La II Cumbre sobre el Hambre concluye con las mismas promesas y sin soluciones

La II Cumbre Mundial de la Alimentación ha concluido esta mañana en Roma reiterando el compromiso de reducir a la mitad el número de personas que padecen hambre para el año 2015, pero sin aportar soluciones concretas para el cumplimiento de este objetivo a pesar de que en los últimos cinco años los progresos han sido escasos.

En su discurso de clausura, el anfitrión de la cumbre, Silvio Berlusconi, ha señalado que la conferencia celebrada esta semana en Roma era "necesaria" y que, en su opinión, ha sido "útil" para conseguir "un nuevo compromiso político de los países" en favor de la lucha contra el hambre, que padecen 815 millones de personas en todo el mundo.

En este sentido, Berlusconi ha recordado que actualmente el hambre es el problema más grave que sufre el planeta, junto con el terrorismo. "Ningún país debe quedar excluido de la economía global, el derecho a la alimentación es el primero de todos", ha subrayado.

Una "carrera contrarreloj"

Por su parte, el director general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Jacques Diouf, ha advertido de que el establecimiento de un mundo equitativo "interesa a todos, ricos y pobres" y que debe comenzar de inmediato "la carrera contrarreloj" para cumplir los compromisos.

Pero, en el fondo, no parecen ser más que palabras. El acto de clausura se ha adelantado dos horas para que Berlusconi, que posee la mayor fortuna de Italia, pudiera ver el partido que enfrenta a Italia con México. No obstante, aún ha tenido tiempo de celebrar una rueda de prensa conjunta con Diouf, en la que el primer ministro ha apuntado que las ayudas de los países industrializados son insuficientes y que deberían elevarse hasta el 0,7% del PIB.

Por su parte, los países en vías de desarrollo, que han expresado su malestar por la falta de resultados, subrayan que el problema está en las barreras comerciales del Norte, un asunto al que no se ha aportado solución alguna, en gran parte por la ausencia de los líderes de los países donantes. De los 181 participantes, sólo 74 eran jefes de Estado o de Gobierno y, de los países desarrollados, sólo han estado Aznar y Berlusconi.