EE UU y Marruecos no logran imponer en la ONU la autonomía para el Sáhara
Un proyecto de resolución británico recalca que el referéndum es una opción válida
El Consejo de Seguridad de la ONU va a ser de nuevo incapaz de resolver el futuro del Sáhara Occidental. Hoy empezará a discutir una propuesta del Reino Unido que pone sobre la mesa todas las posibles soluciones, insiste, no obstante, en el derecho a la autodeterminación saharaui y vuelve a pedir al enviado especial en la región, James Baker, que retome las negociaciones. La indecisión del Consejo es un revés para Estados Unidos, que propuso una autonomía para el territorio, y para Marruecos, que sólo estaba dispuesto a contemplar esa solución.
El texto que hizo circular ayer el presidente de turno del Consejo, el embajador británico Jeremy Greenstock, insta a encontrar 'una solución duradera que se base en la autodeterminación del pueblo saharaui'. Reconoce además la validez del Plan de Arreglo (que prevé celebrar un referéndum), pero resalta 'las diferencias fundamentales entre las partes sobre la aplicación de este plan y sobre las otras opciones' que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, propuso el pasado febrero.
Las otras tres opciones sugeridas por Annan son: la autonomía del Sáhara bajo soberanía marroquí, la partición del territorio entre Marruecos y el Frente Polisario y la retirada de las fuerzas de la ONU en la zona.
Incapaz de superar sus divergencias desde hace más de cinco meses, el Consejo reconoce en el texto británico que 'no está en condiciones de elegir ninguna de estas opciones'. Pide, por tanto, que el ex secretario de Estado estadounidense y enviado especial de Annan en la zona, James Baker, 'encuentre una solución política' al conflicto.
Le da de plazo hasta el 31 de enero de 2003, fecha en la que España -si resulta elegida en octubre próximo- ocupará uno de los 10 escaños reservados a los miembros no permanentes en el órgano decisorio de la ONU.
El texto británico se someterá hoy a las deliberaciones del Consejo. Debería ser aprobado sin dificultades, 'quizá con modificaciones superficiales', aseguró una fuente diplomática, antes de que finalice, mañana martes, el mandato de la fuerza de la ONU en el Sáhara.
En otras palabras: el Consejo de Seguridad vuelve a la casilla de salida. Es precisamente lo que Baker y Annan trataron de evitar el pasado febrero cuando emplazaron al Consejo a encontrar una solución e imponerla a las partes para acabar con años de negociaciones infructuosas. Baker amenazó incluso, en abril, con dimitir si la ONU no zanjaba de una vez.
Una iniciativa de EE UU y un error táctico de Marruecos fueron los ingredientes que precipitaron el compromiso propuesto ayer por el Reino Unido.La semana pasada Washington volvió a presentar un proyecto de autonomía para el Sáhara que, en la práctica, descartaba la celebración de un referéndum. Aunque matizada, retomaba su idea de abril pasado que no recabó suficientes apoyos en el Consejo para ser sometida a votación. Contaba de nuevo con el respaldo de País y Londres.
Durante las discusiones celebradas la semana pasada, Rusia formuló enmiendas con la intención de no dar por enterrada la autodeterminación aunque prevalecía el proyecto de autonomía para la ex colonia. Las negociaciones parecían encaminarse hacia la adopción de un texto mixto apadrinado por Washington y Moscú. Incluso Argelia, principal valedor del Polisario, no veía con malos ojos la propuesta ambigua.
Pero Marruecos se negó en redondo. En una carta al Consejo de Seguridad, el embajador marroquí, Mohamed Bennuna, desestimó la resolución mixta, reprochándole mezclar 'dos opciones irreconciliables' y crear una 'quinta opción' no incluida en el informe de Annan. La propuesta estaba, según él, condenada al 'fracaso'.
Poder persuasivo
El tajante rechazo marroquí incitó a Washington, según fuentes diplomáticas, a renunciar a usar su poder de persuasión para sacar adelante una resolución que ni siquiera satisfacía a su principal aliado en el Magreb porqué no hacía suficiente hincapié en la solución autonómica.
Francia, el principal valedor de Marruecos en la ONU, vio de pronto cómo sus socios occidentales evitaban un enfrentamiento y aparcaban la iniciativa estadounidense.
La adopción, en las próximas horas, de la resolución británica supone un cierto éxito para el Polisario, que temía que el Consejo encargarse a James Baker elaborar un proyecto de solución autonómica ampliada y sepultase el referéndum.
El movimiento saharaui está convencido de que, si no salía ahora adelante, el proyecto de autonomía quedará por completo descartado. Por el contrario, la diplomacia de Rabat confía en que, a principios del año próximo, sus aliados en la ONU someterán de nuevo al Consejo una resolución que proponga la autonomía bajo soberanía marroquí.
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