Auschwitz, la experiencia
Una experiencia fundamental recorre la obra de Imre Kertész: Auschwitz. Afinando un poco, podríamos decir: Auschwitz y el totalitarismo. A ella ha dedicado novelas, relatos, textos, ensayos, conferencias. Es un hecho de una enorme proyección universal, pero en su caso es también vivido, propio. Siempre se percibe un tono marcadamente autobiográfico en sus textos. Pero es preciso ir con cuidado. Son obras muy trabajadas desde el punto de vista constructivo y estilístico. En una entrevista señaló que había que ver Sin destino como una obra dodecafónica.
El traductor ha de tener muy en cuenta este elemento constructivo. A la hora de traducir Kaddish por el hijo no nacido, el punto donde se me abrió el libro fue la referencia a la Novena sinfonía de Gustav Mahler. Allí comprendí que tenía que traducir la obra pensando continuamente en música, sobre todo en las indicaciones de intensidad, en fortes, pianos, pianissimos, fortissimos, en la dinámica de la música clásica. El Kaddish avanza musicalmente hacia un punto, que es el diálogo final entre el narrador y su mujer: allí se produce el clímax, similar al del adagio de la Novena, y a continuación viene el final en pianissimo.
En nuestras conversaciones siempre me ha insistido mucho en este trabajo artístico de construcción de cada obra. Es muy importante tenerlo en cuenta, sobre todo tratándose de un escritor que se basa en la experiencia. Porque Imre Kertész busca la liberación a través del arte (en este sentido es, aunque parezca extraño, el más proustiano de los escritores). Es el arte el que permite sumergirse en la memoria, sumergirse en lo más oscuro y así liberarse.
Imre Kertész es un escritor de la liberación, y así encuentra él a sus lectores.
Adan Kovacsics ha traducido algunas de las obras de Kertész al español.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.