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Entrevista:RUUD LUBBERS | Responsable de ACNUR | GUERRA EN IRAK | La entrevista

"Sadam quiere que la gente se quede en las ciudades para dificultar el ataque"

Guillermo Altares

El responsable del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Ruud Lubbers, 63 años, viajó ayer a Madrid para entrevistarse con José María Aznar y con responsables del Ministerio del Interior. En la agenda había temas como la necesidad de establecer una política común en la UE hacia los refugiados; aunque la guerra en Irak centró una parte importante de la reunión. El ex primer ministro holandés recorrió hace dos meses los países de la zona que podían verse afectados por flujos de refugiados (Jordania, Arabia Saudí, Siria, Irán y Turquía) para que ACNUR pudiese estar preparada para lo peor: en la primera guerra del Golfo, 1,8 millones de personas dejaron el país.

"En los conflictos, los refugiados no se van al principio, sino mucho más tarde"
"No podemos decir que la ONU no funcionó, porque fue marginada por EE UU"
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Pregunta. Las previsiones indicaban que, en caso de conflicto, podría producirse un flujo de 600.000 refugiados, aunque hasta ahora no ha ocurrido. ¿Por qué?

Respuesta. En la primera guerra del Golfo, al igual que en casi todos los conflictos, los refugiados no se producen al principio, sino mucho más tarde. Ahora hay comida, agua y electricidad en la mayor parte de Irak. Esto puede cambiar. Por eso, la cifra de 600.000 se basa en las previsiones de todo el conflicto. Incluso los refugiados se producen cuando ya ha acabado, como ocurrió en 1991. La mayoría de las veces se produce por un ataque militar: ahora la gente no tiene razones para sentirse más segura si abandona el país. Si los iraquíes llegan a luchar entre ellos una vez caiga el régimen de Sadam, entonces se producirá una huida masiva. El sufrimiento siempre es menor cuando hay un exceso de preparativos.

P. ¿Cuántos refugiados o desplazados hay hasta el momento?

R. Unos pocos miles. Y ahora estamos empezando a ver más movimientos internos, sobre todo en el norte, en la zona kurda.

P. ¿Cómo es la situación en el Kurdistán, donde el problema político que puede provocar un flujo de refugiados es muy delicado?

R. Veremos qué pasa. Hemos tenido conversaciones con todos los Estados vecinos y Turquía ha sido uno de los más difíciles. Nuestra intención es tratar a la gente como refugiados cercanos, lo que quiere decir que estén a unos 10 kilómetros de la frontera, donde el Gobierno turco puede garantizar su seguridad en Irak. Pero no creemos que este proceso pueda realizarse más en el interior de Irak, por el peligro de que el Ejército turco quiere internarse en el norte del país, lo que provocará una reacción negativa de los kurdos. Nosotros pretendemos, al menos en esta fase, que la gente se quede cerca de la frontera. Pero, después de la caída de Sadam, tendremos que empezar a hablar de repatriación, no sólo de los que están abandonando el país ahora, pero sobre todo de los que se fueron en el pasado. Muchos de ellos se han integrado en otras sociedades, pero sigue existiendo un número alto, cerca de 500.000, más los que puedan irse ahora, que siguen viviendo como refugiados.

P. Pero, en otros conflictos, como Bosnia o Afganistán, los refugiados tardan en volver porque no se producen unas condiciones de seguridad suficientes. ¿Cuánto transcurrirá antes de que esas condiciones se den en Irak?

R. Es complicado. En Afganistán, nosotros decíamos a la gente que la situación de seguridad no permitía el regreso, pero muchos querían regresar a sus casas. La repatriación comenzó en marzo de 2002 y, desde entonces, han regresado 1,5 millones de personas. Ahora estamos hablando a principios de marzo, pero la preparación para la salida de refugiados no comenzó hace semanas, sino meses. Hemos tardado seis meses en prepararnos. Dentro de otros cinco o seis meses podremos tener una situación de seguridad, o al menos de percepción de seguridad, suficiente para la gente que insista en querer volver.

P. Hemos visto imágenes de refugiados intentando regresar a Basora a pesar de los combates. ¿Cree que el Gobierno de Sadam Husein está utilizando algún tipo de amenaza para que los civiles se queden en las ciudades?

R. Cuando preparamos lo que podía ocurrir en Irak, manejamos tres escenarios posibles. El primero, que el Gobierno iraquí se mantuviese neutral. Otro escenario, es que crease flujos de refugiados para entorpecer la actividad militar. La tercera opción es que quisiese que la gente permaneciese en las ciudades para hacer muy difícil la intervención militar en los núcleos urbanos. Los primeros días de lucha, aunque sólo son 10 días, indican que hay una política activa para que los civiles se queden en las ciudades; aunque esto es muy difícil de mantener. Sabemos que la gente es muchas veces más poderosa que sus líderes y hacen sus propias elecciones.

P. Cuando caiga el régimen de Sadam Husein es posible que se cree una Administración temporal dirigida por EE UU. ¿Cuál será la cooperación de la ONU con esta Administración y su papel en el futuro de Irak?

R. Es muy difícil hacer previsiones. Si me llegan a preguntar antes de la intervención, diría que lo mejor es que nunca hubiese tenido lugar. Si no confiaban en el resultado de los informes de Hans Blix [jefe de los inspectores de armas de la ONU], los miembros del Consejo de Seguridad tendrían que haber enviado cascos azules para reducir la capacidad de Sadam. Pero el Consejo de Seguridad no encontró una salida y se lanzó un ataque unilateral. Es el pueblo de Irak quien debería ser responsable del futuro de su país y si necesitan apoyo para resolver problemas es Naciones Unidas quien debería hacerlo. Pero no sabemos lo que va a pasar, porque con la intervención militar los estadounidenses hicieron lo que consideraron necesario y esto podría volver a ocurrir.

P. Varios miembros de la Administración estadounidense hablaron de fracaso de Naciones Unidas cuando el Consejo de Seguridad no logró aprobar una segunda resolución sobre Irak. ¿Cree que la ONU está en crisis?

R. No creo que sea verdad en absoluto. El Consejo no logró llegar a un acuerdo sobre una intervención militar; pero nadie explicó por qué no era posible seguir con las inspecciones, tal vez no era deseado por algunos países. Los estadounidenses tomaron su propio camino y otros prefirieron seguir a EE UU. En mi opinión, la ONU tiene que estar siempre en el centro de la solución de los problemas. No podemos decir que la ONU no funcionó, porque fue marginada por EE UU. Creo que un despliegue de cascos azules hubiese funcionado, pero muchos países no confiaban en ello. El hecho de que el régimen iraquí tuviese armas de destrucción masiva era un problema real, pero se podría haber tratado a través del Consejo. Cuando decidieron que no había otra salida más que la solución militar, ya dije que iba a ser un desastre humanitario y sigo pensando que lo es. En lo inmediato, por las víctimas en ambos bandos, y a largo plazo por los odios que permanecerán mucho más allá del conflicto. Pero vivo en la realidad y tenemos que prepararnos para lo que ocurra, tanto para los refugiados como para los retornos.

Ruud Lubbers, en la Fundación Carlos Amberes de Madrid.
Ruud Lubbers, en la Fundación Carlos Amberes de Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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