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Estrasburgo rechaza la petición de Diane Pretty de que su marido la ayude a morir

El Tribunal de Derechos Humanos teme que un fallo en favor de la eutanasia genere 'abusos'

La ciudadana británica Diane Pretty tendrá que esperar a morir asfixiada por la esclerosis lateral amiotrófica. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo desestimó ayer la demanda de Pretty, que pedía que su marido Brian pudiera ayudarla a morir sin ser acusado de un crimen que podría acarrearle 14 años de cárcel. La sentencia declara su 'simpatía' por ella, pero aduce el 'riesgo de abuso' que podría generar establecer una sentencia favorable, y niega que el rechazo de los tribunales británicos a apoyar a Pretty implique discriminación.

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'La ley me ha arrebatado todos mis derechos', dijo ayer Diane Pretty, tras conocer la decisión de Estrasburgo, en conferencia de prensa en Londres, hablando a través del sintetizador de voz instalado en su silla de ruedas, informa Lourdes Gómez. Su marido, que le enjugaba tiernamente la boca con un pañuelo, añadió: 'Estoy contento en un sentido: esto significa que mi mujer estará a mi lado un poco más; pero me siento muy triste porque se le ha despojado de poder elegir cuándo morir'. Brian instó a los ciudadanos a firmar una petición, disponible en la página web de Diane, para cambiar la ley británica.

Pretty, de 43 años y madre dos hijos, padece una forma de esclerosis degenerativa que la ha paralizado del cuello a los pies y que la obliga a alimentarse a través de una sonda. El horizonte de una parálisis muscular en el plazo de pocas semanas supondría un proceso de asfixia pulmonar muy penoso.

Los jueces europeos, cuyo fallo fue unánime, expresan su 'simpatía' hacia Pretty y dicen que la enferma está 'condenada a afrontar una muerte difícil, si no se le proporciona la manera de poner fin a sus días'. Pero consideran que 'incluir en una ley una excepción para personas consideradas incapaces de suicidarse resquebrajaría seriamente la protección de la vida, consagrada por la ley, y aumentaría de manera significativa el riesgo de abuso'. La sentencia puede ser recurrida ante el plenario del mismo tribunal -17 magistrados- en el plazo de tres meses, un tiempo que casi todos los médicos consideran innecesariamente largo para el estado de salud de Pretty. Ya antes de conocer la sentencia, Brian había sugerido que no la recurrirían: 'Creo que Diane ha decidido que ya vale. Se sentiría decepcionada si el fallo fuese similar a los anteriores'

Diane agotó todas las instancias en el Reino Unido para que Brian pudiese ayudarla a morir. En noviembre pasado la demanda de Diane fue desestimada definitivamente en Londres, lo que les llevó hasta Estrasburgo el 19 de marzo. Diane, desde su silla de ruedas y utilizando la voz sintética de un ordenador, hizo saber que deseaba 'servirse de su derecho a morir dignamente'.

Pretty acusaba al Reino Unido de violar cinco artículos de la Convención Europea de Derechos Humanos: el segundo, sobre el derecho a la vida; el tercero, sobre la prohibición de tratos inhumanos o degradantes; el octavo, sobre el respeto a la vida privada y familiar; el noveno, sobre la libertad de conciencia; y el decimocuarto, sobre la prohibición de discriminación, y sacaba la conclusión de que, si la Convención garantiza el derecho a la vida, también debe garantizar el de poder morir en el momento deseado.

Distorsión o derecho

Para el Tribunal Europeo, esa argumentación comporta 'una distorsión del lenguaje' y equivale a que 'se interprete que el artículo segundo confiere un derecho diametralmente opuesto'. El dictamen es tajante: 'No existe un derecho fundamental a la muerte'.

Los jueces europeos no han tenido en cuenta tampoco la idea de que se haya violado el artículo que prohíbe 'los tratamientos inhumanos o degradantes'. Argumentan que, incluso considerando la situación concreta de la señora Pretty, no pueden 'obligar a un Estado a aportar su caución a actos destinados a interrumpir la vida'.

El artículo referido al respeto a la vida privada tampoco es aceptado por el Tribunal, que indica que es lógico que la justicia británica no quiera que una categoría de ciudadanos quede, de entrada, al margen del cumplimiento de la ley. Estrasburgo cree que 'una cierta flexibilidad existe y es posible para los casos particulares' de eutanasia y que es mejor no intentar legislar sobre las excepciones. Los jueces no descartan que la muerte que amenaza a Diane 'represente un daño' al respeto a su vida privada, pero no ven desproporcionado que el sistema legal británico se niegue a comprometerse a no perseguir a Bryan en caso de ayudar a morir a su mujer. También rechazan los magistrados que se viole el derecho a la libertad de conciencia, puesto que el 'principio de autonomía' esgrimido por la demandante no tiene 'nada que ver con la manifestación de una religión o una convicción de culto'.

'La lucha de Diane no debe resultar en vano ni olvidarse', señaló su abogada Mona Arshi, del grupo de derechos civiles Liberty, que con la Sociedad para la Eutanasia Voluntaria pidió al Gobierno británico la reforma de las leyes.

En Europa, sólo Holanda acepta la eutanasia, la ayuda al suicidio y el llamado testamento vital (una persona deja, por escrito, cómo quiere que transcurran sus últimos momentos). Bélgica tiene una ley de eutanasia en trámite parlamentario.

Diane Pretty y su marido Brian se besan en la rueda de prensa tras conocer la sentencia de Estrasburgo.
Diane Pretty y su marido Brian se besan en la rueda de prensa tras conocer la sentencia de Estrasburgo.REUTERS

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