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El espacio universitario europeo se basará en la credibilidad recíproca

La comisaria de Educación propone la lengua materna más otras dos

La comisaria europea de Educación y Cultura, Viviane Reding, cree que la homologación de las titulaciones universitarias en Europa debe surgir de un proceso de confianza entre las instituciones derivado de la calidad de la enseñanza que imparten.

La comisaria europea de Educación y Cultura, Viviane Reding, cree que la homologación de las titulaciones universitarias en Europa debe surgir de un proceso de confianza entre las instituciones derivado de la calidad de la enseñanza que imparten, y espera que la reunión de los rectores de las universidades europeas en Berlín, el año que viene, sirva para abrir definitivamente el camino hacia el objetivo de la declaración de Bolonia de crear un espacio universitario europeo en 2010.

Reding, de 51 años y luxemburguesa, estuvo en Madrid la semana pasada y se reunió con la ministra de Educación, Pilar del Castillo, pero no quiso manifestarse sobre la reforma del sistema educativo emprendida por el Gobierno del PP, aunque alabó el 'coraje' de la ministra. 'Pretender reformar la educación de un país es una bomba, y siempre acarrea graves problemas', dijo. Según Reding, existen déficit en materia de educación en todos los Estados miembros. 'El 18% de los jóvenes de la Unión Europea abandona los estudios antes de tiempo', aseguró.

La comisaria considera que el problema de la homologación de las titulaciones universitarias, más allá de la necesaria implantación generalizada del sistema de créditos, 'es una cuestión de credibilidad y de calidad', razón por la que espera que las propuestas de títulos conjuntos entre universidades europeas sirvan para romper el actual modelo y permitan que en el futuro se pueda empezar una carrera en una universidad y acabarla en otra de otro país europeo.

'Son las universidades las que deben decidir quiénes son sus socios. Cuanto más se reconozca la calidad del conocimiento que se imparte, más nos acercaremos a un sistema europeo de enseñanza superior, porque una universidad, para aceptar los créditos de otra universidad, debe estar convencida de que al menos son de igual calidad. Por eso el análisis de la calidad de las universidades es el elementio clave. La calidad es la que crea la confianza'.

Cumbre en Berlín

Reding está convencida de que la gran cumbre europea sobre educación superior convocada en Berlín para 2003, a la que asistirán, además de los ministros, los rectores de las universidades europeas, será determinante para que en la fecha prevista de 2010 se alcancen los objetivos de la declaración de Bolonia de dar a luz un espacio universitario europeo. 'Pedimos a las universidades que se alíen para crear diplomas europeos', dijo Reding, 'de modo que los estudiantes puedan ir de uno a otro como sucedía en la Edad Media'. Según la comisaria, actualmente ya se ha empezado a establecer acuerdos bilaterales entre universidades, y los primeros resultados se conocerán en Berlín el año próximo. 'La publicación de resultados y la comparación entre Estados miembros es lo que hará que se desarrolle una política educativa europea; por eso creo que Berlín provocará un gran impulso del proceso de Bolonia, porque allí se conocerán los datos de las universidades que tienen acuerdos con otras y se verán los resultados positivos'.

La comisaria espera que este modelo no sólo sirva a los alumnos europeos, sino también a los de fuera. 'Los estudiantes asiáticos, por ejemplo, tienen tendencia a ir a estudiar a Estados Unidos'. Sin embargo, 'queremos que vengan a Europa; no para conseguir permisos de inmigración, sino para que cuando vuelvan a sus países y ejerzan profesionalmente se acuerden de Europa'.

El otro gran tema que preocupa a Reading es el del aprendizaje de las lenguas. 'La lengua materna y dos más' es su lema. Como luxemburguesa, cuya lengua materna es minoritaria, conoce bien el tema. Pero Reding se niega a aceptar que el inglés se convierta en la lingua franca de Europa. 'No debe existir una jerarquía de lenguas, porque los idiomas no deben utilizarse para excluir, sino para comunicar', piensa. 'Si primamos uno, reduciremos la diversidad y riqueza cultural de los europeos'. Las lenguas, además, son necesarias para la movilidad, que, en su opinión, es la respuesta a los retos que plantea la globalización y también 'la mejor terapia contra el racismo y la xenofobia, porque enseña a ir hacia el otro y a escuchar'.

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