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El 40% de los alcohólicos tratados consigue curarse

Un estudio sobre la evolución de 850 bebedores durante 10 años revela que las mujeres responden mejor al tratamiento

El tratamiento contra el alcoholismo es eficaz. El mito de que la mayoría de los alcólicos recaen es falso. De hecho, son más los que se curan que los que recaen. Éstas son las principales conclusiones de un estudio que ha seguido la evolución, durante 10 años, de un total de 850 pacientes alcohólicos tratados en ocho centros de la red pública catalana de Atención a las Drogodependencias. Se trata de uno de los estudios prospectivos más amplios realizados en el mundo sobre alcohología. Y es, además, el que ha incorporado a una muestra más representativa de mujeres, habitualmente omitidas en este tipo de investigaciones. El 19% de los pacientes estudiados son del sexo femenino.

El cáncer, y no la cirrosis, es la primera causa de muerte en las personas alcohólicas

El trabajo, realizado por la Unidad de Alcohología de la Generalitat integrada en el hospital Clínico de Barcelona, ha arrojado resultados que, según los investigadores, ayudarán a hacer añicos algunos mitos que en la actualidad estigmatizan injustamente el alcoholismo. Durante el primer año de tratamiento, el 38% de los pacientes lograron dejar de beber, porcentaje que se mantuvo al cabo de 10 años, lo que permite afirmar que "la remisión de la enfermedad conseguida es definitiva", según Joan Colom, director general de Drogodependencias y Sida de la Generalitat.

Los resultados son aún más esperanzadores si se analiza la evolución de los pacientes excluyendo aquellos que al cabo de 10 años no han podido ser localizados (el 7%), los que han rechazado contestar (6%) o han fallecido (15%). Así, el porcentaje de alcohólicos que han pasado a ser abstemios se eleva hasta el 53%. El 10% son bebedores esporádicos y el 37% todavía siguen consumiendo alcohol de forma habitual.

"La respuesta en el primer año del tratamiento de desintoxicación es clave en la evolución posterior del paciente", explica Joan Colom. "La idea de que todos los alcohólicos recaen se está demostrando equivocada", señala el director general de Drogodependencias y Sida de la Generalitat. En sentido parecido se pronuncia Antoni Gual, jefe de la Unidad de Alcohología del hospital Clínico de Barcelona: "En nuestra sociedad está muy arraigada la creencia de que el alcoholismo está ligado inevitablemente a la fatalidad, pero no es cierto".

La investigación pone también en entredicho el mito de que las mujeres alcohólicas ocultan su enfermedad y resulta más difícil someterlas a tratamiento que a los hombres. Los datos recabados a lo largo de estos 10 años han demostrado, contrariamente, que las mujeres responden bastante mejor que los hombres al tratamiento y su evolución es más positiva. El 65% de ellas ha dejado totalmente la bebida 10 años después de iniciar la terapia, frente al 39% de los hombres.

Uno de los resultados que más ha sorprendido a los autores del trabajo es la identificación del cáncer como la primera causa de muerte de los alcohólicos que participaron en el estudio (131 pacientes falleciron). "Tradicionalmente se ha asociado la mortalidad de las personas alcohólicas a trastornos hepatodigestivos, entre los que destaca la cirrosis, pero en el estudio hemos visto que ésta ha sido la causa del 28% de las 1as muertes, frente al 34% de los casos en que la causa ha sido el cáncer, mayoritariamente de laringe", señala el doctor Antoni Gual.

Este resultado se explicaría por el hecho de que el abuso de alcohol va asociado muy a menudo al tabaquismo, según los investigadores.

Una de las principales misiones de la investigación era evaluar la morbilidad y la calidad de vida de los pacientes en función de la evolución de su enfermedad. Los resultados son concluyentes: los alcohólicos que han logrado dejar el hábito tienen mejor salud y mayor calidad de vida, sufren menos estrés y tienen mayor capacidad de adaptación a su entorno.

Así, entre los pacientes que se han recuperado al cabo de 10 años, sólo el 11% ha sufrido algún accidente y el 9,6% ha tenido que utilizar los servicios de urgencias. En cambio, entre los que siguen bebiendo de forma habitual, el porcentaje de accidentados es del 26,6% y el de usuarios de urgencias, del 26,4%.

Todos los pacientes que participaron en el estudio -de entre 16 y 55 años, y con una media de edad de 39 años- siguieron el mismo programa terapéutico. Tras un tratamiento intensivo de desintoxicación, de dos semanas de duración, los pacientes siguieron un programa de rehabilitación durante dos años, en el que la terapia de grupo desempeñó un papel fundamental. A lo largo de estos 10 años, el equipo investigador ha evaluado continuadamente a los pacientes evaluando hasta 729 variables en cada caso. El estudio se prolongará otra década para "consolidar los resultados obtenidos".

Durante 2002, un total de 12.000 personas solicitaron tratamiento en los centros especializados de la red asistencial pública catalana. El 63% de estas personas eran alcohólicas. En España, unas 300.000 personas se emborrachan habitualmente, la mayoría menores de 29 años. Se calcula que el alcohol es motivo directo de 10.000 muertes anuales.

Carme, en el hospital Clínico, donde ayer explicó su experiencia con el alcohol.
Carme, en el hospital Clínico, donde ayer explicó su experiencia con el alcohol.VICENS GIMÉNEZ

"La sociedad no perdona a una mujer borracha"

El alcoholismo es todavía una enfermedad que muy a menudo estigmatiza a quien la sufre. Pero cuando el poder adictivo del alcohol atrapa a una mujer, el rechazo social alcanza mayores cotas de crudeza. Al menos así lo han vivido en sus propias carnes dos pacientes, un hombre y una mujer, que han seguido tratamiento en el hospital Clínico de Barcelona y han participado en el estudio de la Generalitat.Carme, de 49 años, lleva 13 sin probar una gota, pero no se atreve a regresar a su ciudad, Sant Boi de Llobregat (Barcelona), de la que tuvo que "emigrar" por el desprecio con el que asegura que le trataron por ser una "mujer borracha". "Tuve que cambiar de empleo -trabajaba en el Ayuntamiento de Esparreguera- y buscar amigos nuevos. Mi marido estuvo a punto de dejarme", explica esta mujer que empezó a beber a los 15 años y decidió acudir al hospital Clínico de Barcelona en demanda de tratamiento en 1987. Volvió a beber, pero llamó de nuevo a la puerta del Clínico tres años más tarde, cuando estaba embarazada de su ºhija, que ya ha cumplido 13 años. "Estaba destrozada por la bebida y tuve miedo de que la niña que llebava en mis entrañas sufriera algún mal. Por suerte mi hija está perfectamente", afirma Carme, que hoy trabaja en la fábrica Seat de Barcelona y se considera rehabilitada después de estos 13 años de abstinencia. Pese a ello, Carme piensa que la sociedad nunca le perdonará que haya sido una mujer borracha.Es una sensación que nunca ha tenido Antoni (el nombre es figurado). "Yo sigo en el barrio donde siempre he vivido y no me avergüenzo ante nadie pese a que la gente de mi entorno me ha visto en unas condiciones deplorables", admitía ayer Antoni, de 50 años, tras escuchar el duro testimonio de Carme. A diferencia de ella, Antoni nunca ha tenido que abandonar su trabajo ni su círculo de amistades, y ha obtenido en todo momento el apoyo y la comprensión de su mujer. "Nunca me he sentido rechazado por ser alcohólico", afirma este vecino de Barcelona que inició su primer tratamiento en 1992 cuando le invadió "un gran sentimiento de culpa". Tras cinco años sin probar el alcohol, Antoni consideró superada su adicción, aunque se equivocó: "El año pasado tuve una fuerte recaída, cogí una fuerte borrachera y me puse de nuevo en tratamiento", explica. Ahora vuelve a ser abstemio y espera que sea la definitiva.

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