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Reportaje:50º FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN

Coppola reivindica el cine como poesía

El cineasta anima a los jóvenes a buscar nuevos lenguajes en un locuaz encuentro con la prensa

Elsa Fernández-Santos

'Yo reivindico que el cine sea tratado como poesía, como literatura, como un lenguaje artístico, que el cine sea cultura y no industria'. Francis Ford Coppola (Detroit, Michigan, 1939) ofreció ayer en el Festival de Cine de San Sebastián un multitudinario encuentro con la prensa de casi dos horas de duración. Habló de cine, de política, de tecnología, de la industria, del fracaso, del éxito, de su familia y de su vida. 'No tengo una película para presentarles, así que sólo puedo ofrecerles mi inspiración y mis sueños. Contestaré a lo que quieran y durante el tiempo que quieran. No tengo prisa'.

'Llevo cinco años sin hacer cine, escribiendo lo que quiero que sea mi próxima película: Megalópolis. Es un proyecto demasiado grande, demasiado ambicioso y llevo mucho tiempo trabajando en él. Nunca he eludido el riesgo y esta vez tampoco lo haré'. Coppola aseguró que el sueño de llevar este filme futurista a la gran pantalla se hará, tarde o temprano, realidad. La película, explicó, ocurre en Nueva York, en varias épocas, y quiere hablar del tiempo, de la relación del hombre con el tiempo. 'Quizá lo que les cuento resulta muy abstracto. Es una historia épica, sobre la utopía. El tiempo dicta nuestras vidas, pero el tiempo también es una invención del hombre. Esta película será mi particular Guerra y Paz, y como Tolstoi, que tardó diez años en escribir su novela, necesito tiempo para darle el sentido que quiero'.

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Coppola asegura que ahora, por fin, puede financiar él mismo su proyecto. Gracias al éxito de sus viñedos. 'Puedo pagarme mi película y perder todo mi dinero sin importarme. He vuelto a un sistema de trabajo muy similar al que tenía de joven, cuando hice La conversación o The rain people, la película que ganó aquí hace 33 años. El Padrino cambió mi carrera, me dio un status de director importante. El éxito tiene muchos peligros y yo los he padecido todos. El éxito me alejó de la escritura. Ahora he vuelto a ella. El vino me ha hecho independiente. Gracias a él ahora podré hablar de lo que quiera sin tener miedo'.

'No estoy tan loco'

El director recordó como los estudios de Hollywood jamás defendieron El Padrino: 'No les gustaba ni Marlon Brando, ni Al Pacino, ni nada. El éxito de El Padrino me ha dado la gran satisfacción de ver que mis convicciones no eran inútiles, que puedo creer en ellas, que no estoy tan loco'. Como hizo la noche anterior al recoger el Premio Especial Donostia, el cineasta afirmó que sigue siendo un creador inseguro. 'Un verdadero artista no puede estar seguro de sí mismo'.

'Cuando vine aquí hace 33 años no tenía demasiada fe en mí mismo. Todo era nuevo para mí. Yo era un niño pobre y esto era el esplendor europeo. Gané la Concha de Oro y mis hijos, que creyeron que era de oro de verdad, querían que la fundiera para comprarnos con ella un Porche. Aquel premio me dio mucha fuerza, fue muy importante para mí. Por eso siempre supe que volvería, que de alguna manera tenía que agradecer aquello'.

Como siempre, el cineasta cargó las tintas contra Hollywood y sus estudios: 'La filosofía imperante es que para tener éxito no hay que arriesgarse. Pero los estudios acabarán siendo víctimas de sí mismos. La industria del cine es muy triste. Sólo les importa el dinero. El lenguaje del cine se inventó en sus dos primeras décadas. Lo más innovador sigue todavía ahí, en el cine mudo. Con la llegada de los estudios llegó el control y se dejó de investigar. Yo reclamo que los jóvenes cineastas vuelvan a investigar el lenguaje, que busquen caminos diferentes a los que existen. Yo mismo busco esos nuevos caminos y espero encontrarlos. Quiero que los jóvenes directores hagan obras contemporáneas en lugar de repetir siempre lo mismo. El cine debe ser una forma de arte. No quiero ser un simple director, quiero crear un lenguaje, quiero que se trate al cine como a la literatura'.

'El cine', continuó, 'es la solución a los problemas del hombre. El cine tiene el potencial de crear otros mundos más bellos y maravillosos y si la industria no lo destruye antes el cine nos salvará'.

A pesar de ser crítico con la política de su país, el autor de Apocalypse now, Rumble fish o La conversación defendió 'la grandeza de América'. '´Somos un país de inmigrantes. Ésa es su grandeza y su esperanza. ¿Censura? Sólo existe la de uno mismo'.

Francis Ford Coppopla, ayer en San Sebastián.
Francis Ford Coppopla, ayer en San Sebastián.JESÚS URIARTE

'¡El celuloide ha muerto, larga vida al cine!'

'¡El celuloide ha muerto, larga vida al cine¡' Francis Ford Coppola lo exclamó defendiendo lo él llama 'cine electrónico'. 'A los jóvenes les gusta demasiado el celuloide, lo tienen mitificado, y se resisten ante las nuevas tecnologías pero yo llevo años defendiendo los nuevos soportes cinematográficos. Cada uno usa la tecnología que puede o que quiere. Y cuanto más barato sea, mejor para los creadores y peor para los estudios, que perderán el poder que les da controlar el dinero. Recuerdo que hace 20 años tuve en España un encuentro con cineastas para hablar de nuevas tecnologías. Me tomaron por loco. Nadie me hizo caso. Se equivocaron, hoy lo puedo afirmar'.

Coppola recordó cómo el fracaso de Corazonada ('una película en la que quise mostrar lo que se podía hacer con las nuevas técnicas') le llevó a una fuerte depresión. 'Mi familia ha padecido mucho por mi culpa. Recuerdo cómo mi hija Sofía, con apenas ocho años, cada vez que llegaba un cartero a casa con cualquier notificación le gritaba desde la puerta. 'Fuera de aquí. Esto es Tara'.

Coppola dijo que ahora ('con todo el dinero de nuestros viñedos') se ha jurado no tener nunca más una deuda. 'Nunca volveré a deberle dinero a un banco'.

Habló de su familia y defendió a sus hijos por querer seguir sus pasos: 'Mi hija Sofía empieza este domingo a rodar su nueva película y me siento orgulloso de ella. Los padres deben transmitirles a sus hijos su cultura, su tradición. Yo he hecho teatro para mis hijos desde que son niños y es lógico que se sientan atraídos por el arte. En mi familia la tradición se ha pasado como se pasa en las familias de flamenco. Todos los jóvenes deberían querer ser artistas y no otra cosa. En realidad todo el mundo debería intentar ser un artista. El mundo sería mucho mejor'.

Coppola habla sin parar, rápido, expresando sus opiniones y levantando los brazos: 'Puede que diga alguna tontería, pero por ello no dejo de expresar lo que quiero'.Su rueda de prensa ayer en San Sebastián no fue sólo una de las más concurridas que se recuerdan en el festival sino una de las más largas. Perodistas, críticos, miembros del jurado y actores acudieron al encuentro. Sentados en el suelo o de pie escuchaban en absoluto silencio todas sus respuestas. Un joven actor chileno le preguntó por el reparto de su proyecto Megalópolis y el cineasta dijo: 'Pues es un problema porque al paso que voy los actores en los que pensaba ya andarán por los cincuenta. Hace años conocí a un joven actor que me interesó mucho. Cené con él en París varias veces, hablamos de cine y de posibilidades de trabajar. Era un total desconocido. Hoy es Russell Crowe y no podría pagarle su sueldo para que trabajara en mi película. Así que ya veremos'.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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