tendrá que hacer el elogio. Una persona muy alejada, por cierto, de sus posiciones políticas.

R. Sí, pero su perfil literario es absolutamente preciso, y enlaza de manera espléndida con la tradición clásica, desde el Lazarillo y la novela picaresca hasta Quevedo o Valle-Inclán. Aparte de media docena de obras soberbias, hace muy poco lo he apreciado también como un gran maestro del relato corto.

P. ¿Y cómo anda el Diccionario en términos psiquiátricos?

R. Hay que actualizarlo casi todo. Conceptualmente, hay muchas deficiencias. El DRAE es normativo, no de uso, y debe ser la referencia para términos como delirante, psicosis, psicótico... Hace años, cuando quisieron quitar la p

de psicología, psiquiatría, psicosis, etcétera, intervine con una carta al director de EL PAÍS para que no lo hicieran. Sin la p, sólo con la s, sicosis es también una enfermedad de la piel, de los higos... Acogieron la idea, pero permitieron escribirlo de las dos maneras. Hay que ponerlas con p, aunque sólo sea porque, como psique, son palabras muy ancladas en el habla.

P. Claro que la definición de psique dice "alma humana". Bonita, pero anacrónica, ¿no?

R. Eso significaba en griego. Hoy habría que decir mente humana. No hay enfermedad del alma. El alma, si existiera, no podría enfermar. El alma implica una sustancia diferente a la del cuerpo. La mente, no; simplemente, es el resultado de las funciones más elevadas del cerebro.

P. Loco: "Que ha perdido la razón". Paranoia: "Perturbación mental fijada en una idea o en un grupo de ideas". ¿Mejorables?

R. Absolutamente mejorables. Hay una tarea grande, muy interesante y curiosa que hacer. Por ejemplo, en las palabras neurofisiológicas, de argot, como, por ejemplo, sinapsis.

P. También está freudiano, pero no aparece lacaniano.

R. ¡Eso me parece bien! Recuerdo que en la necrológica de Lacan escribí que lacanear era una derivación de charlatanear. Está bien que lacaniano no esté.

P. ¿Ha pensado qué palabras han marcado su vida?

P. En el libro Hermenéutica del lenguaje escribí sobre el uso del reflexivo. No hay posibilidad de construir el yo sin la reflexividad. Cuando decimos "me veo leyendo", "me veo muerto", "me veo dando esta conferencia" estamos construyendo el yo antes de su actuación. Ese "verme" es la construcción anticipada del yo: no sólo nos vemos actuando y podemos corregir la actuación, sino que imaginamos que vamos a actuar, fantaseamos sobre ello, nos preparamos, en suma...

P. ¿Y sabe ya el tema que elegirá para el discurso?

R. Será ése, el reflexivo, que aparece en el uso del lenguaje, pero que la psicopatología no aprovecha hasta que en 1911 lo hace el gran psiquiatra Eugen Bleuler. Pero antes tengo que hablar con Lledó, Rodríguez Adrados y García Yebra, para que me digan si en griego ya existía esa forma del reflexivo. Las lenguas indoeuropeas sí lo tienen.

P. ¿Tiene amigos en la Academia? ¿Le apetece venir a pasar los jueves por la tarde?

R. Con bastantes he mantenido una amistad larga: con Gregorio Salvador, Paco Ayala o Carmen Iglesias, entre otros, desde hace décadas. No tengo problema alguno. Ahora, desde Córdoba hasta la Academia me pongo en dos horas. Si he aceptado que se me proponga, ¿como no voy a ir? Y cumpliré con gusto...

P. Margarita Salas y José Manuel Sánchez Ron harán ciencia con usted.

R. Son dos incorporaciones magníficas y me apetece mucho trabajar con ellos.

P. ¿Cómo va el nuevo tomo de sus memorias?

R. He terminado el primer borrador. Ahora tengo que darle una gran soba, pasarle la piedra pómez, que decía Ortega...

P. ¿Será el último?

R. Sí. Llega casi hasta ahora mismo: hasta una circunstancia decisiva, mi relación con Celia , mi segunda pareja. Ése será el colofón.

Carlos Castilla del Pino.
Carlos Castilla del Pino.TEJEDERAS

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