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CATÁSTROFE ECOLÓGICA

El viento del sur aleja la mancha de Galicia

El batiscafo 'Nautile' sella tres de las grietas del 'Prestige', pero descubre nuevas fugas

Por primera vez en un mes, el viento se ha apiadado de los gallegos. Un fuerte temporal del sur alejó ayer la gran mancha de fuel de la castigada zona de la Costa da Morte y concedió a Galicia una tregua que puede durar varios días. La concentración de combustible, un conglomerado de balsas dispersas que abarca un área equivalente a la superficie de la isla de Menorca, se adentraba anoche en el golfo de Vizcaya con nuevos puntos de mira: la cornisa Cantábrica española y, en el horizonte, Francia, un país que lleva semanas preparándose para la posible llegada de la marea negra. El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, también ofreció ayer buenas noticias: el batiscafo francés Nautile ha logrado taponar otras tres grietas en los tanques hundidos del Prestige. Pero Rajoy reconoció al mismo tiempo que han aparecido nuevas fugas de menor tamaño.

Una de las aberturas taponadas aún deja salir un pequeño flujo de combustible
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Acostumbrados a que a cada mala noticia le siguiese una peor, los gallegos se encontraron ayer con que la marea negra tal vez les vaya a conceder una tregua navideña. El viento que contribuyó a partir el Prestige y arrojó sus excrementos a la costa gallega se puso al fin a favor de los miles de pescadores y mariscadores exhaustos tras más de un mes de batalla contra el fuel. El temporal del sur, con rachas de más de 100 kilómetros por hora, libró a la ya depauperada Costa da Morte de otro baño de veneno negro y empujó la mancha hacia el Cantábrico. Anoche se encontraba a unos 40 kilómetros de tierra, adentrándose en el golfo de Vizcaya. En la zona entre el litoral de Lugo y Asturias ya se avistaron pequeñas lagunas de combustible a una distancia de unas siete millas de la costa. El temporal, en contrapartida, no permitió a los pesqueros de la Costa da Morte salir a achicar la miríada de concentraciones de fuel de poco tamaño que ha ido dejando la gran mancha en su avance por toda la fachada atlántica de Galicia. El pasado viernes se recogieron en la zona 461 toneladas de fuel, según datos aportados por Rajoy, quien no pudo precisar la cantidad que permanece en el mar.

Cierta normalidad

"Parece que podremos entrar en un periodo de cierta normalidad", anunció el consejero de Pesca de la Xunta, Enrique López Veiga. Ante la previsión de que el fuel siga alejándose de la costa, puesto que el viento mantendrá su orientación actual hasta el martes, el Gobierno ya empieza a considerar la posibilidad de levantar la prohibición de faenar en algunas zonas de los más de 900 kilómetros de litoral donde no se permite pescar desde hace semanas. Las primeras favorecidas podrían ser las Rías Bajas, donde el fuel apenas ha entrado, pero que permanecían vedadas a la pesca y el marisqueo como medida precautoria.

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Pero aunque parece que los gallegos van a tener una Nochebuena más tranquila de lo esperado, la amenaza no ha desaparecido. El viento podría hacer cambiar el rumbo de la mancha en cualquier momento, como prueba la historia de su deriva en las últimas semanas. La concentración de fuel que va camino del Cantábrico proviene de los derrames del Prestige poco antes de hundirse, el 16 de noviembre. La riada de hidrocarburo alcanzó la costa gallega 11 días después. Una parte se estrelló en Finisterre y otra se fue hacia el sur, mantuvo varios días en jaque a las Rías Bajas, luego se situó frente a Portugal, volvió a derrotar al norte, donde dejó de nuevo su rastro en la Costa da Morte, y ahora se dirige al golfo de Vizcaya. Pero aun en el caso de que ya no regresara a Galicia, en medio del Atlántico persiste otro peligro: una mancha proveniente de las filtraciones de los tanques hundidos del Prestige, que ahora mismo está a unos 250 kilómetros de tierra, a la altura de las Rías Bajas.

En el fondo del mar, donde permanece buena parte de la carga venenosa del petrolero, la situación se ha paliado en la medida de lo posible. Rajoy anunció en A Coruña que tres de las fugas en los tanques, dos en proa y una en popa, han sido "obturadas, aparentemente con éxito". Pero las buenas noticias tienen un límite. Una de las aberturas taponadas aún deja salir un pequeño flujo de combustible, según admitió el vicepresidente. Y también se ha apreciado "alguna fuga más en proa", sin que Rajoy pudiese precisar ni el número de nuevas grietas ni la cantidad de chapapote que dejan escapar.

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