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La costera del atún se ha desplomado esta campaña cerca de un 80%

Los 'arrantzales' atribuyen la caída al uso de arrastres pelágicos

La costera de túnidos no puede ir peor para los pescadores vascos, que ya han padecido también este año una pésima campaña de la anchoa. 'En las lonjas vascas se ha vendido un 80% menos que el año pasado', asegura el presidente de la Federación de Cofradías de Guipúzcoa, Esteban Olaizola. La causa está, opina, en la presencia del arrastre pelágico francés e irlandés que aleja al bonito del Golfo de Vizcaya.

Los datos de la campaña, que se inició a mediados de mayo, hablan por sí solos. Las capturas han caído en picado en Guipúzcoa -ningún responsable de la Federación vizcaína pudo ofrecer ayer datos a este periódico-. Si el 27 de julio de 2001 los pescadores habían descargado un millón de kilos de atún rojo o cimarrón, este año sólo se habían contabilizado en esa fecha 250.000 kilos de esa especie, lo que inevitablemente ha disparado su precio en lonja de los 4,3 euros por kilo del año pasado a los 5,70 actuales.

Los resultados para el bonito no son mejores: 600.000 kilos a estas alturas de la campaña de 2001 frente a los 50.000 capturados actuales, con un aumento de coste para el consumidor de 3,50 a 5 euros el kilo.

'Llevamos un año pésimo', se lamenta Olaizola tras aportar estas cifras. 'Y tendremos más años desastrosos mientras no desaparezcan las redes pelágicas de nuestras costas'. Olaizola atribuye el descenso del volumen de capturas a la presencia de embarcaciones francesas e irlandesas que utilizan estas artes de pesca.

A 20 millas

'Están entrado casi ya a 20 millas de nuestras costas y el pescado se asusta y se aleja de aquí', asegura. 'Estamos muy preocupados y tenemos miedo a que haya incidentes en el mar, así de claro', sentencia.

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Olaizola lleva años haciendo campaña contra el empleo de este tipo de redes de malla a la deriva. Su uso por pescadores de otros países, que ya ha suscitado más de un enfrentamiento en el pasado, pone en peligro el arte tradicional de pesca que emplean los arrantzales, selectivo, 'económicamente rentable, respetuoso con el medioambiente y socialmente avanzado en cuanto a la cantidad de puestos de trabajo que crea', según Olaizola. 'Nos estamos cargando el futuro de la flota de bajura y a ver quién se hace responsable', agrega.

Los pescadores vascos piden la prohibición del arrastre pelágico en una franja que va desde Burdeos hasta Galicia. Será su principal reivindicación en la reunión que celebrará en septiembre la Comisión de Pesca del acuerdo de Arcachón. Mientras tanto, los más de 2.000 pescadores vascos que viven de la costera del bonito siguen faenando a ver si la mar les depara sorpresas agradables. La campaña finaliza, en principio, en octubre, pero si la situación sigue como hasta ahora, quizá tengan que amarrar en puerto en septiembre.

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