Argentina pasa a ser el sexto país más pobre de Latinoamérica al caer su PIB un 16%
Los nuevos datos convierten al país en el sexto más pobre de toda América Latina
La caída libre de la economía argentina logró batir su propio registro desde que comenzó la recesión en 1998. En el primer trimestre del año, el Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo un 16,3%. El ingreso por habitante, que era de 7.300 dólares el pasado diciembre, cuando todavía existía la paridad del peso con el dólar, se redujo ahora a 2.167 dólares. Con estas cifras, Argentina que ha sido la primera economía en renta per cápita, ahora es la sexta por la cola ya que sólo supera a Paraguay, El Salvador, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Argentina lleva 14 trimestres consecutivos en recesión.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) midió al fin en porcentajes precisos la extensión del derrumbe de los tres primeros meses del año, del que pueden apreciarse las consecuencias a simple vista en las calles de cualquier ciudad o pueblo de Argentina y, en particular, en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
Por debajo y por detrás de los números se ven los millones de ciudadanos de las clases medias rebajados a la categoría de pobres, y de pobres a indigentes. La hondura de la quiebra es la que se mide ahora en la reducción del PIB a 78.012 millones de dólares, poco más de la mitad de los 140.000 millones de dólares de la deuda pública de Argentina.
Cuando acabe de aplicarse el Plan Bonos ofrecido a los ahorradores (que consiste en un canje de títulos de la deuda por depósitos a plazo), y se compense a los bancos por sus pérdidas con otros 9.500 millones de dólares en bonos, la deuda pública será ya más del doble de su Producto Interior Bruto anual.
Los estallidos sociales que provocaron hacia fines de diciembre la caída del presidente Fernando de la Rúa y de otros cuatro jefes de Estado interinos hasta que el Parlamento designó al senador peronista Eduardo Duhalde para completar el mandato, provocaron un terremoto político que agravó aún más la gravísima crisis económica.
Derrumbe en cadena
La devaluación del peso, la suspensión de los pagos de la deuda pública, la llamada 'pesificación' de los depósitos y las deudas bancarias, obligaron a mantener cerrados los bancos y el mercado cambiario durante semanas enteras. Mientras tanto, el Gobierno decidía qué hacer, con lo que se aceleró la caída de la actividad económica y se cortó la cadena de pagos en los primeros dos meses del trimestre.
No hay antecedentes históricos para comparar los indicadores. El más cercano es del primer trimestre de 1990, cuando el Gobierno del peronista Carlos Menem atravesaba el segundo pico de hiperinflación, tras el que había acabado de forma anticipada en julio de 1989 con el Gobierno del radical Raúl Alfonsín.
En aquellos tres meses, el PIB cayó un 12,5%. La situación es aún más dramática que la de 1930, cuando el país fue sacudido por la réplica del crash de la Bolsa en Wall Street en 1929 y comenzó la que sería recordada como 'la década infame'. Esta denominación se debió a los altísimos niveles de corrupción y desempleo, estimados por encima del 10% de la población de entonces.
Un golpe de Estado inauguró además la serie de dictaduras militares que devastaron el país en el siglo pasado. El porcentaje actual de desempleados, sobre 36 millones de habitantes, es del 25% de la población.
En la Ley de Presupuesto se preveía una caída anual del 5,4% en el PIB para 2002, que ya había caído el 4,4% en 2001, pero los técnicos del Fondo Monetario Internacional calculan que la caída será finalmente superior al 12% este año.
El ministro de Economía, Roberto Lavagna, confirmó ayer que viajará a Washington la semana próxima para discutir con las autoridades del Fondo Monetario los temas 'políticos' del acuerdo que podría concluir en una 'carta de intención', que las partes podrían firmar a mediados del próximo mes.
El ministro admitió además que 'las negociaciones sólo pretenden crear las condiciones para poder cumplir con los compromisos de pago a los organismos multilaterales de crédito hasta fines de 2003 y para que reaparezcan fuentes de financiamiento para las exportaciones'.
Una vez cumplido ese objetivo, el Gobierno anunciará el anticipo a marzo o abril de las elecciones convocadas en principio para septiembre de 2003. El Fondo Monetario discutirá entonces, con el Gobierno que resulte electo, un acuerdo de alcances más amplios basado en un 'plan sustentable'.
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