Guerra contra la pobreza
Los empresarios arrimarán el hombro. Duramente castigados por los secuestros y las extorsiones, los empresarios sufragarán parte de los fondos requeridos para el fortalecimiento de la máquina militar y policial del Estado para combatir la subversión, si esa contribución es acorde con el pobre crecimiento económico de Colombia calculado para este año: apenas un 1,5%. No obstante, sus portavoces admiten que perder la guerra sería mucho más caro que arrimar el hombro junto al hombre que parece determinado a no dejarse seducir por las maniobras dilatorias de los grupos ilegales, irreductibles durante las fracasadas negociaciones con Pastrana.
El ministro saliente de Hacienda, Juan Manuel Santos, se permitió aconsejar al nuevo gobernante que no acometa el desarrollo de la agenda política a costa de la económica porque los mercados internacionales son inestables, y el país puede quedarse sin financiación y entrar en una crisis catastrófica, cuando no en el desgobierno. 'Puede quedarse sin el pan y sin el queso', manifestó en una entrevista con el diario El Tiempo. 'Colombia está en una guerra. Y no sólo contra la violencia. También contra la pobreza, la falta de credibilidad y la inestabilidad macroeconómica de los últimos años, de la cual nos estamos recuperando con sacrificios', subrayó.
Crecimiento mediocre
El país latinoamericano, desbordado por los problemas, ha exhibido un comportamiento económico 'mediocre', según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL): creció un 1,6% en 2001, después de haber caído un 4% en 1999, el batacazo más importante del siglo. El milagro es que haya crecido durante décadas en medio de tanta turbulencia.
Pese a las recomendaciones del ministro, el primer desafío de Uribe parece ser el cumplimiento de la promesa que le llevó a la victoria: doblegar a guerrillas (21.000 miembros) y paramilitares (10.000), y encarrilar la solución de un conflicto que se acerca a los cuatro decenios. EE UU permitirá a Uribe el uso castrense de recursos del Plan Colombia contra el narcotráfico: 79 helicópteros, equipos de espionaje y campaña, y una brigada de 3.000 hombres entrenados en EE UU.
'Ésta es una guerra muy compleja de 40 años, así que no hay que hacerse muchas ilusiones. No obstante, Uribe tiene la obligación de mostrar resultados a corto plazo si no quiere ver derrumbarse su popularidad', precisa el decano de Ciencias Políticas de la Universidad Javeriana, Fernando Giraldo. Y la negociación dependerá de los golpes que puedan asestarse a unas guerrillas acostumbradas a observar desde la grada las transmisiones de mando y a empezar casi de cero en las eventuales negociaciones.
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