Josep Llinás reivindica la 'sonrisa' de Jujol frente a la 'penitencia' de Gaudí
Un curso analiza la influencia del autor de La Pedrera en la arquitectura contemporánea
Josep M. Jujol (1879-1949) fue el único discípulo de Gaudí, un maestro difícil de imitar y mucho más de superar, con el que colaboró de forma tan estrecha que resulta difícil discernir qué habría sido del uno sin el otro. 'La arquitectura de Jujol provoca la sonrisa y el gozo de los sentidos, mientras que la de Gaudí tiene un poco el componente de una penitencia que hay que cumplir, es más épica y cerrada', comentó el arquitecto Josep Llinás en su intervención en un curso de la Universidad Menéndez Pelayo en Barcelona sobre la influencia de Gaudí en la arquitectura contemporánea. En el mismo también se ha analizado la obra de Ghery, Navarro Baldeweg, Tusquets, Pinós y Barba Corsini.
Parecía justa esta reivindicación de Jujol -autor, por ejemplo, de los techos y las barandillas de hierro de La Pedrera- en un año en el que se ha santificado, de momento sólo en el cielo de la arquitectura, la figura de Gaudí. Josep Llinás, autor de la restauración del teatro Metropol, de Tarragona, una de las principales obras de Jujol, no le escatimó elogios. 'Los dos trabajaban para manifestar ideas o creencias religiosas, pero Gaudí tenía como clientes a los obispos y Jujol a los curas de pueblo. Creo que en algunas obras de Gaudí esto se nota, porque el dinero se interpone en el mensaje. Jujol no tuvo este problema', afirma Llinás. Compartían, eso sí, una misma manera de valorar todos los materiales por igual, 'tanto si es el oro como la basura', pero considera Llinás que la de Jujol es una obra más alegre y, sobre todo, más abierta a reinterpretaciones y nuevas intervenciones. 'Permite una segunda oportunidad, tal vez porque él trabajó casi siempre sobre obras preexistentes; en cambio, Gaudí es un arquitecto de primera oportunidad cuya obra más bien expulsa las intervenciones posteriores'.
Y puso como ejemplo metafórico de esta 'expulsión' que la más célebre intervención en la obra de Gaudí, los apartamentos que diseñó Barba Corsini en 1954 en el desván de La Pedrera, fueron derruidos en 1996. Barba Corsini fue quien, significativamente, cerró ayer este curso, pero antes también había reivindicado su trabajo el arquitecto Óscar Tusquets. 'Lo que ha hecho Caixa de Catalunya en La Pedrera ha estado muy mal', afirmó. 'Tanto lo de destruir los apartamentos de Barba Corsini, de los que habría que haber dejado algún ejemplo, como las intervenciones en el sótano, la sala de actos y la planta noble, en donde se han eliminado los tabiques para hacer una falsa planta libre que desvirtúa su lectura'. Tusquets, al igual que el director del curso y de la exposición Universo Gaudí, el arquitecto Juan José Lahuerta, critican abiertamente la visión del autor de La Pedrera como un arquitecto prerracionalista que se defiende desde la dirección del Año Gaudí. 'La interpretación reductiva de la obra gaudiniana a un compendio de geometrías y estructuras complejas es sólo un parte de su obra, pero es lo que les permite justificar la continuación actual de la Sagrada Familia', afirma Lahuerta.
'A Gaudí no se le puede imitar de ninguna manera', afirmó Tusquets. 'Pienso que es un arquitecto que, más que abrir puertas, las cierra, como hace Picasso con la pintura. De él sólo se puede aprender su inmensa ambición a la hora de yuxtaponer significados a cada elemento'. Este 'coraje a la hora de enfocar un problema' es una actitud que sí puede rastrearse en la obra de otros o en la propia, y es, precisamente, lo que intentó Tusquets en una brillante conferencia en la que analizó tanto algunos de sus diseños, algunos explícitamente gaudinianos, como su arquitectura.
En Tusquets, la relación con Gaudí parece más clara que, por ejemplo, en la obra del mismo Llinás o de Juan Navarro Baldeweg, que centró su intervención en una explicación de su obra a partir de la dualidad entre el orden minimalista y la vitalidad caligráfica, algo que, aseguró, se encuentra también en Gaudí. Para Lahuerta, la confianza en el ornamiento que tiene Navarro Baldeweg es lo que justifica su presencia en este curso, como lo es la utilización de materiales reciclados y de un cierto brutalismo arquitectónico en el caso tanto de Frank O. Ghery como de Carme Pinós. El primero, al que muchos han comparado con Gaudí, fue analizado por el crítico italiano Francesco dal Co, y la segunda presentó personalmente su trabajo actual en una exposición que estuvo precedida por un análisis de dos de las obras que realizó junto a Enric Miralles -el pabellón de tiro al arco de Barcelona y el cementerio de Igualada- a cargo de Lahuerta. 'La manera brutal de trabajar los materiales en la Cripta Güell tiene mucho que ver con la arquitectura de Miralles-Pinós', asegura Lahuerta.
El curso, celebrado en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, coincide con otros tres organizados por la Universidad de Barcelona durante este mes de julio que también abordan la figura de Gaudí.
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