La Cumbre de la Alimentación denuncia las subvenciones agrarias
EE UU logra citar a la biotecnología como arma contra el hambre
La Cumbre Mundial de la Alimentación tomó ayer en Roma un nuevo sesgo crítico no sólo contra la UE y su política de subsidios agrarios, sino contra EE UU y sus nuevas leyes agrarias, que implican ayudas a su producción por valor de 1.072,96 millones de euros diarios. Los grandes países de América Latina y Canadá se unieron a los países más pobres, que califican estas políticas de 'inmorales'.
Las críticas a la única superpotencia, planteadas el lunes por el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, volvieron a oírse en la sede romana de la FAO, esta vez por boca de los representantes del grupo Cairns que agrupa a 18 países partidarios de la liberalización del comercio, entre los que se cuentan Brasil, México, Argentina, Chile, Canadá, Sudáfrica y Australia.
El ministro australiano de Agricultura, Warren Truss, arremetió en su discurso contra las políticas proteccionistas, sin citar a ningún país, pero una vez abandonado el podio no tuvo inconveniente en acusar a la Administración Bush de forma clara. 'La posición de EE UU es incoherente con el objetivo primordial de esta cumbre FAO', dijo Truss. Objetivo que se centra en conseguir nuevos fondos para reducir a la mitad en 2015 la cifra de personas que padecen hambre en el mundo, que supera hoy los 800 millones.
Lyle Vanclief, ministro canadiense se lamentó también del Bill Farm, la nueva ley agrícola aprobada por el presidente George Bush el mes pasado. 'Tantas subvenciones reducen los precios y perjudican enormemente a los productores de los países en desarrollo', dijo Vanclief.
En parecidos términos se pronunciaron los titulares de agricultura de Brasil, Bolivia, Argentina, México y Uruguay, recordando que en la cumbre de Doha (de la Organización Mundial del Comercio) 'se decidió eliminar los subsidios nacionales'.
Las críticas no se limitaron a la política de EE UU. El ex presidente de Colombia, Andrés Pastrana hizo un llamamiento a los países ricos para que abran sus mercados a los productos de los países menos favorecidos. Pastrana recordó que los países pobres no quieren caridad sino una oportunidad para competir.
La representante de Washington, la secretaria de Agricultura Ann Veneman, defendió el Farm Bill precisando que se atiene por completo a los acuerdos de la OMC y que los subsidios irán disminuyendo en el futuro. Veneman subrayó la importancia que puede representar el uso de la biotecnología en la batalla contra el hambre en el mundo, al aumentar la capacidad productiva de las plantas y la calidad de las mismas. Las presiones de EE UU a favor de los alimentos trangénicos se han dejado sentir en la cumbre, cuyos delegados ratificaron ayer la declaración final, en la que, además de recoger los puntos ya presentes en la Declaración de Roma de 1996, se menciona el compromiso de poner mayor empeño en la búsqueda y utilización de nuevas tecnologías, 'de forma segura y adaptada a las condiciones' específicas de las distintas regiones.
Esta mención disgustó enormemente a la organización ecologista Greenpeace, por considerar que representa una concesión a los EE UU.
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