Gasto desbocado
En el mes de abril el gasto farmacéutico público ha aumentado, respecto al mismo mes del año anterior, en un 20,3%. El gasto anual supone ya unos 9.000 millones de euros, tras varios ejercicios con un crecimiento medio del 10%. Son cifras difícilmentre soportables por las cuentas públicas.
Es posible que este espectacular aumento se deba, en alguna medida, a causas coyunturales. Las autoridades sanitarias lo atribuyen al interés de los farmacéuticos en no dejar nada por facturar antes del 1 de mayo, fecha de actualización del decreto de precios de referencia de los medicamentos del 1 de diciembre de 2000. Y recuerdan que el mismo fenómeno se produjo en noviembre de 2000, el mes anterior al de la entrada en vigor del citado decreto. Pero, a pesar de esa lectura coyuntural del incremento de abril, no dejan de mostrar su preocupación por el problema de fondo: la desmostrada resistencia de la factura farmacéutica a los tratamientos de choque concebidos para controlarla, desde los famosos medicamentazos a la implantación de precios máximos subvencionados en los productos farmacéuticos.
La denominada 'política del uso racional del medicamento' se enfrenta en España a prácticas sociales y comerciales nada favorables. Se sigue abusando del recetario público, los envases de medicamentos contienen más dosis de las que se necesitan y existe una clara tendencia al excesivo consumo de fármacos. La apuesta por los medicamentos genéricos no acaba de consolidarse. El consumo de estos fármacos se encuentra estancado alrededor del 3,5% del total de recetas desde diciembre de 2000, entre otras razones porque la mayoría de los médicos prescriben las medicinas que les parecen mejores, sin fijarse en si su importe está por encima del precio de referencia ni en si son genéricos.
La mayoría de los farmacéuticos tampoco se muestra favorable a estos productos y piensa que su bajo precio les perjudica, aunque su margen comercial sea mayor. Si a ello se une el aumento de prescripciones (un 15,96% más en abril respecto al mismo mes de 2001) se comprenden las dificultades de reducir la factura farmacéutica española por debajo del 25% del total del gasto sanitario, una de las más abultadas de los países de la OCDE en términos proporcionales.
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