Chirac nombra al centrista Raffarin primer ministro para combatir la delincuencia
El nuevo primer ministro nombra al director de la Gendarmería al frente de su Gabinete
¿Por qué Jean-Pierre Raffarin? 'Porque es un hombre limpio, sin rastro de pasado escandaloso', explica una persona bien situada en el entorno de Jacques Chirac. Ajado por 40 años de avatares políticos, el presidente electo escogió ayer como primer ministro a un político casi desconocido, de 53 años, encargado de conducir el estado mayor con el que Chirac intentará ganar las legislativas en junio. Raffarin procede del pequeño partido Democracia Liberal, lo cual envía a los dirigentes centristas y liberales el mensaje de que les conviene integrarse en una gran 'mayoría presidencial' y acudir juntos a los comicios.
Sostenido por 25 millones de votos, gran parte de ellos prestados por una izquierda ansiosa de reparar el desgarrón del 21 de abril, Chirac se ha decidido a organizar un Gobierno de combate. Los sondeos reaparecen en escena para decir que izquierda y derecha tienen aún oportunidades: el 48% de los franceses inscritos en las listas electorales desean votar por un candidato que no pertenezca al campo del presidente, 'para equilibrar el poder político', según una encuesta de Louis Harris que publicará hoy el diario Libération. El porcentaje de los que piensan votar a candidatos próximos a Chirac es menor: 41%.
Estaba escrito: si el voto a la ultraderecha hubiera sido más alto, el primer ministro habría sido el neogaullista Nicolas Sarkozy, un duro en las filas de la derecha. Pero como el avance de Le Pen no ha sido para tanto y la izquierda ha demostrado su capacidad de movilización, Chirac juega la carta de Raffarin como una opción de aspecto más conciliador y un hombre al que resultará difícil sacarle dossieres comprometedores.
El nuevo jefe del Gobierno ha sido apoyado por el ex primer ministro Alain Juppé, el hombre que maneja los hilos de la operación para unir al centro-derecha. Raffarin es el defensor de una 'nueva gobernanza' más próxima a los ciudadanos y llega al cargo para servir al jefe del Estado: tiene escrito un libro de propuestas políticas en el que apuesta por el presidencialismo, además de la supresión progresiva de ministerios que no sobrepasen el umbral de los 150 millones de euros de presupuesto. En coherencia con tales ideas, el Gabinete en preparación, que se anunciará hoy, contendrá menos carteras de las actuales.
Tolerancia cero
Lo que si se anunció es que el nuevo jefe del Gabinete del recien nombrado primer ministro será Pierre Steinmetz, hasta ahora director de la Gendarmería, cuerpo que protagonizó grandes manifestaciones contra el Gobierno de Jospin. Asimismo, el neogaullista Sarzoky, firme partidario de la 'tolerancia cero' con la delincuencia, obtendrá probablemente el nuevo Ministerio de la Seguridad o la cartera de Interior, y se convertirá de hecho en el número dos del Gabinete. En su contra juegan el deseo de no derechizar demasiado al Gobierno; incluso se argumenta con el disgusto que habría causado a Bernadette Chirac, la esposa del presidente, el que se le hubiera nombrado primer ministro, como se especuló.
Otras personas clave serán el fogoso secretario general del Elíseo, Dominique de Villepin, a quien se atribuye la cartera de Exteriores, y el nombramiento de una mujer, Michèle Alliot-Marie, como posible ministra de Defensa. Ésta última ha encabezado el partido Unión por la República (RPR), pero las grandes maniobras en marcha para construir un nuevo partido presidencial reducen su espacio como jefa del aparato chiraquista.
La preparación de las legislativas es el mayor rompecabezas de Chirac. La victoria de su nueva 'mayoría presidencial' le es indispensable si no quiere enfrentarse de nuevo a una cohabitación. Desde la izquierda surgen voces que proponen el camino contrario al sugerido por el primer ministro recién estrenado; es decir, reducir el presidencialismo y transformar el sistema político francés en un régimen en que el Gobierno dependa enteramente del Parlamento.
Tras la designación del nuevo Gabinete, que se producirá hoy, la operación inmediata es la de reunir a todos los candidatos de derecha y centro a las legislativas bajo una misma etiqueta, la Unión por la Mayoría Presidencial. El nombre del centrista Philippe Douste-Blazy, rebelde dentro de su propio partido frente al jefe de filas del centrismo, François Bayrou, constituye uno de los últimos escollos para la formación del Gobierno: se cita su nombre como candidato a la cartera de Educación, junto con el de otras personas del entorno de François Bayrou, en una severa pinza para desarbolar a este último en sus perspectivas de seguir siendo un político autónomo dentro del centro-derecha.
Las prioridades del nuevo Gabinete descansan sobre retóricas tan sonoras como el 'restablecimiento de la tranquilidad pública' y en medidas mucho más concretas como la instalación de un Consejo Nacional de Seguridad Interior, encargado de pilotar la concentración de policías, gendarmes, aduaneros y fiscales en una misma estructura que ataque todo ese tremendo miedo que parece haberle entrado a una parte de la población francesa respecto a la inseguridad ciudadana. Muchos agradecerán un cumplimiento inmediato de la promesa presidencial de rebajar en un 5% la tarifa del impuesto sobre la renta.
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