El genoma del arroz

El arroz es la segunda planta cuyo genoma se descifra, pero es la primera en importancia para la alimentación humana. Más de un tercio de la población del planeta la tiene como base de su alimentación, mientras que la del resto se apoya en otros cereales. Este hecho concede aún más importancia al caso del arroz, ya que facilitará la comprensión del genoma de otros cereales, como demuestra el hecho de que se han encontrado abundantes coincidencias entre la secuencia descubierta y fragmentos del genoma del maíz, del trigo o de la cebada.

En todo caso, el conocimiento detallado de la dotación genética del arroz, y del resto de las plantas que proporcionan la mayor parte de la energía y las proteínas a los humanos, junto con el de los mecanismos que traducen la información que contiene en enzimas y procesos bioquímicos, y las técnicas de modificación genética, son una fuente potencial para cultivar variedades más resistentes a las plagas o a la sequía, que necesiten menos agua y nutrientes o que posean mayor poder alimenticio. Queda todavía mucho por hacer y es preciso controlar con un cuidado exquisito que las aplicaciones que se diseñen no sean nocivas para el medio ambiente, pero también es preciso combatir la creencia de que toda intervención humana en los productos o especies naturales es necesariamente dañina.

Es inevitable la reflexión de que España no ha participado en éste ni en otros proyectos similares. No ha habido nunca en nuestro país una generación de científicos tan preparados en muchos campos, en particular el de la biotecnología y la biología molecular, ni ha estado nunca tan claro que el conocimiento, la ciencia y la investigación son parámetros básicos para nuestro futuro. Sin embargo, los poderes públicos, aun compartiendo estas premisas, no acaban de dar el impulso necesario a la ciencia. Nuestra cuota de gasto de I+D en comparación con el PIB lleva estancada casi una década y está a la mitad de la media europea. Tenemos, por primera vez en nuestra historia, las condiciones de partida, pero no es imposible que de seguir así acaben por frustrarse muchas de las expectativas existentes.