Nuestros chalados y sus locos cacharros
Un libro con fotos inéditas documenta los inicios de la aeronáutica en Cataluña
Unos mecánicos arrastran un frágil Blériot XI en Can Tunis en la Primera Gran Setmana de l'Aviació de Barcelona, mientras el caballo de un guardia urbano mira con desconfianza el precario ingenio. Un aparato Farman que parece un híbrido entre la imaginacion de Leonardo y la osadía de los hermanos Wright descansa de su breve vuelo en el hipódromo de El Prat de Llobregat rodeado de curiosos con cara de asombro. Los restos desperdigados en plena calle del primer accidente aéreo con víctimas mortales en Cataluña (el 30 de octubre de 1917) lanzan su elocuente advertencia sobre los peligros de la aviación ante una multitud muda... Las fotografías que recoge el libro La conquesta de l'aire a Catalunya (Pòrtic), dignas de Aquellos chalados con sus locos cacharros, pero en versión local, están llenas del romanticismo y el dramatismo de la gran aventura del vuelo. Son medio centenar y la publicación, de 70 páginas, es modesta, pero de ellas brota como un viento fresco toda la épica de aquellos tiempos pioneros. Pertenecientes al archivo fotográfico del Centre Excursionista de Catalunya e inéditas hasta ahora, las fotos documentan el desarrollo de la aviación en Cataluña desde 1910 hasta el umbral de la Guerra Civil y van precedidas de un texto del especialista Rafael Battestini que resume la historia de la aeronáutica en el país.
Cataluña, señala el autor, se apuntó pronto al reto de volar y en 1794 Francesc Sampons y Domènec Boves despegan desde el Portal de l'Àngel junto con el italiano Vicenzo Lunardi en un globo de hidrógeno. Aprovechan para medir la temperatura del aire merced a un termómetro. En 1908, Josep Comas i Solà funda la Asociación de Locomoción Aérea, dedicada al vuelo con globos. Y ese mismo año se construye en los Talleres Rossell i Vilalta un aeroplano semejante al que los Wright hicieron volar en 1903. Pilotado por Gaspar Brunet, el ingenio despega en el hipódromo de El Prat y se estrella instantes después. Battestini recalca que la aviación propiamente dicha no nace en Cataluña hasta el 11 de febrero de 1910, con los vuelos de Lucien Mamet en el hipódromo de Can Tunis a los mandos de un monoplano Blériot XI. El vuelo dura 20 minutos y 20 segundos, y el aparato alcanza los 70 metros de altura. Ese mismo año tiene lugar la Primera Gran Setmana de l'Aviació de Barcelona, en la que participan cinco aviones, uno de ellos pilotado por Jacques de Lesseps, hijo del constructor del canal de Suez. Más tarde, despegando desde el Camp de la Bota, el piloto Louis Gaudart sobrevuela el monumento a Colón.
El primer viaje aéreo, documenta Battestini, cubre el trayecto Barcelona-Sant Feliu de Guíxols y lo realiza un Demazel biplano y biplaza. El periodista deportivo Josep Canudas se convierte en 1914 en el primer pasajero aéreo catalán. En 1916 se crea la la Escola Catalana d'Aviació en el campo de La Volateria, en El Prat. Y en 1917 tiene lugar el primer accidente mortal, cuando se estrella un avión y mueren sus dos tripulantes, el instructor Salvador Hedilla y el alumnno Josep Maria Armangué, un médico. Las fotos del accidente, con el avión completamente destrozado, ilustran lo brutal del impacto. A Hedilla, primer director de la Escola d'Aviació Pujol, Comabella i Cia. (hay imágenes de sus hangares), se le puede ver en otra foto, a bordo de un Hedilla Mono Coupé, en perfecta estampa de pionero, con chaquetón de cuero, bufanda y bigotes con las guías hacia arriba, luciendo una sonrisa llena de confianza.
Canudas, que le había cogido el gusto al vuelo (luego será piloto militar para la República), realiza en 1919 el primer looping acreditado con un pasajero, Nicolau Battestini -el padre del autor del texto del libro-. La primera línea comercial se crea en 1920, con un hidroavión Savoia S9 que une Barcelona y Palma de Mallorca, y el 31 de enero de 1931 consigue su título de piloto la primera mujer aviadora de España, Mari Pepa Colomer (en 1934 la sigue Dolors Vives; ambas volarán para la República durante la guerra).
La visita del Graff Zeppelin a Barcelona en 1931 y el vuelo de dos helicópteros avant la lettre, el del italoargentino Pescara y el de Juan de la Cierva, son otros hitos de la historia de la aeronáutica en el país, cuyo impacto en el mundo cultural ejemplifica Battestini con los hoy -tras el asunto del piloto del Messerschmitt- tan actuales versos de J. V. Foix: "Com el pilot que força els governalls/ Quan ix del Prat, i per salvar un pollanc/ Arrisca incert, el vol...".
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