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Marina y Cebrián debaten sobre las paradojas de la sociedad del conocimiento

El filósofo y el periodista plantean los avances y los peligros de la globalización

Elsa Fernández-Santos

José Antonio Marina habló de 'los dramas' de la sociedad de la información y Juan Luis Cebrián de las paradojas. El filósofo y el académico debatieron ayer sobre Cultura, poder y política en la sociedad del conocimiento en una mesa redonda celebrada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y organizada por la Fundación de Investigaciones Educativas y Sindicales. El tercer ponente previsto, el escritor y político Jorge Semprún canceló a última hora su intervención. Los problemas y ventajas, los avances y peligros, que supone la era de la globalización centraron la discusión.

Cultura, poder e información. Para José Antonio Marina el 'protagonismo de la información conduce a la sociedad de la información' a un peligroso callejón que puede no tener salida. 'Un burro conectado a Internet sigue siendo un burro', afirmó el autor de Los sentimientos de las palabras. 'Es un peligro pensar que el sistema prima frente a la persona y una mentira pensar que un sistema informático vale lo que vale el que está frente a él'. Parafraseando a Manuel Castells, Marina añadió: 'En una sociedad de la información cada vez es más difícil enterarse de lo que pasa'. Así, la sociedad de la información está dando paso a la sociedad de la desconfianza.Para Marina los mecanismos del poder son 'sencillos': 'Tiene poder aquel que quiere y puede premiar, que quiere y puede castigar y que quiere y puede cambiar las opiniones de los que le rodean'. Información y cultura son hoy en día una industria sometida a una lógica empresarial, aseguró. 'Y toda empresa merece nuestro respeto y nuestra descofianza'. 'Informarse hoy', añadió, 'es una cuestión muy difícil'. Y luchar contra la desinformación en la era de la información, -'contra el desamparo del lector'-, sólo se logra desde 'la crítica y la exigencia, algo que hoy por hoy no se ha logrado'.

Cebrián -que definió la Cultura como todo lo que nos queda cuando hemos olvidado todo lo que sabemos- llevó su visión de la sociedad del conocimiento a terrenos menos 'escépticos' que Marina. 'Tan injusto es el escepticismo que ahora genera Internet como la expectativa que creó que en su día', afirmó. 'La sociedad del conocimiento es aquella que logra que todo el conocimiento esté al alcance de la inteligencia humana, otra cosa es entrar en quien tiene o no acceso a ese conocimiento'. Cebrián dibujó el mapa de una cultura global sujeto a una conciencia 'universal' en la que la velocidad en la transmisión de ideas e información ha cambiado la manera de estar en el mundo. 'La globalización no es una alternativa, está ahí, tiene cosas buenas y malas pero no se puede negar su existencia, debemos aprovechar sus cosas buenas y resistirnos a las malas'. La globalización implica un cambio en la forma tradicional de entender el poder, las fronteras, 'no es que la sociedad del conocimiento no reconozca fronteras, es que las fronteras ya no son lo que eran'.

'Globalización y convergencia', continuó, 'son fundamentales para entender el nuevo lugar del poder'. 'No es casualidad que los medios de comunicación reduzcan a bits realidades muy distintas. Hoy, una cuenta bancaria, una carta amor, un editorial o un tratado filosófico se reducen a los mismo y eso plantea muchas cuestiones'.

Cebrián y Marina, en una mesa que moderó Adolfo de Luxán y ante un público que superó el aforo, coincidieron en los peligros de que cada uno diseñe su modelo de información ('de periódico') en las páginas virtuales. Pero mientras Cebrián subrayó que la lucha para evitar que las diferencias sociales y culturales se vuelvan abismales está en ampliar las infraestructuras y accesos ('en la red reside algo tan importante como el principio de interactividad, el principio de participación, que tiene mucho que ver con el principio de democracia; la red no es ni la libertad total ni el Gran Hermano, de Orwell sino la posibilidad de la conexión, del diálogo'), Marina insistió en que la clave está en aprender a reconocer que es y que no es información. 'No se pueden eludir los efectos dramáticos, las grande fracturas sociales, cada vez más violentas', dijo Marina. 'No es verdad', concluyó Cebrián, 'que quien tiene la información tiene el poder, la información es un bien de todos y tendrá poder quien sepa usar esa información'.

De izquierda a derecha, José Antonio Marina, Adolfo de Luxán y Juan Luis Cebrián durante el debate.
De izquierda a derecha, José Antonio Marina, Adolfo de Luxán y Juan Luis Cebrián durante el debate.LUIS MAGÁN
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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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