Secuestrado a punta de pistola un transbordador en La Habana

Secuestradores cubanos, armados con dos pistolas y un cuchillo, tomaron ayer un ferry en La Habana y amenazaron a los pasajeros con tirarles por la borda a menos que la nave partiera hacia Estados Unidos. Cuando se aproximaban a las costas de Florida, aún en aguas internacionales, fueron interceptados por los guardacostas estadounidenses y el FBI. Esta madrugada, hora española, agentes federales a bordo de un helicóptero negociaban su rendición a unos 100 kilómetros de Cayo Hueso.

El lunes fue secuestrado un avión, y ayer un barco. No está claro cuántos rehenes viajaban ayer en el transbordador, de 15 metros de eslora, casi 5 de ancho y capacidad para 100 pasajeros. El Gobierno cubano dijo a través de un comunicado leído en la televisión que eran 50 los pasajeros, pero según el FBI viajaban entre 15 y 20 personas. La portavoz del FBI en Miami, Judy Orihuela, explicó que ésa era la cifra que le habían dado funcionarios cubanos.

El secuestro se produjo hacia la 13.30 hora local (18.30 hora peninsular española), cuando el ferry se disponía a realizar su travesía habitual entre La Habana y las poblaciones de Casablanca y Regla, al otro lado de la bahía de la capital cubana. Los secuestradores lo desviaron en dirección a las costas estadounidenses, pero de madrugada la embarcación iba a la deriva y los secuestradores pedían combustible para continuar. Gilberto Borges, padre de uno de uno de los miembros de la tripulación, declaró a diversos medios de comunicación estadounidenses que "tenía entendido que había 15 secuestradores y 14 pasajeros".

Se trata del segundo secuestro que tiene lugar esta semana en Cuba y el tercero desde mediados de marzo. En los tres casos el objetivo era llegar a Estados Unidos. El lunes por la noche, Adermis Wilson González, de 33 años, secuestró un avión en el aeropuerto internacional José Martí de La Habana. Tras negociaciones infructuosas con las autoridades cubanas, el aparato aterrizó el martes a mediodía en Cayo Hueso. González amenazó con dos granadas de mano a los pilotos del AN-24, que luego resultaron ser falsas. Instantes después de aterrizar se entregó al FBI, y del resto de los 31 pasajeros, 15 solicitaron asilo en EE UU y los demás regresaron.

La fiscalía federal de EE UU no ha presentado cargos contra González, pero los seis sospechosos de otro secuestro aéreo ocurrido en circunstancias similares el 19 de marzo han sido acusados de conspiración, piratería aérea y uso de la fuerza para hacerse con la nave. Se enfrentan a 20 años de prisión.

El Gobierno de La Habana se ha quejado de que EE UU es demasiado benévolo con los piratas y que, de esta forma, está alentando ese tipo de delitos.