La OTAN intenta superar con Rusia su crisis de identidad
Los 19 aliados sellarán hoy con Putin un foro en el que Moscú tendrá derecho a voto
La OTAN dará hoy en la base militar de Pratica di Mare, a 30 kilómetros de Roma, el primer paso para superar la crisis en que cayó tras el 11-S. Los 19 líderes aliados firmarán con el presidente ruso, Vladímir Putin, la creación del Consejo OTAN-Rusia, un foro a 20 por el que Moscú se incorpora al más alto nivel en la lucha contra el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva a cambio de ser reconocida, aún, como potencia mundial.
En medio de grandes medidas de seguridad y con la vista puesta en la frontera entre India y Pakistán, la cumbre OTAN-Rusia de Roma y el nacimiento de ese Consejo reflejan el nuevo orden internacional. En la agenda de sus reuniones mensuales figurarán, además de los dos asuntos citados, la defensa contra misiles de corto alcance, gestiones de crisis o planes civiles de emergencia. Desde que en 1997 se creó el Comité Permanente OTAN-Rusia -meramente consultivo-, este órgano ha sido una mesa de '19 contra 1'. Ahora, los veinte tomarán decisiones y Rusia será uno más con voz y voto, aunque, eso sí, sin derecho a veto.
Hace poco más de un año, los planes armamentísticos de Bush, incluido su escudo antimisiles y el entierro del acuerdo ABM antimisiles, auguraron una segunda edición de la guerra fría. El 11-S obligó a todos a recolocarse. A Bush, a forjar una nueva y más amplia coalición internacional; a la OTAN, a prepararse para las nuevas amenazas, y a Putin, a aprovechar la ocasión para acercarse a Occidente, modernizar su economía y su Ejército y recibir carta blanca para actuar en Chechenia 'frente al terrorismo y el separatismo', como ayer comentó el secretario general de la OTAN, George Robertson. Con este esquema en marcha, será hoy cuando se entierre definitivamente la guerra fría, como seguramente incluirá la declaración de Roma.
El pacto con Rusia abre a la OTAN vías de colaboración frente a nuevas amenazas para las que no está preparada. Ambas partes intercambiarán datos sobre redes terroristas y formación de unidades de élite, así como sobre sistemas para defenderse de ataques incontrolados con misiles de corto alcance o armas químicas. Bush ha advertido a los aliados que tienen mucho que hacer: 'La OTAN es más necesaria que nunca. Tenemos que compartir las informaciones, seguir pistas, evitar que los asesinos actúen y arrestarlos. La OTAN permite eso'.
A Rusia, el Consejo con la OTAN 'le confiere un nuevo estatus global', o sea, un reconocimiento todavía de potencia, como señaló anteayer el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Las ventajas serán más profundas. Putin ha comunicado a la OTAN que aprovechará el acuerdo para reformar y modernizar el Ejército y sus mandos.
Ayer se abrió la primera oficina militar aliada de enlace en Moscú. El Consejo OTAN-Rusia nace sólo tres días después de que George Bush y su 'amigo', como le llamó varias veces, pactaran la reducción drástica de cabezas nucleares dentro de esa nueva 'asociación estratégica', que incluye un 'diálogo energético', un imán para las inversiones estadounidenses en Rusia. Lo ocurrido en la OTAN contribuirá a mejorar la relación Rusia-UE (el 60% del comercio ruso es con la Unión Europea). Pero el nuevo clima no ha hecho desaparecer otras divergencias. El segundo paso de la OTAN frente a su crisis se registrará en Praga, en noviembre próximo, cuando acuerde la nueva ampliación al Este. A las nueve candidaturas actuales (Lituania, Letonia, Estonia, Eslovaquia, Eslovenia, Rumania, Bulgaria, Macedonia y Albania), Moscú vio con disgusto el viernes pasado que en el futuro se sumará Ucrania, su vecino más potente.
Cumbre en la fortaleza
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, tiene tan presentes los graves disturbios del año pasado en Génova durante la reunión del G-8 que para esta cumbre OTAN-Rusia no ha dejado al azar ni un solo detalle. Y espera tal éxito que incluso ha anunciado la emisión de un sello conmemorativo. Para evitar el mínimo disgusto, ha convertido la base de Pratica di Mare, donde se reunirán los líderes, en una 'fortaleza inexpugnable', en palabras de su ministro de Defensa, Antonio Martino. El aeropuerto romano de Fiumicino estará hoy cerrado de diez de la mañana a tres de la tarde; serán suspendidos 200 vuelos; 15 compañías, incluida Iberia, se han comprometido a llevar guardias armados en sus vuelos antes y después de esas horas, y 84 cazas estarán en alerta ante cualquier emergencia que les transmitan los aviones que controlarán el espacio aéreo. En caso de que algún avión o avioneta se desvíe y desoiga las órdenes, el jefe del Estado Mayor del Aire, Sandro Ferracuti, está autorizado para ordenar su derribo. Las carreteras de Roma hacia la base, situada a 30 kilómetros, estarán cerradas, pero incluso hay previsto un plan de emergencia para desalojarla. Unos 15.000 hombres, entre policías y militares, cuidarán de la seguridad. Bush, que ha preferido el coche para ir desde la residencia del embajador estadounidense hasta la base, irá acompañado por medio centenar de vehículos blindados.
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