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Reportaje:

Una fosa guardada en la memoria

Exhumados en un pinar de Zaldibia los restos de dos fusilados en la guerra civil

Mikel Ormazabal

Martín se dio una palmada en la frente. Su memoria procesó sin vértigo ninguno el recuerdo de una confesión de su padre, hecha durante el franquismo, en los tiempos del silencio y las confidencias secretas. Escuchó en la intimidad-clandestinidad de su hogar una macabra historia de guerrilleros fusilados. Aquellos muertos sin nombre no eran fruto de su imaginación. Su recuerdo fue tan real como la injusta sepultura que recibieron.

Tan real que Martín Ibarguren, vecino de Zaldibia, precisó al milímetro el lugar donde les cavaron la fosa. Este lunes clavó una estaca en un denso pinar para señalar a los expertos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi dónde se encuentraban los restos. Al excavar la zona, afloraron dos esqueletos envueltos en arcilla blanda y pegajosa. La estaca coincidía con el cráneo de uno y los pies del otro.

Los restos hallados pertenecen a dos personas adultas cuyas identidades se desconocen, explicó ayer Francisco Etxeberria, profesor de Medicina Legal de la UPV y responsable de la sección de Antropología de Aranzadi. Aunque los expertos no han tenido tiempo aún para avanzar en las investigaciones, los cadáveres presentan en sus cráneos sendos orificios por el paso de un proyectil de arma de fuego. El disparo de gracia. 'Se dan las mismas circunstancias que en los fusilados encontrados recientemente en Burgos y León', en cuyas excavaciones también ha participado Aranzadi, informó Etxeberria.

A raíz de estos descubrimientos, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha comenzado a recuperar los restos de personas desaparecidas durante la guerra civil española (1936-1939). Los hallados en Zaldibia fueron enterrados en octubre de 1936. Martín recordó que su padre y sus dos hermanas se encontraban recogiendo manzanas en lo que hoy es un pinar cerrado junto a la carretera de acceso a Gainza. 'Eran las 16.30 aproximadamente. Oyeron una ráfaga y marcharon a casa atemorizados'. El testimonio de Martín es de una precisión pasmosa. 'Cuando llegaron a casa tenían ya el aviso de enterrarlos. Contrató a dos peones para hacer la fosa y allí se quedaron'. Hasta hoy.

'A mi padre le llegó el rumor de que eran de Andoain', a unos 30 kilómetros del lugar, dijo Martín. Con esta referencia y la investigación histórica y arqueológica de los restos, los técnicos de Aranzadi tratarán de identificarlos por si algún familiar los reclama. Serán analizados en el laboratorio, al igual que los restos de 300 personas encontradas bajo la iglesia de Zarautz o los de 150 soldados que batallaron en las guerras napoleónicas hallados en Tolosa.

El historiador Iñaki Egaña afirmó que, como en la mayoría de los desaparecidos en la contienda de 1936, fueron ajusticiados extrajudicialmente. Durante la guerra y hasta 1942, en Guipúzcoa fueron ejecutados en esas circunstancias 1.100 leales a la República, de los que 'más de la mitad se desconoce dónde fueron enterrados'. Se calcula que en todo el País Vasco fueron 5.500.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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